El Partido Canario, 1812, por A. R. Lombardi Boscán
Es más conveniente y exacto hablar de una Primera República Mantuana que una República a secas. Son los blancos criollos los que descabezan a la Monarquía, aunque sin plantear una relación horizontal con los canarios, pardos, indios y negros.
En 1812 irrumpe el Partido Canario en la Historia de Venezuela. Monteverde es su macho alfa. Estamos hablando de 200.000 canarios en su mayoría pobres y resentidos contra los patricios criollos y su aspiración de señorío sin España. Un salto al vacío bien calculado, aunque sin medir sus consecuencias de carácter sociológico.
La Revolución de 1810 y 1811 fue en esencia conservadora. Se abstiene de tomar en cuenta de una forma sincera a los grupos sociales explotados por ellos mismos desde sus haciendas y el control de las leyes y la religión.
La Revolución venezolana fue clasista. El primer objetivo fueron los canarios. Por demografía eran un peligro ya que representaron un 25% del total de la población del momento. También por consideraciones étnicas tenían infundadas razones para sentirse con iguales o mayores derechos que los blancos criollos.
Además, los canarios nunca fueron los recién llegados que la historia escolar y no tan escolar nos han hecho creer. María del Pilar Rodríguez, profesora de la UCV y experta en el tema, ha demostrado cómo las islas canarias desde el mismo momento de los descubrimientos colombinos se incorporaron a la empresa colonizadora.
«Su presencia es una constante, pero a mediados del siglo XVII cuando se impulsa una política fundacional y poblacional, con el respaldo de la acción misionera, su incorporación será más notoria y se producirá lo que llaman la «migración en cadena». El territorio de la América española donde la presencia canaria será más constatable es el venezolano».
Los canarios fueron la «clase media» de una sociedad colonial venezolana incapacitada para la movilización social. Los primeros brotes de resistencia contra el 5 de julio de 1811 provino de los isleños. De inmediato se convirtieron en un objetivo de guerra que había que atajar y reducir.
Además, los canarios, hijos de la «libranza y el sudor» (Manuel Rodríguez Campos), tenían músculo económico. La Guerra de Independencia fue también una guerra contra los canarios que se situaron al cobijo de las banderas del Rey más por costumbre que por convicción.
El Decreto de Guerra a Muerte en 1813 los consideró objetivos de guerra primordiales que tenían que ser aniquilados. Bolívar les odió mucho más que a los propios españoles que eran escasos y bien distantes con el océano de por medio. Los utilizó como «cabeza de turco» ante una guerra civil de banderías discordantes definidas por la ambigüedad político e ideológica.
Además, en una guerra irregular sin intendencia ni ejércitos profesionales, el dinero fue siempre volátil. Bolívar se apercibió que los canarios tenían muchos bienes y propiedades. El Decreto de Guerra a Muerte (1813) puede ser visto también como una brutal medida de secuestro, expropiación y extorsión sobre las familias canarias. Y el erario forzoso para financiar la guerra. (Rector Ángel Lombardi Lombardi)
Que yo sepa no hay un autor venezolano especialista en el tema que haya abierto esta puerta. Y nos plantea toda una hipótesis de trabajo histórico e historiográfico. Visto así, con ello se le quitaría el halo romántico y justificador a una medida brutal que condujo al suicidio histórico de la sociedad venezolana entre 1810 y 1830.
Antes de un Boves en 1814. Hubo un Bolívar en 1813. Y un Monteverde en 1812, les precedió a ambos. El móvil político y militar estuvo condicionado por la realidad socio económica de los distintos contendientes.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia. Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ
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