Elecciones en Suramérica demostraron voluntad de cambio, no un giro a la izquierda
Las internacionalistas Giovanna de Michelle y Carmen Beatriz Fernández consideran que en las más recientes elecciones en Suramérica se evidencia inconformidad con las gestiones políticas, pero que esto es independiente de una tendencia ideológica en particular
El peronismo retornó en Argentina y el uribismo salió vapuleado en Colombia en las elecciones respectivas del domingo 27 de octubre, mientras en Chile miles de manifestantes piden que el presidente Sebastián Piñera deje el poder. Sin embargo, en Uruguay se irá a una segunda vuelta presidencial en la que por primera vez en 15 años la derecha, representada por Luis Lacalle Pou, tiene altas probabilidades de llegar al poder. Una semana antes, en Bolivia se dieron unas polémicas elecciones presidenciales cuyos turbios resultado parecen indicar que Evo Morales no podrá evitar el balotaje.
Con los resultados de las más recientes elecciones en Suramérica es evidente la agitación en la región y el descontento de vastos sectores de la población ante diferentes gestiones gubernamentales, tomando en cuenta también que Ecuador vivió sus fuertes jornadas de manifestaciones. En Venezuela, el chavismo asegura que es la voz de los pueblos que se alza contra gobiernos de tendencia derechista y sus medidas económicas enmarcadas en las recetas neoliberales, pero los panoramas de Uruguay y Bolivia contradicen esto, mientras que en Colombia los resultados reflejan tendencias variadas, no necesariamente izquierdistas, por lo que el análisis sobre lo que está pasando en Sudamérica no debe quedarse en la superficie.
Para profundizar sobre el panorama que se erige frente a la región con todos estos movimientos, TalCual consultó a las internacionalistas Giovanna de Michele y Carmen Beatriz Fernández, quienes coinciden en que los cambios que se aspiran en los diferentes países no son de tipo ideológico y que, contrario a favorecer una tendencia en particular, los resultados de las elecciones en Suramérica demuestran que se están buscando puntos de equilibrio.
Prematuro
Para Giovanna de Michele, cualquier cosa que se diga de Alberto Fernández pudiera ser prematuro. “Él no viene de las raíces del kirchnerismo, todo lo contrario, fue un frontal adversario de Cristina Fernández, aunque fue una jugada muy hábil de la expresidenta buscarse un candidato a la presidencia del perfil de Alberto. Ella está consciente del descrédito y la pérdida de popularidad que ha tenido el kirchnerismo en Argentina precisamente como consecuencia de la gran cantidad de denuncias de corrupción sobre ella, y no olvidemos que Argentina le interesa mantener robustas sus relaciones con EEUU, le debe en estos momentos una suma cantidad de dinero al FMI, tiene fuertes relaciones comerciales con EEUU y lo que menos le conviene es enturbiar esa relación bilateral” explicó.
Aseguró que la Venezuela opositora pierde un aliado incondicional (Mauricio Macri) pero Nicolás Maduro no gana un aliado incondicional con Alberto Fernández. “Creo que va a sacar a Argentina del Grupo de Lima, pero eso no quiere decir que vaya a presentarse a la región o al mundo tan cercano Nicolás Maduro como lo hacen los partidos del ALBA”, indicó.
Bloques
Por su parte, Carmen Beatriz Fernández expresó que aunque el gobierno venezolano cacarea como triunfo suyo la victoria de Alberto Fernández, en Argentina hubo una especie de referendo sobre cambio o continuidad y lo ganó el cambio, representado por la fórmula Fernández-Fernández.
“Es un triunfo que estaba cantado desde las PASO -elecciones primarias- y de alguna manera funcionaron como unas primarias y una doble vuelta electoral y aventuró lo que iba a pasar. Aun así, el triunfo de la fórmula no fue el holgado que ellos mismos esperaban y que habían creado la matriz de opinión a través de numerosas encuestas, que fallaron mucho, dicho sea de paso, que venían hablando de una gran brecha de 15, 20 y hasta 30 puntos, que no fue tal sino de ocho puntos, y unos resultados electorales que le dan una gran fuerza parlamentaria al bloque de Macri. Triunfó el cambio pero con dos bloques muy sólidos. Tan es así que en el Parlamento hay una ligera mayoría parlamentaria de la alianza de Macri”, detalló la analista.
