El sueño americano y el tráfico de drogas navegan en la oscuridad del océano Pacífico

Cada año, decenas de migrantes, sin medir los riesgos, se enfrentan a la furia del mar en la frontera México-Estados Unidos e intentan desafiar la seguridad para cumplir un sueño. El 18 de agosto, El Pitazo hizo un recorrido por esta ruta, desde San Diego en California, hasta los límites con Tijuana (México). Se trata de un trayecto vigilado de cerca por la Patrulla Fronteriza, que también es utilizado para el tráfico de droga
Por La Hora de Venezuela
Las aguas del océano Pacífico simbolizan para muchos la libertad y la esperanza, pero la realidad es que esas gélidas aguas representan un abismo para aquellos que se atreven a cruzarlas en busca del sueño americano.
Cada año, decenas de migrantes, sin medir los riesgos, se enfrentan a la furia del mar. Atrapados en frágiles embarcaciones, con el viento lacerando sus rostros y la oscuridad como testigo, se exponen a una arriesgada travesía que puede ser mortal.
A temperaturas que rozan los 55 grados Fahrenheit, la hipotermia los acecha como un depredador indomable, mientras la frontera México-Estados Unidos se dibuja como un espejismo en el horizonte.
Pese a que el número de migrantes ha disminuido 80% este 2025, a propósito de las políticas migratorias del presidente Donald Trump, la inquietud permanece constante y el equipo de Operaciones Aéreas y Marítimas (AMO) de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) en San Diego no baja la guardia para frenar a quienes surcan el mar en busca de un futuro prometedor o para traficar droga.
Equipados con tecnología de punta –drones, helicópteros, aviones de reconocimiento-, los agentes resguardan el territorio aéreo y náutico al suroeste de California.
«Aunque hay avances tecnológicos que respaldan las operaciones que realizamos, nuestro verdadero poder está en el equipo humano. Cada piloto, por ejemplo, debe tener, al menos, 1.500 horas de vuelo. Esa preparación es fundamental para garantizar el éxito en situaciones críticas”, destaca Brandon Token, director de operaciones de la AMO en San Diego, California.
Una misma ruta, dos realidades
El 18 de agosto, el medio El Pitazo, para La Hora de Venezuela, hizo un recorrido por la ruta que suelen utilizar los migrantes desde Tijuana (México), hasta San Diego, California (EEUU).
A bordo de una lancha de 42 pies, que partió desde la bahía de San Diego, la brutalidad del océano se hizo palpable. A 60 millas por hora, el viento se sintió hasta en los huesos y el vaivén de las olas creó un cóctel de adrenalina y miedo.
Ahí, en medio de esas mismas olas que pueden alcanzar una altura de seis pies, los migrantes surcan su camino hacia EEUU, pero no en una embarcación como la de la Patrulla Fronteriza, sino en pequeñas pangas, sin salvavidas, y con la vida pendiendo de un hilo.
En estos frágiles cascarones de madera se apilan hasta 15 esperanzas, cada una cargada de sueños e ilusiones. Sin embargo, el desastre las acecha y, muchas veces, ese anhelo de un futuro mejor se ahoga en el implacable océano.
Ese peligro mostró su rostro en enero de 2025. Una panga volcó y una adulta mayor, de origen mexicano, perdió la vida en el mar.
Cuatro meses después esas mismas aguas cobraron la vida de dos niños, de 10 y 14 años, oriundos de India. Estas muertes ahora son parte de las tragedias que ocurren en el océano y representan un grito ante la indiferencia de un mundo que observa el sufrimiento desde la distancia.
“Les ofrecen llevarlos en yate, sin peligro, pero la realidad es que los exponen a los riesgos del mar en embarcaciones no adecuadas. Muchas de ellas se han hecho pedazos al quedar la deriva, en el punto rocoso donde rompen las olas”, destaca un agente norteamericano no autorizado para declarar.
El funcionario remarca que las pangas muchas veces van cargadas de gasolina para llenar el tanque de la barca durante el largo viaje. “Esto suma otro riesgo para los migrantes”, acota.
Trampas mortales
Los agentes de la Patrulla Fronteriza ven de cerca cómo las redes de los coyotes -persona que facilita el cruce ilegal de migrantes a través de la frontera entre México y Estados Unidos- tienden trampas mortales.
“A veces los dejan tirados en alta mar, mientras ellos regresan sin tomar en cuenta la vida de las personas que se han jugado todo por un sueño”, destaca el agente bajo el anonimato.
Estos coyotes prometen un cruce de hasta 200 millas náuticas que puede demorar de dos a tres días, a cambio de sumas que alcanzan los 10 mil a 15 mil dólares, si el migrante es mexicano y, hasta 50 mil, si proviene de lugares lejanos como China, Rusia o Irán. Este precio fluctúa de acuerdo con la demanda, la cual ha disminuido en los últimos meses.
Sin embargo, cada intento de cruce por el mar es una danza con la muerte, y detrás de esa prometedora fachada, se oculta una despiadada realidad.
“A los migrantes los tratan como productos, como mercancía, y no como seres humanos”, sentencia Brandon Token para evocar la deshumanización que impera en este cruel comercio.
Según un informe difundido en diciembre de 2024 por el Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés), el gobierno del entonces presidente Joe Biden permitió el ingreso a Estados Unidos de al menos 5.8 millones de extranjeros que buscaban asilo u otros amparos migratorios.
Sirenas y bengalas

