El poeta aragüeño Pedro Brea, por Rafael A. Sanabria M.
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El poeta Pedro Brea nació en la población de El Consejo, estado Aragua, el 28 de noviembre de 1887. Aunque se le ha tenido equivocadamente como nativo de la población de San Mateo, municipio Bolívar, el ilustre poeta es consejeño.
Pedro Brea a temprana edad se residenció en la población de San Mateo, valle aragüeño; allí logro sus primeras nupcias con la ciudadana sanmateana Francisca Pérez Castillo, de cuya unión concibieron tres hijos. Asimismo, años después, formalizó su segunda nupcias con la también sanmateana Dolores Gabantes. Este joven de las letras fue calificado por sus colegas de la época como «el más Benjamín de los poetas aragüeños».
Esta breve introducción biográfica viene al caso para colectivizar y valorar, aún más, el legado de nuestro paisano Brea, que perteneció al grupo de poetas soñadores de vida y esperanzas. En este sentido, el recordado y distinguido historiador, profesor universitario, periodista, cuentista y poeta José Antonio de Armas Chitty, ahonda más sobre él. En el suplemneto Papel Literario del Diario El Nacional escribió la siguiente semblanza:
«Pedro Brea es un poeta nativo de los valles de Aragua, de San Mateo, más cerca del valle, del verde, del hondón abierto y estremecido por donde Sergio Medina fue encendiendo en horas postmodernistas las luces de Virgilio y de Horacio. La palabra de este hombre de sabio acento y perfil agudo –la vecindad inmediata del indio le ríe en los ojos– hereda la frescura sentimental de sus maestros, de aquellos poetas fervorosos, apasionados –»¿Quién que no es romántico?»– que llenan la Venezuela de comienzos del siglo…
Pues bien, de Valle de la Pascua nos llegaba igualmente un periódico menudo, ágil. El Anunciador, que dirigía Romero Barroso y en el cual publicaba Pedro Brea sus armoniosos sonetos, sus frescos poemas de amor. De esta hora El Anunciador es el fragmento del siguiente soneto, cuyo título no recordamos:
Yo ahondé en tu corazón, como el minero
en las entrañas de la tierra ahonda,
y suavidades, como de cordero,
tuve en mi pecho tu cabeza blonda.
Y así, ¿qué importa que ante mi esconda
su faz tu nuevo amor? Yo fui el primero,
y la memoria de pasión tan honda,
ardiente será en ti como un lucero.
Ignoramos si este soneto es de «Otoño de Jardín», poemario que Brea editara en 1923.
Ahora encontramos de nuevo versos suyos en la antología patrocinada por el Gobierno del Estado Aragua, Poesía de Aragua, editorial Universitaria de Oriente, Cumaná, 1967, que con toda autoridad seleccionó Miguel Ramón Utrera, la más fina voz lirica de Aragua. El acento de estos versos no viene solamente del amor, como en las estampas de 1924, sino de la vida, cuando duda y duelo sacuden y empenachan el mar interior. Un quieto rumor diazmironiano recorre las estrofas.
Y como tú, también tengo mis olas…
y mis ansias, ¡oh mar!, y mis espumas…
Como tú, mi dolor es infinito
y amargo!…Como tú, yo he contemplado
el naufragio de todo lo que ha amado
mi taciturno corazón proscrito.
“Frente al mar, en la noche”.
Pero no se crea que el invierno ha hecho inclinar los ramajes. Sin duda, el tiempo ha ido labrando rutas de nieve y aguzando el perfil, pero el tono, a veces triste, juega, como en horas radiantes, al amor:
Este amor, como todo lo que es mío,
es triste, dolorosamente triste;
tanto, que ya imagino que no existe
nada más melancólicos y sombrío.
Yo soy como esos pájaros salvajes
que entre la soledad de los follajes
enmudecieron con las alas rotas.
«Este amor».
Pedro Brea es el mismo, más tallado el rostro, más árbol el cuerpo, más finas las voces que piden rumbo. ¡Cuántas de ellas permanecen en los tres poemarios inéditos en los cuales, como en un espejo, suele mirarse a rato! Sentimental y caudaloso- el Valle de Aragua continúa verde-, el poeta iza sus antiguas banderas. Fiel a su música, fiel a las normas de un romanticismo tardío, con giros postmodernistas, a través de sus versos cruzan sombras amables de poetas que llenaron con pasión páginas perdurables. ¡Con qué fruición recuerda a Sergio Medina, a Briceño Ortega, a Villasana, a Acevedo! Y en su tierra aragüeña sigue soñando este poeta, triste a ratos, dando a todos, en función ciudadana, una sobria lección de cómo se puede ser útil, cordial y honestamente».
En: J. A de Armas Chitty, «Pedro Brea, Poeta y un recuerdo de infancia», El Nacional, Papel Literario, Caracas, 10 de marzo de 1968, p 6. Hemeroteca Academia Nacional de la Historia.
A 56 años de esta interesante semblanza sobre nuestro paisano poeta Brea, escrita por un distinguido intelectual venezolano J. A de Armas Chitty, que refleja la calidez y calidad humana del citado poeta homenajeado.
Es oportuno también referirnos a la obra que señala Armas Chitty en su artículo. Antología de la Poesía de Aragua, publicada en 1967, bajo el patrocinio del gobierno regional aragüeño de Ildegar Pérez Sígnini, cuya extraordinaria compilación y el preámbulo fue realizada por el distinguido poeta, periodista y educador, nacido y fallecido en la población de San Sebastián de los Reyes, estado Aragua; Miguel Ramón Utrera, considerado como «la más fina voz lírica de Aragua» y ejemplo de honestidad, gallardía y perseverancia con el decir y hacer. Veamos una muestra de la misma:
«Lástima que Utrera por delicadeza que entendemos, pero no justificamos se haya excluido de esta compilación, a la que tenía perfectísimo derecho por méritos de obra y calidad poética».
En: «Textos & glosas», El Nacional, Papel Literario, Caracas, 24 de marzo de 1968, p 2. Hemeroteca Academia Nacional de la Historia.
Falleció en Maracay el 4 de mayo de 1974 . Sus restos reposan en el cementerio municipal del Sur.
*Lea también: El día que El Consejo desobedeció al sacerdote, por Rafael A. Sanabria M.
En cuanto al poeta Pedro Brea, no me queda más ahondar –por ahora– en esta modesta nota, que valorar y recordar a este paisano aragüeño, con espíritu de creador, su pueblo es testigo de esta loable labor literaria.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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