Último deseo de los donantes de cuerpos es no ser una carga económica para sus familias
En los últimos dos años, el número de personas interesadas en convertirse en donadores de la Asociación de Donantes Voluntarios de Cuerpos del Instituto Anatómico “José Izquierdo” de la Universidad Central de Venezuela ha aumentado
Autor: Katherine Pennacchio
En los últimos años, el Instituto Anatómico “José Izquierdo” de la Universidad Central de Venezuela ha visto un incremento considerable en el número de donantes y solicitudes de información pero el interés no surge precisamente por el deseo de apoyar a la investigación científica. La crisis y los altos precios en gastos funerarios han contribuido al auge.
Un servicio funerario promedio puede rondar los 35 millones de bolívares, según información proporcionada por Tomás Rodríguez, miembro del comité asesor de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias.
Esto sin contar los gastos del entierro o la cremación que, dependiendo del lugar donde se realice, puede llegar a superar el precio del funeral.
“Hace unos seis años podía recibir unas cinco personas al mes, ahora vienen como 50 mensualmente preguntando los requisitos para ser donantes”, explica Francis Manzano, trabajadora del instituto.
En los últimos dos años se inscribieron más de 100 donantes y sólo en enero de 2018 llevaron los recaudos 8 personas.
La Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV) también ha sentido ese incremento en el número de personas que llegan a su oficina solicitando información sobre la donación de cuerpos.
“Sí hemos visto un incremento considerable. Es más, a la última persona que vino le pregunté directamente por qué quería donar el cuerpo y me dijo ‘porque quiero evitarme los gastos de entierro’. Esos casos los remitimos al anatómico universitario”, cuenta Carmen Luisa Milanés, asesor médico de la ONTV.
No cualquiera puede ser donante de cuerpo. El donador debe autorizar en vida a través de un documento notariado y cumplir con una serie de requisitos, ser mayor de edad, no haber fallecido por enfermedades como Sida o Hepatitis, tampoco como resultado de un accidente de tránsito o tener una muerte violenta.
Los donantes llenan una planilla, entregan copia de su cédula y dos fotos. A cambio recibían un carnet y la tranquilidad de saber qué iba a pasar con ellos después de su muerte.
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