El túnel de Castel y América Latina, por Philippe Raposo
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Vivía en un estado permanente de angustia, depresión e inseguridad. Era impaciente e impulsivo; metódico y desconfiado. Tenía dificultades para comunicarse con la gente. A menudo se vuelve violento y agresivo. Tenía muchos miedos y traumas. Sus pensamientos eran confusos y estaban inundados de construcciones imaginarias, la mayoría de ellas sin lógica ni fundamento razonable. Tenía preguntas complejas sobre su propia vida, casi siempre sin respuestas.
Buscó explicaciones para todo, sin éxito. Era incapaz de entenderse a sí mismo o de buscar soluciones a sus dilemas. Era irracional, lo que le llevó a repetir conclusiones precipitadas. Sufría de nihilismo existencial —no atribuía sentido a la existencia— y no podía liberarse de la condición de locura. En síntesis, estaba desesperado. La palabra «sin sentido» es la que mejor resume su estado psicológico. Con la vida desprovista de sentido, se encerró en un túnel sin salida aparente.
El personaje que reúne los elementos anteriores es Juan Pablo Castel, artista y protagonista de El túnel, escrito por Ernesto Sabato (1911-2011). La metáfora del túnel equivale a la soledad, el aislamiento y la incapacidad de interpretar racionalmente los hechos. En la novela de Ernesto Sabato, Juan Pablo Castel estaría desencantado con la vida que, en algunos casos, puede ser incluso peor que la muerte.
Como señaló Luiz Antônio Simas, en otro contexto, «lo contrario de la vida no es la muerte, es el desencanto». En el contexto actual de pandemias y otros males que asolan a la humanidad, esta frase no puede ser más actual.
Psicología política de América Latina
En la psicología política de las relaciones internacionales es habitual atribuir características o trastornos psicológicos de una persona a un país o una región. Es trivial referirse a un país como pacífico o agresivo; a una economía nacional en estado de recursos o deprimida. Algunos países son dignos de confianza, mientras que otros despiertan desconfianza. Los países o regiones sufren estrés postraumático tras las guerras y los conflictos. Los países pueden aislarse o negarse obstinadamente a adherirse al consenso. Los ejemplos son interminables.
En la actual coyuntura latinoamericana de pandemia, recesión económica, aumento del desempleo y la desigualdad, disminución de los ingresos, retroceso en la lucha contra la pobreza, insuficiencia en la prestación de bienes y servicios públicos por parte de los gobiernos, déficit democrático, insatisfacción popular, aumento de la intolerancia, retraso tecnológico, etc. – esta lista es ejemplar– es posible afirmar que América Latina se encuentra desencantada y encerrada en un túnel.
Hay excepciones limitadas a unos pocos países latinoamericanos que no se amargan por esta condición. Al igual que Juan Pablo Castel, América Latina atraviesa un período de angustia, inseguridad, cuestionamiento, confusión mental, falta de claridad, aislamiento, violencia, pesimismo, etc. La lista es extensa. Un sinfín de cuestiones que se pueden resumir con la palabra «desencanto», en el sentido atribuido por Luiz Antonio Simas. Desgraciadamente, nada hace pensar en una inversión de esta nebulosa espiral a corto plazo.
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Es habitual decir que una característica de las obras clásicas —como El túnel— es su posibilidad de variadas lecturas e interpretaciones según el lector, el lugar y el momento en que se lea el texto. En efecto, la trayectoria de Juan Pablo Castel está abierta a un universo de significados y resignificaciones distintas, captadas según la sensibilidad y el pensamiento de quienes la leen e interpretan. Interpretar los textos no es darles un único significado sino permitir posibilidades semánticas.
De ahí el intento de establecer una relación mínimamente lógica entre el encarcelamiento psicológico de Juan Pablo Castel y la actual coyuntura latinoamericana visiblemente encarcelada.
Ernesto Sabato (1911-2011)
La situación actual es de luto y desencanto, pronto llegaremos a la marca del millón de latinoamericanos muertos directa o indirectamente por el covid-19. Sin embargo, parece oportuno rendir homenaje a un escritor latinoamericano que disfrutó de momentos de encanto en la vida, aunque también se desengañó de los males del mundo. Hace exactamente diez años, el 30 de abril de 2011, murió Ernesto Sabato, uno de los más grandes escritores argentinos. Murió a los 99 años, justo antes de su centenario.
Ernesto Sabato era famoso por sus textos bien escritos y cargados de preguntas existencialistas, así como por sus opiniones pesimistas sobre el futuro de la humanidad. Se le puede considerar un activista y reformista, aunque desilusionado.
Llegó a afirmar que su sentido del humor era un medio necesario para afrontar la triste realidad a la que se enfrentaban sus contemporáneos y la probable dura realidad a la que se enfrentarán las generaciones futuras. Antes de ser escritor, Ernesto Sabato fue físico nuclear, carrera que abandonó pronto. También se aventuró a pintar. Dejó un legado artístico reconocido y valorado.
En el ámbito político, Ernesto presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas en Argentina, que reunió pruebas sobre las desapariciones y los centros de tortura bajo el gobierno militar argentino. El trabajo se recogió en el informe Nunca Más, conocido como «informe Sabato». En una entrevista, afirmó que el mundo se había vuelto desalmado, algo cercano al estado de desencanto al que nos referimos anteriormente.
En 1984, recibió el Premio Cervantes de Literatura, el más relevante de la literatura en español. El premio lo elevó al panteón de la literatura latinoamericana junto a escritores de renombre como Jorge Luis Borges (1899-1986), Juan Carlos Onetti (1909-1994), Octavio Paz (1914-1998) y Mario Vargas Llosa (1936-). Aunque fue nominado varias veces, no recibió el Premio Nobel de Literatura.
Aunque estaba desilusionado con el mundo, dejó un legado de literatura y reflexiones para los lectores interesados. De manera curiosa, El túnel puede servir para entender la vida de Juan Pablo Castel y, quizás, el pensamiento de Ernesto Sabato. Por último, también puede servir como una valiosa fuente de autoanálisis para América Latina.
Philippe Raposo es diplomático y profesor voluntario del Inst. de Relaciones Internacionais de la Univ. de Brasilia (UnB). Máster en Historia, Política y Bienes Culturales por la Fundação Getúlio Vargas (FGV/RIO). Especialista en Rel. Internacionales por la UnB.
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