El pragmatismo de Moscú
¿Vladimir Putin está dispuesto a ir «hasta el final» para defender a todos los aliados de Moscú, como lo es Nicolás Maduro?
Desde la propaganda oficial ambos gobiernos se presentan como muy cercanos, especialmente en Venezuela donde se han escuchado frases como «nuestro hermano mayor», refiriéndose al autócrata de Moscú. Y habitualmente se ubica al país euroasiático como una potencia capaz de sostener -junto a China e Irán, claro- el apoyo geopolítico de Caracas.
Y hasta ahora así ha sido. Pero Rusia tiene su propio juego.
Por una parte, es sabido que desde hace varios años el Kremlin no le manda a Maduro ni un rublo. Es cierto que hay informaciones de cómo las alianzas han servido para evitar efectos de sanciones internacionales (durante varios años Gazprom comercializó crudo de Pdvsa, por ejemplo), pero dinero así en efectivo, en créditos y demás, brilla por su ausencia.
En los últimos tiempos, además, vemos que los abrazos han disminuido. A la investidura del 10 de enero no vino ni el canciller Lavrov, sino el presidente de la cámara de diputados de ese país. Lo demás es principalmente declaraciones y posturas (geo)políticas, que no hay que desestimar.
Sin embargo, llama la atención lo rápidos que pueden ser los rusos para pasar página y adaptarse, cuando el afán por «cuidar» aliados se hace difícil. Ahí vemos el caso de Siria, donde el derrotado (y derrocado) Bashar Al Assad salió volando vía Moscú, donde ahora hace vida.
Apenas semanas después ya los rusos se tomam su fotografía con el nuevo liderazgo de ese país, con la nueva-vieja bandera de ese país, en visita oficial.
El gobierno ruso publicó una nota institucional afirmando que «una delegación oficial interinstitucional rusa, encabezada por el Representante Especial del Presidente de la Federación de Rusia para Oriente Medio y África y Viceministro de Asuntos Exteriores, Mijail Bogdanov, visitó Damasco. Esta visita fue la primera de este tipo tras el cambio de administración en la República Árabe Siria».
Llamativo que usen «cambio de administración» para definir lo que ocurrió en Siria.
En el documento el Kremlin también indica que hubo «un franco intercambio de opiniones sobre el amplio espectro de las relaciones ruso-sirias en este momento crucial» y que «ambas partes subrayaron su compromiso de impulsar la cooperación bilateral multifacética basada en los principios de la amistad tradicional y el respeto mutuo entre Rusia y Siria».
Es más, Rusia ofreció «brindar asistencia esencial» al pueblo «en su recuperación posterior a la crisis»… crisis refiriéndose a la guerra civil allí desatada en la cual Rusia participó poniendo armas y apretando gatillos.
Está claro que Putin sabe adaptar su veleta cuando el viento sopla en dirección distinta. Para tomar en cuenta.