¿El reformateo del diálogo es un chantaje a la espera de las decisiones de EEUU?, por Xabier Coscojuela
El pasado 6 de marzo una delegación de alto nivel de EEUU fue recibida por Nicolás Maduro en Miraflores, para sorpresa de muchos entre ellos, al parecer, de buena parte de la oposición venezolana y de dirigentes políticos estadounidenses.
Dicho encuentro produjo múltiples especulaciones sobre lo que allí se había tratado, pero Juan González, director para las Américas del Consejo de Seguridad Nacional del presidente de Estados Unidos, dijo varias veces en una entrevista que concedió después del encuentro, que el foco de la reunión fue la liberación de los gringos presos en Venezuela y que el gobierno y la oposición reanudaron las negociaciones.
Los pasos dados después por Maduro y compañía dan credibilidad a lo dicho por González, pues fueron liberados dos ciudadanos estadounidenses y se anunció el “reformateo” del diálogo entre las partes venezolanas, pero es obvio que los representantes de Biden tuvieron que ofrecer algo a cambio, algo que sigue, ya a más de 15 días de aquel encuentro, sin producirse.
Mientras tanto, en la semana del 14 al 19 de marzo, el presidente de la Asamblea Nacional de Maduro, hizo dos declaraciones centradas en la posibilidad de retomar el diálogo. Citando a su jefe, explicó lo que ellos consideran “reformatear” las conversaciones que quedaron suspendidas luego de la extradición del hombre de “negocios” del chavismo, Alex Saab, desde Cabo Verde a EEUU.
De la primera declaración se puede concluir que lo que quieren es embochinchar, encaratar, hacer todo lo más complicado posible para no llegar a nada concreto y positivo para el país y mantenerse en el poder. En esa intervención, propuso que en ese diálogo participara Raimundo y todo el mundo. Desde los cultores del “pensamiento” de Hugo Chávez, hasta la asociación de criadores de gallos de pelea del llano adentro. Un vente tú que lo único que puede generar es otro fracaso.
En su segunda declaración sobre el tema, Jorge Rodríguez, afirmó que ese diálogo “inclusivo”, se haría sin tutelaje de ningún otro país, sin garantes, para que así no tenga ninguna garantía de ser cumplido. Todo este “reformateo” parece ir en la dirección de no querer llegar a ningún tipo de acuerdo que permita salir de la crisis política que se vive en Venezuela desde hace ya demasiados años y que ha llevado al país a la crítica situación en que se encuentra.
No menos importante en todo esto es el silencio que sobre la propuesta de retomar la negociación ha mantenido la llamada oposición mayoritaria —cada vez más disminuida—, incapaz, al parecer, de ponerse de acuerdo para fijar una posición conjunta sobre la materia. Si se les ha hecho cuesta arriba acordar una estrategia común entre los que se supone son más parecidos —el G4—, el vente tú que propone Maduro no sería sino el aprovechamiento por parte del régimen de una de las debilidades exhibidas reiteradamente por la oposición democrática. Primero deberían lograr un diálogo a lo interno, por lo menos en el G4, para después sentarse con Maduro y sus representantes.
El otro sector de la oposición, el que no estaba representado en México, ha concretado pasos para sentarse en esta oportunidad, anunciando que los encuentros se darán en Caracas. Creemos que lo sano para el país, es que ambos sectores opositores logren un consenso sobre lo que aspiran lograr en esa negociación.
Tal vez, también, el “reformateo” del diálogo sea una manera de presionar a la administración de Biden para que cumpla con lo que ofreció en el encuentro en Caracas. Los rumores apuntan a la ampliación de la licencia de la petrolera Chevron, algo que parece ser corroborado por la información de que empleados de esa empresa viajaron hasta Aruba para obtener la visa venezolana, pero la decisión definitiva sigue sin tomarse y es que la reacción en contra que se produjo en EEUU a la visita de González y compañía a Miraflores fue bastante fuerte, lo que parece haber paralizado al gobierno gringo.
Esperemos que lo ofrecido por EEUU se concrete y eso permita que Maduro y su combo cumplan lo que ellos prometieron, entre otras cosas, que la negociación entre las partes venezolanas se haga con la seriedad que la crisis nacional reclama.