El país donde los hospitales son una sentencia de muerte inmediata, por Beltrán Vallejo
Los hospitales de Venezuela son un fiel reflejo de la descomposición nacional; y en estas líneas, quiero ser portavoz de un tema terrible, agudizado en los últimos años, referido a la muerte todos los días de venezolanos debido a la contaminación intrahospitalaria, al punto de que ya lo que da es miedo de ingresar a un centro de salud pública, donde lo más probable es que el pobre diablo que llega allí se convierta en presa de las bacterias y termine en el cementerio, pero no por la lesión o por la dolencia que motivó su ingreso.
La infección nosocomial generalizada está dejando una terrible estadística que no se publica, que está oculta. Ese listado de fallecidos es el país todo como descomposición, como desidia, como corrupción, como incapacidad, como mala gestión. Esos muertos son de Nicolás Maduro y todo su desmadre en el manejo de la salud.
La tragedia de la salud en Venezuela ha generado que el paciente en esos hospitales sea el ser más desprotegido de esta tierra. Sobre nuestros enfermos y heridos, sobre nuestros hospitalizados, durante su estadía en dichas cochinadas les cae toda la calamidad que significa el sistema público de salud. Da pena los recién nacidos muertos, las parturientas que dan una vida a costa de la suya; vergüenza nacional son los enfermos de diálisis que caen en manos de las bacterias.
Hasta para esos muertos, Maduro y su pandilla tienen una narrativa: “eso es Trump; eso es el bloqueo; eso son las sanciones; ese es el capitalismo; esa es la Cuarta República”. ¿Qué tiene que ver el imperialismo con la falta de antisepsia y con la insuficiente esterilización de los hospitales? La gente se muere por contaminación hospitalaria debido a la negligencia de un régimen que ha administrado la salud pública por dos décadas.
¿Quién responde por las víctimas de la infección hospitalaria? ¿Quién responde por la protección de los pacientes en los hospitales? Ya di una respuesta: Nicolás Maduro y su incapacidad y corrupción, que vienen desde Chávez. Y digo Nicolás Maduro, porque el subsistema de Salud Público más importante es el que le corresponde al Ministerio del Poder Popular para la Salud, y con eso no estoy dejando a un lado lo correspondiente a gobernaciones y alcaldías; incluso, también mi preocupación se extiende a las clínicas privadas. Pero se trata de que aquí impera un centralismo en todo, porque esa fue la aspiración de las mentes calenturientas que concibieron un estatismo abarcador, burocrático, ineficiente y corrupto; ¿y para qué? La respuesta son esos hospitales convertidos en vertederos de basura; la respuesta son los pacientes que no reciben las medidas necesarias para ser protegidos de cualquier riesgo de contaminación.
Entre otras cosas, la principal calamidad hospitalaria es la desprofesionalización, tanto en lo concerniente a su gerencia, como en lo correspondiente al personal médico que en un gran número ha pegado una carrera fuera del país, huyendo de los malos salarios, de la inseguridad en los lugares de trabajo, de la pauperización de su vida; y en esa carrera hacia el exterior, los acompañan enfermeras, bioanalistas, radiólogos, técnicos y un largo etcétera; y lamentablemente ese recurso humano ha sido sustituido por la falta de estudio, por el “tapa amarillismo” de los denominados médicos “Mic”, una cuerda de irresponsables con bata blanca que ahora son los que reciben con su soberbia ignorancia a pacientes que lo que buscan es experticia, experiencia, conocimiento, ciencia, sensibilidad social, trabajo, prudencia, respeto, y eso no lo están encontrando en hospitales y ambulatorios.
Exijo respeto por los pacientes de Venezuela.