El socialismo está aquí, por Wilfredo Velásquez
Las mentiras del comunismo se sustentan en las verdades del capitalismo, así mismo la utopía igualitaria socialista, también es producto de las diferencias individuales que generan las cualidades emprendedoras de cada ciudadano, que se fomentan en el marco liberal, que reconoce y valora la disposición de las personas a procurarse su propia calidad de vida.
Mientras en las sociedades donde el desarrollo social y económico de las personas está determinado por sus propias capacidades, la disposición a ser sujeto y objeto de su vida y a ser ciudadanos con derechos y obligaciones, que devuelvan recíprocamente los beneficios que reciben de la sociedad, en las otras sociedades, en las cuales el estado es el dueño de la vida y de los bienes que corresponden a la ciudadanía, el bienestar individual, sin libertades, depende de la sumisión al régimen.
En la situación que vivimos en Venezuela, los logros socialistas en cuestiones relativas al control social, han resultado sorprendentes por decir lo menos.
Mecanismos de control social como el abastecimiento, el racionamiento de los alimentos mediante el CLAP, el manejo del cono monetario y la disponibilidad de efectivo como forma de acceso a los bienes y servicios, el control y suministro de medicamentos y la reducción de los niveles de prestación de la asistencia médica, junto a las dificultades para recibir los beneficios que brinda la educación, el deterioro intencional y sistemático de servicios, como electricidad, combustibles y agua potable, han sido utilizados como herramientas de sojuzgamiento ciudadano.
Lo han hecho tan eficientemente que la docilidad nos mantiene en un lamentable estado de postración, del que solo emergemos cuando aparece algún líder opositor, carismático, ofreciéndonos la redención democrática.
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Retomando el punto inicial, si la democracia ofrece la libertad , el comunismo ofrece el colectivismo para anular la personalidad y borrar las posibilidades de desarrollo de los individuos; si la democracia ofrece el crecimiento social a través del estudio, el trabajo y el emprendimiento, el socialismo convoca al facilismo y la dádiva del estado como forma de vida, haciendo que trabajo y salario no tenga importancia porque, independientemente del desempeño social que tenga la persona, el régimen garantiza, el reparto equitativo de la miseria igualitaria.
Si en las democracias, el estado de derecho garantiza la igualdad ante la ley, en el socialismo la única igualdad garantizada, es la pobreza rasante para el pueblo y la igualdad obscena de la opulencia y el derroche para las clases dirigentes.
Ante cada verdad que las sociedades democráticas, brindan, realmente a los ciudadanos, el socialismo plantea una bizarra utopía, un paraíso sustentado en el reparto de los bienes producidos por otros, a quienes no han tenido ni la disposición al trabajo productivo ni al emprendimiento.
Las mentiras del socialismo se sustentan en la negación de los valores, relacionados con la productividad, la responsabilidad y la honestidad, en contraposición, promocionan los anti- valores que promueven la zanganería y la mendicidad orgánica del ciudadano, respecto a un estado omnipotente.
Si evaluamos los avances socialistas, respecto a sus postulados, sobre el trabajo, o como dirían ellos, la propiedad de los medios de producción, las fuerzas de trabajo y la producción de plusvalía, tendríamos que afirmar que ya se dio la transición al socialismo, porque el salario en su real significado ya no existe, la propiedad sobre los medios de producción, depende de la voluntad discrecional de cualquier funcionario, la plusvalía tal como la explicara Marx, prácticamente no existe, puesto que ya no quedan empresas rentables, las libertades individuales han sido eliminadas, el socialismo ya fue “construido”, el sometimiento de los individuos al estado ya es un hecho.
Aunque no han podido con la vocación democrática de los venezolanos, en la práctica los instrumentos del estado socialista los han venido instaurando bajo la orientación cubana, el capital chino y las armas rusas.
No han sido más efectivos porque el pueblo, más allá de su dirigencia (opositora) ha demostrado un profundo fervor democrático y ha hecho esfuerzos y sacrificios por recuperar al país devorado por las fauces socialistas.