El rescate de la Venezuela decente, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
La educación, los principios y valores son el mejor legado que heredamos de nuestros padres y que podemos dejar a nuestras generaciones futuras. Eso fue lo que yo aprendí y lo que estoy dejando a mis hijos y a mucha gente sobre la cual genero un impacto directo o indirecto.
Cuando vemos cómo Venezuela se ha convertido en un todos contra todos, estamos obligados a rescatar lo bueno, a hacer prevalecer el país que vale la pena.
No son pocos los casos que nos llegan de personas inescrupulosas que, valiéndose de la emergencia sanitaria, cometen estafas, aprovechándose del dolor ajeno. También conocemos a diario cómo avaros intentan sacar ventajas de promesas de casas o carros en programas del Estado.
Por otro lado, cada vez es más dramática la pérdida de valores en una sociedad que entrega a sus niños y jóvenes, de ambos sexos, para obtener jugosos dividendos.
Todo esto –por citar solo algunos ejemplos– es parte del terrible drama que nos ha traído la miseria que representa para los venezolanos el socialismo del siglo XXI, y que tenemos que combatir a como dé lugar.
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Pero, si bien es cierto que sectores de la sociedad se han venido a menos, también lo es el hecho de que hay muchos ejemplos del país que fuimos, que somos y seguiremos siendo.
Recientemente estuvimos en un mercado popular en Baruta, nuestro municipio, y pudimos ver la camaradería y cordialidad que nos distingue como venezolanos.
Ahí, la mirada y la sonrisa de esa gente honesta, trabajadora, de quienes madrugan para ofrecer lo mejor de sí, nos recordó el gentilicio que representamos. El país debe volver a esas raíces, para construir la casa donde todos queremos volver, donde prevalezca el respeto y la equidad; y sobren las oportunidades para sus hijos.
A pesar de las penurias, estamos seguros de que cada venezolano, dando lo mejor de sí, puede reconstruir desde abajo la Venezuela que merecemos. Nos llevará algo de tiempo, sin lugar a dudas, pero es sí posible.
En lugar de resaltar lo malo y vender al país como una jauría de lobos feroces, insistamos en resaltar lo maravilloso de nuestra gente; en destacar esas cualidades que sacan a relucir venezolanos, dentro o fuera del país, y que nos hinchan de orgullo tricolor.
Nuestra invitación es hoy, mañana y siempre, a defender el calor de hogar que nos define. A hacer las cosas bien, sea cual sea la trinchera, que ocupemos para que pronto queden atrás, como un pasado irrepetible, los intentos de saqueos personales y colectivos que tanto daño han hecho a Venezuela.
La decencia debe imperar, y está en cada uno de nosotros hacer que así sea. Pongamos nuestro grano de arena y sintámonos orgullosos del gentilicio venezolano.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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