El régimen no ganará, por Freddy Núñez
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Ya pasó un mes desde el triunfo electoral irrefutable de la oposición venezolana, que convirtió el 28 de julio en Presidente de la República de Venezuela a Edmundo González Urrutia. Este pasado 28 de agosto cayó la última careta del régimen al no poder presentar las actas y los escrutinios mesa por mesa, que avalaran el fraude cometido.
La misma noche del 28 de julio sabían lo que ocurría en todo el país. Ante la evidencia de una derrota aplastante, pusieron en marcha un conjunto de maniobras, arbitrariedades e ilegalidades para producir uno de los actos más vergonzosos que se recuerde, el anuncio del triunfo de Nicolás Maduro.
Al mismo tiempo, conscientes de que el país no podía tragarse un fraude tan monumental, iniciaron un proceso de represión que ha dejado hasta hoy casi treinta personas asesinadas y miles de presos que incluyen menores de edad, discapacitados, mujeres, todo ejecutado en violación flagrante de la Constitución y las leyes.
El país es hoy víctima de un golpe de estado ejecutado a sangre fría.
El régimen ha sido denunciado internacionalmente por practicar el terrorismo de estado. Se ha extendido por el país una persecución signada por el odio y la sevicia.
Pero el régimen no ganará. Está sólo. Porque la mayoría aplastante de los venezolanos se hartó de sus mentiras, de verlos enriquecerse mientras ellos reciben la miseria de una degradante caja clap.
La crisis económica producto del mortal coctel de corrupción e ineficacia, conduce a la ingobernabilidad del país. Los problemas básicos de alimentación, salud y servicios públicos, que requieren solución urgente para garantizar una mediana gobernanza, se agudizan y no pueden ser resueltos por esta dictadura.
Los recientes apagones son una pequeña muestra de la profundidad del drama a que ha llevado esta gente al país. Este régimen no ha podido -y ahora menos- poner un plato de comida en la mesa de los venezolanos.
El régimen no ganará porque la gente tiene lustros oyendo las mismas promesas y lo único que resulta cierto es que cada día que pasa viven peor. Porque sufren la destrucción del país, de sus posibilidades de una vida decente y la fractura de sus familias que han tenido que exiliarse para buscar el futuro que aquí se les niega.
El régimen no ganará porque esta vez no hay manera de que ni siquiera sus aliados más cercanos en la región puedan negar la realidad, lo que contribuirá y mucho a un aislamiento que pasará factura más temprano que tarde.
Porque con este golpe se han convertido ya públicamente en una peste para la región sin complicidades más allá de quienes siguen recibiendo beneficios de la exigua teta petrolera, el borrachín Ortega y los zafios cubanos, que óigase bien, a la hora de la definición final, los acompañaran hasta la tumba, pero no se enterrarán con ellos.
Porque en el tablero mundial sus apoyos reales tienen prioridades muy claras, Rusia, ver cómo sale de lo que hasta ahora luce como un inmenso error, subestimar el valor de los ucranianos y la solidaridad internacional que estos reciben conscientes del claro intento expansionista de un régimen totalitario absolutamente enemigo de la democracia dirigido por un asesino como Putin.
China que ya conoce las características de este régimen maula no parece dispuesta a convertir a Venezuela en el barril sin fondo donde se evaporen sus dólares gracias a la corrupción, sin que se concrete algún proyecto a los que han destinado recursos.
Pero el régimen no ganará, fundamentalmente porque Venezuela es hoy un país radicalmente distinto al surgido en diciembre de 1998. Hoy está unido, aquí desapareció la polarización cuando la vulgar mentira del “socialismo del siglo XXI”, quedó al descubierto y sólo queda de él, una mafia en el poder.
Porque cada atropello contra la gente y sus dirigentes estimula la convicción ciudadana de que hay que impedir que se consolide el régimen que acabaría con la vida de todos.
Porque todo ciudadano sabe que cada día que pasen en el poder, será peor para él. Después de 25 años destruyendo a Venezuela, es una estupidez esperar que resuelvan algo.
Los resultados del 28 de julio no les dejaron escapatoria, el mundo no está dispuesto a apoyar la dictadura, mientras que un gobierno democrático y civilizado recibiría de inmediato todos los apoyos necesarios para salir de esta terrible crisis.
El régimen no ganará porque estamos unidos todos en torno a un liderazgo claro y firme. Porque ese liderazgo no loquea, no dobla la cabeza, no se rinde y sabe que es mucho aun lo que puede hacerse desde el punto de vista internacional y nacional, para obligar a respetar los resultados del 28 de julio e iniciar una transición.
Porque en definitiva el pueblo venezolano no está dispuesto a dejarse doblegar y cree en María Corina Machado, Edmundo González Urrutia y la dirigencia de la Plataforma de la Unidad Democrática.
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