Electores opositores otra vez frente a la disyuntiva de votar o no votar

Para analistas, actualmente no existen garantías de que la voluntad del pueblo vaya a ser respetada en las elecciones regionales y legislativas de este 25 de mayo. La opacidad y silencio del Consejo Nacional Electoral ensucian la pulcritud que debería tener un proceso electoral. Consideran que uno de los riesgos de no participar en el evento dominical es no tener espacios de representación en la Asamblea Nacional, órgano encargado de gestionar una eventual futura reforma en la Constitución
La Hora de Venezuela
¿Votar o no votar el próximo domingo 25 de mayo? He ahí el dilema. Mientras la líder opositora María Corina Machado convoca a la población a abstenerse en las venideras elecciones regionales y legislativas, otros sectores apuestan por no renunciar a espacios de participación sin importar las escasas condiciones de transparencia y fiabilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) presidido por Elvis Amoroso.
A través de un video en X, Machado calificó los comicios de este 25M como una trampa. «Por eso te pido algo muy simple, este domingo, para tu casa, no salgas, no los obedezcas. Vacía las calles, que se queden solos. Que quede claro quién tiene el poder», dijo.
El 25 de mayo quedará claro
QUIÉN TIENE EL PODER : TÚ!Déjalos SOLOS. VACÍOS!!!#ElPoderEsNuestro pic.twitter.com/VVXHDxI3AJ
— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) May 21, 2025
La Plataforma Unitaria Democrática (PUD) catalogó la elección de este 25M como precipitada, injusta y viciada, luego que en los comicios presidenciales del 28 de julio el CNE declarara vencedor a Nicolás Maduro sin hasta ahora mostrar resultados desagregados.
Mantener los espacios
Aunque las encuestas indican que la abstención será considerablemente alta, el dos veces candidato presidencial y exgobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, insiste en que eso es un error porque, para él, el voto es la principal arma de protesta que tiene el venezolano.
«En la medida que la dictadura te deja votar, debes votar, porque es el instrumento más claro para manifestarse contra el gobierno, contra el poder», declaró recientemente el candidato a la Asamblea Nacional.
Asimismo, el candidato a gobernador por el estado Miranda y ex preso político, Juan Requesens, dijo que el voto es un elemento de resistencia democrática.
«Esto no es solo un proceso electoral, esto es una oportunidad y un hecho político concreto que nos permite movilizar, demandar y seguir insistiendo en este camino, un camino de resistencia democrática, de resistencia social, de resistencia política y eso para nosotros es muy importante», indicó el exparlamentario.
La profesora universitaria y analista político Colette Capriles dijo en La Conversa, el espacio de entrevistas de la Alianza Rebelde Investiga (ARI), que el voto puede tener voz propia, así no sea escuchada por quienes están en el poder. Sostiene que la participación podría «servir para expresar la voluntad y tiene varios niveles de eficacia y por supuesto que no es la misma que el 28J».
Para la psicólogo social, el mayor riesgo de abandonar el voto como mecanismo de participación es que «el gobierno se podría estar planteando la pregunta de por qué no proponer un sistema donde el voto sea irrelevante, donde la participación política pueda desaparecer».
Votar sin garantías
No todos ven en el voto en las elecciones del 25 de mayo una opción útil para la estrategia opositora. A juicio de la coordinadora nacional de la ONG Voto Joven, Wanda Cedeño, asistir a estas elecciones representa para la ciudadanía un salto al vacío.
«Nos aproximamos a un proceso sin precedentes, con unas garantías bajas. Carecemos de mecanismos de auditoría y por ende garantías de transparencia. No existen garantías de que la voluntad del pueblo sea respetada». Según Cedeño, el actual CNE es sumamente opaco e incluso silencioso.
En ese sentido, la exrectora del CNE, Griselda Colina, advierte que la noche del 25M no habrá forma de verificar o contraponer lo anunciado por los rectores del CNE, «como sí pasó la noche del 28J».
«Todo esto genera dudas, genera desconfianza en el proceso electoral y justamente afecta la posibilidad del voto como instrumento real de cambio político», señala.
Capitalizar la abstención
De acuerdo al politólogo y experto electoral, Jesús Castellanos Vásquez, la estrategia de la abstención o boicot electoral es la principal acción de cuestionamiento de un determinado proceso o de una situación política específica.
«La abstención como herramienta podría significar una estrategia dirigida a que la elección o consulta no tenga efecto, como el caso de algunos referendos en Venezuela», indica.
Para Castellanos, una eventual baja participación el 25M podría otorgarle baja legitimidad al proceso y a las autoridades electas. «Dependiendo del nivel de participación alcanzado, podría interpretarse como un logro y un mecanismo coordinado por parte del sector promotor de la abstención. También un importante nivel de cuestionamiento, ya sea de la administración electoral, del evento en cuestión y del sistema político, además de dificultades en la gobernabilidad y la capacidad de organización».
A juicio de Castellanos, en Venezuela la abstención como estrategia ha significado la posibilidad de mejorar las condiciones electorales en comicios posteriores.
