El peligroso coqueteo chino, por Sebastián Boccanegra
Dentro del gobierno y de las fuerzas políticas que lo apoyan hay algunas individualidades a las que les gusta el modelo chino. Lo han venido asomando sin mucha fuerza, pero lo dejan colar. Incluso algo debió llegar a las altas esferas, pues en alguna oportunidad Nicolás Maduro habló de la creación de zonas especiales de desarrollo, un invento de los asiáticos para permitir prácticas capitalistas dentro de su modelo comunista que le ha facilitado convertirse en un país en el que Mao y sus enseñanzas quedan en la historia y alguna estatua. De resto, manda el dinero.
Dicho modelo prendió las alarmas en otros sectores que apoyan el “proceso”. Están claros que el modelo chino no es más que el capitalismo más salvaje que existe en el planeta. Salvaje no solo porque no tiene mucha consideración con el ambiente, sino porque permite la explotación inmisericorde de la mano de obra, además, abaratándola. Lo más cercano a la esclavitud es la clase obrera china, paradójicamente cuando el gobierno de ese país es liderado por el Partido Comunista, teórica vanguardia de la clase obrera. Claro que el papel aguanta todo.
Uno de quienes ha hablado del modelo chino es Temir Porras. Ahora quien retoma el tema es el alcalde de Guarenas y exministro de Industrias Básicas, Rodolfo Sanz. Claro que no es tan tajante como el primero, pero sí dice que Venezuela debe ensayar un esquema “parecido” al chino.
Tocó el tema mientras aseguraba que la zona industrial de Guarenas era un emporio, donde hay empresas que exportan, pero otras voces dicen que buena parte de las compañías de esa zona, como la mayoría del aparato nacional, están quebradas o van en camino.
En todo caso hay que estar mosca con esta simpatía por el modelo chino. No podemos olvidar que tiene dos aristas. Por un lado, como ya dijimos, una explotación cruel de la mano de obra, sin ningún derecho para los trabajadores. Pero también contempla un férreo control político sobre la población, sin ningún derecho a organizarse y poder optar al poder.
Estamos seguros que a una buena parte del maduro-cabellismo la arista política les gusta. A nosotros no nos agrada ninguna de las dos.
Deja un comentario