El superguiso, por Teodoro Petkoff
El ex ministro Rodrigo Cabezas admitió que tanto la compra de notas estructuradas de bancos extranjeros por el Fonden, como la posterior emisión de notas estructuradas en bolívares y su colocación en el mercado financiero venezolano, habían sido «inadecuadas» y que a resultas de ello (y de la resolución de MinpopoFinanzas de que los bancos se deshagan de las notas que poseen antes del 19 de agosto próximo), «tres o cuatro bancos pueden estar en problemas». La cosa, sin embargo, no es tan fácil de despachar y estamos ante un problema muy grave. Tan grave que Alí Rodríguez se dejó de pendejadas y solicitó la presencia de misiones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial para evaluar, con la Superintendencia de Bancos y el propio Ministerio, así como con el Banco Central, la situación y explorar soluciones.
Hay que recordar que no se trata sólo de una operación «inadecuada» sino de un gigantesco caso de corrupción, «guisado» desde el MinpopoFinanzas, que comenzó con la emisión de notas estructuradas por parte de bancos internacionales, adquiridas por el Fonden, y colocadas luego, a dedo, en tres o cuatro bancos (que son, obviamente, los que según Cabezas, están en problemas). Eleazar Díaz Rangel denunció esto en su columna dominical de Últimas Noticias. Economistas como Orlando Ochoa y José Guerra también alertaron sobre la marramucia y TalCual dedicó varios editoriales a explicar y denunciar esta sórdida operación. En el Gobierno nadie se daba por enterado. De manera que no se trata tan sólo de admitir un «error» y de ver cómo se «salva» a algunos bancos sino de establecer las responsabilidades tanto de unas operaciones financieras –ahora Cabezas descubre que eran «riesgosas»– como del «guiso» al cual le sirvieron la mesa. ¿Quiénes son los beneficiarios de este atraco? Incidentalmente, ¿el «incorruptible» Rufián nunca encontró «inhabilitables» entre los maquinadores de esta operación? ¿La Contraloría nunca le echó ojo a este escandaloso negociado? Pero, hay más. Fonden utilizó parte de sus dólares en la adquisición de bonos de deuda ecuatoriana y argentina y de notas estructuradas emitidas por bancos internacionales; también emitió notas estructuradas, denominadas en bolívares, que sirvieron a los bancos para adquirir dólares baratos, provistos por Fonden.
Colocó dólares en el mercado a un precio ligeramente superior al de Cadivi pero mucho menor que el precio paralelo. El botín a repartir entre los actores fue muy sustancioso. ¿Quién autorizó al Fonden para hacer estas operaciones, para las cuales no está facultado por sus estatutos? ¿Cómo y quién montó la operación de notas estructuradas con los bancos extranjeros? Hay más preguntas.
¿Para dónde miraba Trino Alcides Díaz, superintendente de Bancos, mientras estas sinvergüenzuras tenían lugar? ¿Cuál es la responsabilidad de Nelson Merentes, ex minpopoFinanzas? ¿Cuál la de Rodrigo Cabezas, bajo cuya égida continuaron las operaciones que ahora considera «riesgosas», o es que se va a escurrir el bulto echándole el muerto, como lo hizo, a Merentes? ¿Cuál la de Rafael Isea? ¿Cuál la de viceministros y directores del MinpopoFinanzas? ¿Cuál la de los banqueros que participaron de esta rebatiña, que no fue sino el replay de las mil y una triquiñuelas que llevaron a la crisis bancaria de 1994? ¿No merecemos los clientes del sistema bancario conocer cuáles son los bancos que «tienen problemas», a fin de prevenir una corrida que haga pagar a justos por pecadores? Y la gran pregunta: el Presidente de la República, quien de acuerdo con la Constitución, artículo 236, numeral 11, tiene la atribución de «Administrar la Hacienda Pública Nacional», ¿nunca supo nada de esto? ¿Todo esto se hizo a sus espaldas?