«Tras el llamado a no participar en las elecciones parlamentarias de 2005, hubo importantes avances en lo referente al sistema automatizado de votación y demás garantías electorales. Luego de lo propio en la elección presidencial de 2018 y en las parlamentarias de 2020, se mejoraron notablemente las condiciones en las regionales de 2021, hubo una nueva designación de las autoridades del CNE menos desequilibrada, observación electoral internacional calificada y mejoras en el sistema automatizado de votación», afirma.
Enfatizó en que la razón de no acudir a votar por parte de sectores de la oposición y sociedad responde a que no se ha resuelto la exigencia de resultados transparentes en las presidenciales de 2024. «Pero además, es una posición enfática sobre la organización de elecciones sin ningún tipo de condiciones».
Castellanos indicó que es posible participar en elecciones autoritarias si el objetivo es la lucha por condiciones óptimas. «Eso es obligatorio si se aspira la existencia de algún tipo de competitividad democrática. La observación nacional e internacional es uno de los mecanismos que promueve la transparencia en los procesos electorales, pero es posible llevar a cabo estos sin esta como es el caso de Argentina, Chile y Uruguay».
El politólogo indicó que factores como auditorías públicas y verificables, confiabilidad de los actores organizadores del proceso comicial y factores asociados a la transparencia electoral son elementos necesarios en todo evento de consulta.
A juicio de Cedeño, uno de los peligros más inminentes de no participar en las elecciones del 25M es no tener espacios de representación en un órgano político relevante como la Asamblea Nacional.
«Recordemos que tenemos un anuncio de elecciones por el referéndum para el eventual cambio de la Constitución. Ese cambio viene de la Asamblea Nacional, pero por igual tenemos un anuncio de cambio de la normativa electoral que también pasaría por el Parlamento», sostuvo Cedeño.
La coordinadora de Voto Joven indicó que la falta de garantías en estas elecciones dan cuenta de las graves violaciones a los derechos humanos y políticos que enfrentan los venezolanos. «Se vulnera el respeto a la voluntad cívica y la posibilidad de contar con espacios un poco más plurales de representatividad».
Oposición fracturada
Para Griselda Colina, la estrategia de la coalición gobernante es clara: “dividir, fragmentar y fracturar a los factores de oposición política que hasta 2024 estaban unidos y concertados en torno a un proceso electoral. Se apuesta a generar desconfianza en el voto como instrumento de cambio”.
La exrectora del CNE puntualiza que no es adecuado hablar actualmente de la PUD como un espacio que representa a la oposición venezolana. «Así como tampoco es acertado decir que lo representan los factores que están promoviendo la participación el 25M. No se trata de calificar de positivo o negativo algunas de las posiciones, estamos siendo testigos de una reconfiguración del sistema de partidos políticos en Venezuela».
Colina considera que los venezolanos son testigos de la fractura de consensos políticos que se habían logrado, primero para la elección primaria y luego para la presidencial de 2024. «Se logró avanzar en una estrategia que no solamente tenía a un candidato unitario, sino también había acciones que permitieron recoger todas las pruebas del triunfo de la oposición en esa elección».
La exrectora no percibe como la participación o abstención puede llevar a un cambio democrático. «Lo que sí podemos decir es que la fragmentación de factores que evidentemente tienen un propósito democrático, pero que están viendo la situación de manera distinta, es negativa».
Si bien un proceso electoral es importante, señala Colina, no es suficiente para lograr un cambio democrático. «Falta el reconocimiento de la nueva oposición democrática que quedó legitimada el 28 de julio y que cuenta todavía con una aceptación de la gente. Una vez que haya ese consenso es necesario iniciar un proceso de negociación para avanzar en el proceso de redemocratización del país».
Cedeño reconoció que actualmente no hay claridad por parte de la clase política opositora para asumir una estrategia.
«Lo que sí podemos decir es que este capítulo lo hemos visto. Ya hemos pasado en Venezuela anteriormente por el dilema de participar o abstenerse en elecciones y lo que nos toca a nosotros como sociedad civil está vinculado a la documentación de violaciones a los derechos humanos».
Para Cedeño, cualquier estrategia que plantee la oposición en el futuro debe ser consensuada en procura de iniciar un proceso de democratización y vincular a la ciudadanía. «Hemos visto una escalada profunda del conflicto político en Venezuela con unos niveles de represión elevados, pero también presenciado como la ciudadanía, a propósito del 28 de julio, fortaleció enormemente sus capacidades para defender sus derechos, el voto y sobre todo reivindicar el valor que tiene».
A juicio de Cedeño, en los conflictos políticos no hay una sola vía para llegar a la democracia. «Y es ahí donde más allá de la unidad es necesario un consenso sobre cuál es el fin. Si el fin es la democratización, la confianza debería partir en que los diversos actores están apostando a eso, aunque en este momento eso no se vea tan claro, en el futuro a los diversos sectores de la oposición les tocará evaluar qué acciones están llevando hacia la democracia y sobre todo al fortalecimiento institucional que tanto espera la ciudadanía».
Para Colina es fundamental el planteamiento de una estrategia del nuevo liderazgo que representan Machado y Edmundo González Urrutia. «No solamente para mantener los consensos, sino para avanzar en una negociación que permita que logremos un cambio democrático para el país, que no va a ser un proceso sencillo, pero que exige el acuerdo y la apuesta de todos los actores, no solo políticos sino también sociales».
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