El referendo del Esequibo: innecesario y peligroso, por José Rafael López P.
El reclamo territorial de Venezuela por el Esequibo se remonta a 1897, cuando Estados Unidos, en virtud de la Doctrina Monroe, actuó en representación de Venezuela y firmó un tratado con el Reino Unido para someter la disputa a arbitraje internacional, conocido como el Tratado Arbitral de Washington.
En 1899, la zona fue adjudicada al Reino Unido mediante el Laudo Arbitral de París. Años más tarde, se suscribió el Tratado de Ginebra, (1966) que estipuló que la región en litigio sería administrada por Guyana, aunque la soberanía continuaba siendo objeto de controversia por parte de Venezuela.
Tras la caducidad del Tratado de Ginebra, tanto Guyana como Venezuela solicitaron a las Naciones Unidas que propusiera una solución pacífica para la demarcación de sus fronteras. En 2018, mediante una resolución de las Naciones Unidas, el caso se trasladó a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde actualmente está en espera de una resolución que ponga fin a la disputa territorial.
Desafortunadamente, las políticas aplicadas por el Tte. coronel y continuadas por Maduro como parte de su estrategia geopolítica en el Caribe han resultado en la entrega del Esequibo.
Basta recordar las afirmaciones del Tte. coronel en su visita oficial a Guyana (19/02/2004) «el asunto del Esequibo será excluido del ámbito de las relaciones sociales, políticas y económicas entre nuestros dos países«, y «la controversia con Guyana es una herencia del colonialismo«, «el gobierno de Venezuela no se opone a ningún proyecto en la región en disputa«.
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En su delirio desmedido de poder acordó con el presidente guyanés Bharrat Jagdeo congelar la disputa con Guyana a cambio de obtener el respaldo del Caricom para que Venezuela obtuviera un asiento como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU (2006). No olvidar que el Caricom ha mantenido una posición de apoyo incondicional a Guyana en la disputa territorial con Venezuela.
Luego de haber entregado el Esequibo a Guyana, ahora, el chaveco-madurismo retoma las banderas del reclamo territorial como estrategia política-electoral convocando a un referendo consultivo sobre el Esequibo (3/12/23).
La convocatoria al referendo ocurre en un contexto de creciente tensión por la adjudicación de licencias para la exploración petrolera por parte del gobierno de Guyana en favor de empresas transnacionales como ExxonMobil, la China National Offshore Oil Corporation, etc., en áreas marítimas aún pendientes de delimitación. El gobierno de Georgetown ha justificado el otorgamiento de dichas concesiones basándose en las declaraciones del Tte. coronel durante su visita oficial a Georgetown (19/02/2004).
La consulta electoral resulta inapropiada, contraproducente, y potencialmente peligrosa. Es innecesaria, dado que la soberanía y la integridad territorial no se someten a consulta.
Contraproducente, ya que no es vinculante y porque implica el desconocimiento de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia de La Haya instancia que recibió el mandato de la Nacionales Unidas (2018) para resolver la disputa territorial. Además, peligrosa pues estamos ante un régimen desprestigiado, deslegitimado, acusado ante la Corte Internacional por violación de los derechos humanos y huérfano de apoyo popular. Que además enfrenta una crisis económica (devaluación, inflación, endeudamiento externo, desindustrialización) y social (desempleo, pobreza extrema, salarios pírricos) gravísimas.
Este escenario plantea el riesgo de que Maduro, respaldado por los resultados del referéndum; i) Inicie una confrontación militar con Guyana, siguiendo un guion similar al de la Junta Militar Argentina en 1982. Maduro y su círculo cercano son conscientes de que la cuestión del Esequibo es de gran importancia para el pueblo venezolano, y cualquier intento de recuperar ese territorio podría contar con un amplio apoyo popular que podrían aprovechar con fines electorales. ii) Suspender el proceso electoral programado para 2024 argumentando razones de seguridad nacional ante el temor de sufrir una derrota en las urnas.
En ambos casos el objetivo sería perpetuarse en el poder. Un ejercicio memorial, nos retrotrae a la experiencia argentina, cuando la junta militar (Galtieri, Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo) acosada por una profunda crisis económica y con fuertes cuestionamientos internos y externos decidió la recuperación de las Islas Malvinas con el objetivo de perpetuarse en el poder. Acción militar que le permitió ganar apoyo popular y consolidar la unidad nacional. Unidad nacional que contó con el respaldo paradójico de la izquierda argentina embriagada por el «antiimperialismo de Galtieri y sus socios».
Los venezolanos debemos evitar caer en la trampa del «falso patriotismo» que el chaveco-madurismo utiliza de manera perversa en relación con el Esequibo.
Hay que recordar que, a lo largo de la historia, el patrioterismo ha sido una herramienta efectiva empleada por regímenes autoritarios para fomentar el nacionalismo entre las masas y desviar la atención de los problemas sociales, tal como ocurrió en Alemania e Italia. Abstengámonos el 3/12/23
José Rafael López Padrino es Médico cirujano en la UNAM. Doctorado de la Clínica Mayo-Minnesota University.
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