El triste céfiro madurista, por Gregorio Salazar
El jueves terminó de consumarse en Uruguay la victoria del centro derechista Luis Alberto Lacalle Pou, con lo cual se continúa consolidando el sistema democrático de esa nación sureña, que desde hace años cuenta con un indudable reconocimiento internacional.
A pesar de lo estrechísima diferencia en votos, la contienda electoral y el día de los comicios transcurrieron con plena normalidad y la juventud uruguaya dio un ejemplo de convivencia democrática al cierre de la campaña cuando compartieron en paz y con alegría en la Rambla de Montevideo. Qué enorme contraste con lo ocurre al lado occidental del continente donde los jóvenes chilenos siguen empeñados en dejar a su patria convertida, literalmente, en un mantel de cenizas.
Desde la perspectiva del régimen venezolano la salida del Frente Amplio tras quince años en el poder significa la pérdida de un aliado moderado, pero aliado importante al fin, pues varios de los voceros de esa parcialidad política se han negado por mucho tiempo a llamar al régimen venezolano como lo que es, una dictadura con todas sus letras, y varias fueron las veces que en el seno de la OEA Uruguay se mantuvo a distancia, para bien o para mal, del bloque de países que más cuestiona a Venezuela.
Aunque aquí los capitostes del régimen se han hecho lenguas de una supuesta “brisa bolivariana” que recorría el continente, sin dejar de solazarse por las conmociones que se han registrado en Ecuador, Chile y Colombia, lo cierto es que han terminado más aislados que nunca. Solo Cuba y Nicaragua, con sus indigentes economías, apoyan incondicionalmente a la dictadura venezolana, mientras México y Argentina se mantendrán en un plano de moderación, pero no de complicidad como el sanguinario Ortega y la tiranía cubana.
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Es dable pensar que la permanencia de Argentina en el Grupo de Lima, anunciada por quien será canciller del presidente electo Alberto Fernández, le dará pluralidad y más equilibrio a ese espacio que todavía tiene mucho que aportar en la búsqueda de salidas a la dantesca crisis venezolana.
La “brisa bolivariana” terminó en triste céfiro y lo que ha quedado claro es que en el continente suramericano la Venezuela chavista es el único país donde la alternancia democrática ha sido barrida del mapa. Y ello es así porque, elementalmente, a diferencia de otros países que se declararon en la onda socialista de los últimos 20 años, sólo Venezuela se entregó a la sumisión incondicional y apátrida al modelaje del castrocomunismo, que no renunciará fácilmente a seguir desangrando a nuestro país de sus recursos.
En su desquicio y desenfreno propagandista, el régimen de Maduro asume los sucesos del continente como demostración del fracaso del “modelo neoliberal” y lo contrapone al Socialismo del Siglo XXI. Eso sí, sin contrastar ni uno solo de los indicadores sociales y económicos porque, por mucho que haya desigualdad y rezagos sociales en otras latitudes, nada tienen que presentar como no sea un país donde la destrucción de todo avanza indetenible y la gente huye por millones.
Asumen para ellos los logros económicos de Evo Morales, pero obviando que Bolivia nunca entró en esa fiebre expropiadora, centralista y estatista que arruinó la economía venezolana. Tampoco en Ecuador, Uruguay o Argentina se llevaron a la práctica las tesis del comunismo infantil de Chávez sobre el manejo de la economía y ha funcionado el libre mercado.
En resumen, nunca como antes ha quedado tan nítidamente en el panorama la siniestra y solitaria figura de la dictadura de Maduro y Cabello, con uno de los peores déficits democráticos del mundo y un monumental fracaso económico que hundió a un país de inmensos recursos en abyectas condiciones de vida.
Serenella. Un golpe infortunado y atroz nos ha dejado sin la presencia física de Serenella Rosas Flunger. Y ha ocurrido cuando más se prodigaba esta venezolana de valía en su trabajo radial e impreso, en su pasión por la gastronomía y su trabajo gremial. Su alegría de vivir y su espiritualidad, su afecto y solidaridad, sus formas de lucha, son otros de los ingredientes que nos deja su admirable recetario existencial. La lloramos sus colegas del CNP y Expresión Libre, aunque bien sabemos que fiel a sus creencias Serenella nos está respondiendo: “Sigo con ustedes, sigamos luchando por Venezuela”.