Cuando un agente reconoce una embarcación sospechosa, la operación se vuelve un juego peligroso l Foto: El Pitazo
Con el murmullo de las olas como telón de fondo, los migrantes no solo son movilizados en las inestables pangas, sino que también son trasladados en motos de agua (Jet Ski en inglés).
En un procedimiento reciente, dos migrantes fueron rescatados por los agentes de la Patrulla Fronteriza en altamar. Allí los abandonó el coyote o pollero, como también se les conoce en México.
Tres horas después una embarcación pesquera encontró a una tercera persona que permaneció en el agua.
“Fácilmente pudo morir ahogada o de hipotermia, por eso muchos migrantes se alegran cuando los rescatamos, porque tienen frío, hambre y llevan días u horas en el mar”, agrega el funcionario.
En esta oportunidad el coyote escapó; sin embargo, cuando un agente reconoce una embarcación sospechosa, la operación se vuelve un juego peligroso. Esto casi siempre ocurre en medio de la opacidad de la noche para evitar ser descubiertos.
Las luces, el sonido de las sirenas y las bengalas que lanzan los agentes hacia los motores de las pangas, son las señales de advertencia para quien conduce la barca y sus ocupantes.
“Hemos intervenido en 300 ocasiones y, afortunadamente, ningún migrante ha resultado herido”, afirma Brandon Token, al remarcar la pericia de los uniformados.
Lucha contra el narcotráfico
La cárcel es el destino del chofer que es capturado trasladando a migrantes. Si estos últimos son reincidentes también son encarcelados. Si es la primera vez que intentan cruzar la frontera, son devueltos a sus países y se les prohíbe la entrada a EEUU por cinco años.
Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, entre enero y julio de 2025 al menos 72.406 personas cruzaron la frontera de manera irregular.

La ofensiva de la administración Trump se reflejan en la mayor caída de migrantes detectada en cuatro años l Foto: CBP
80% de los migrantes que se arriesgan a cruzar esta ruta es de origen mexicano. El deseo por atravesar esas aguas es tal que algunos toman cursos de adiestramiento para nadar con facilidad y así bracear sin riesgos.
El «boleto» que les ofrecen los coyotes les cubre hasta tres intentos por pisar suelo americano.
Pero impedir el ingreso ilegal de migrantes no es el único objetivo de la Patrulla Fronteriza de EEUU. La lucha contra el tráfico de droga también es una tarea primordial que los mantiene desplegados día y noche.
«Un kilo de cocaína incautada salva vidas mañana«, afirma Token a El Pitazo.
Durante el año fiscal 2024, los agentes de la Patrulla Fronteriza del sector de San Diego incautaron 2.862 libras de cocaína y 782 libras de fentanilo.
En los primeros meses del año fiscal 2025, las operaciones de vigilancia siguen dando resultados. Los números reflejan que se decomisaron 2.751 libras de cocaína, 521 libras de fentanilo y 10.696 de metanfetamina.
De acuerdo con estas estadísticas, las incautaciones de cocaína aumentaron en comparación con los años fiscales 2022 (1.052) y 2023 (1.285).
El riesgo no discrimina
En el mar, cada ola es una lucha y cada viento frío es una posibilidad. Entre la valentía y la tragedia se dibuja el rostro del sueño americano y se entrelaza el destino de aquellos que eligen desafiar lo imposible.
El riesgo está ahí, no discrimina, solo acecha la vida por una promesa que, en ocasiones, se convierte en un eco lejano.
De acuerdo con los datos que manejan las autoridades de San Diego, en los últimos cuatro años al menos 30 personas han fallecido en su intento por llegar de forma ilegal a Estados Unidos a través del mar.
«El riesgo que corren no vale la pena«, destaca Token, al aconsejar a los migrantes que desistan de entrar ilegalmente a los EEUU y no sean parte del juego del tráfico de personas.
Luego repite una frase como una consigna: «la frontera de Estados Unidos nunca ha estado abierta, bajo ninguna administración«.
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