En cuanto al caso colombiano, de Michelle resaltó que, a pesar de que los comicios fueron regionales y este tipo de elecciones no genera mucha atención, la pasada contienda en el país neogranadino fue objeto de amplia cobertura y expectativa.
“El resultado muestra el surgimiento de una nueva Colombia que parece ya no está polarizada como lo estuvo entre dos partidos fundamentales. El electorado parece inclinarse más hacia el centro. Fue una derrota para el uribismo pero también para el petroísmo, el movimiento en torno a Gustavo Petro; se notó una vez más el rechazo hacia la FARC como partido político, el excombatiente de la FARC resultó electo por un partido distinto y es interesante, porque la gente no está votando por la FARC, y el triunfo de una mujer en Bogotá es algo revelador de unos nuevos tiempos”, aseveró de Michele.
Por todo esto, la analista considera que se está mostrando que hay un país postconflicto donde la realidad política se ve de forma distinta. “Está el primer afrodescendiente gobernador de El Cauca, eso es algo que no hubiera sucedido en una Colombia que es muy estratificada socialmente. Ya el colombiano está percibiendo la política de otra manera”, apuntó.
Fernández, a su vez, hizo hincapié en que el caso colombiano es particular, argumentando que hay una derrota de las fuerzas del gobierno, derrota clara del uribismo, pero que no es la izquierda la que cobra esas victorias sino movimientos alternativos, independientes, o regionales.
“El triunfo de la centro izquierda en Bogotá no puede llamarse uno de las izquierdas como tal. El primero que desconoció esa victoria como propia fue Petro”, señaló.
Equilibrio
De Michelle descartó que se trate de un giro hacia la izquierda los resultados de las elecciones en Suramérica y el auge de las protestas. “Tratar de hablar de la izquierda latinoamericana como si fuera una expresión monolítica es un error, porque tiene varias expresiones. De hecho, afortunadamente ninguno de los otros países se parece a Venezuela, ninguno de los gobiernos de izquierda ha destruido el aparato productivo de su país como en Venezuela, o violado derechos humanos como se ha hecho en Venezuela. Si algo hay en común es esa seducción por permanecer en el poder y la retórica antiimperialista, pero fíjate que los otros países latinoamericanos que se autodenominan de izquierda o progresistas mantienen una relación cordial, respetuosa con EEUU. El único que no la tiene es Venezuela”.
En su opinión, las últimas elecciones en Suramérica evidencian que América Latina “está buscando un punto de equilibrio en el centro de la balanza y no en uno de los extremos”.
“Creo que es equivocada la lectura de que el continente ha virado hacia la izquierda –sostuvo, por su parte, Carmen Beatriz Fernández-, como sería equivocado que se dijera que está virando a la derecha por el caso de Uruguay. Si se fija uno en lo ocurrido en Uruguay, lo que ha ocurrido es una aspiración al cambio de las cuatro sociedades que se ha satisfecho a través de la alternabilidad democrática en tres de esas sociedades. Es un indicador de salud democrática en esas tres sociedades. Lamentablemente esa salud no la tiene la sociedad boliviana que pese a haber expresado esa voluntad, se ha abortado la necesidad de cambio, al hacerle truco a las elecciones”, apuntó.
“En Uruguay –continuó- vimos el esquema de cambio. Se ve un cansancio de 15 años de gobierno de la izquierda del Frente Amplio, que resultó derrotada en el sentido de que hubo más gente que votó en contra que a favor. Todas las encuestas auguran un tirunfo de la derecha de Lacalle Pons. Allí el cambio se está dando de la izquierda hacia la derecha”, expresó.