Empresas encuentran en criptomonedas resquicio para hacer transacciones internacionales
Lejos de establecerse como monedas para el intercambio de bienes y servicios en la economía venezolana, las criptomonedas ganan protagonismo como mecanismos para evadir sanciones al momento de hacer negocios en el ámbito internacional. La data en torno al mercado de instrumentos criptográficos en Venezuela es contradictoria, pese a que sí se evidencia un flujo importante de transacciones en monedas ancladas al dólar, principalmente con el uso de USDT como pasarela para intercambiar dólares por bolívares
La popularidad de las criptomonedas mermó en Venezuela tras el descalabro sufrido por bitcoin en 2022 y la caída de los juegos NFT. Aunque la desconfianza predomina, monedas criptográficas ancladas al dólar siguen siendo de utilidad, no solo para una población que intenta huir de la devaluación del bolívar, sino también para empresas que encuentran una solución ante tantas distorsiones económicas.
Empresas que se dedican a la asesoría en materia de criptomonedas y emprendedores afirman que monedas como tether (USDT) —que mantiene el mismo precio del dólar estadounidense— son empleadas con frecuencia para facilitar sus operaciones financieras y negocios, incluso siendo un mecanismo frecuente tanto en la importación como en la exportación de bienes y servicios.
Juan Blanco, director de BitData Consultores, afirma que muchos de sus clientes manejan criptoactivos de forma regular en sus operaciones para distintos fines. Cambiar bolívares por USDT es una práctica común que se emplea como un refugio ante la inflación. De igual manera, pagar a proveedores tanto en territorio nacional como en el internacional.
«Un mecanismo que usan las empresas es resguardarse de los bolívares que reciben. Se refugian en USDT para que la variación del dólar que marcan (las páginas que hacen seguimiento del mercado paralelo) a las 9:00 am y a la 1:00 pm no les afecte. Luego, cambian esos USDT por bolívares para pagar nómina o reponer inventarios», detalló.
Pero en una escala mayor de importancia, las empresas se apalancan en la tecnología criptográfica para llevar a cabo negocios en un contexto de restricciones a nivel interno y externo. De acuerdo con Blanco, muchas compañías alcanzan acuerdos comerciales en criptomonedas para sortear las sanciones implementadas desde Washington.
Debido a las sanciones, Venezuela quedó al margen del sistema bancario internacional, por lo que pagar a proveedores en el extranjero puede llegar a ser un proceso sumamente engorroso que se simplifica con el uso de criptomonedas, con la simple creación de una cuenta en plataformas como Binance y luego cambiar bolívares por USDT y hacer operaciones en dólares con cualquier cliente que esté abierto a recibir USDT.
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Por otra parte, las criptomonedas tienen un enorme potencial para hacer transacciones difíciles de rastrear, lo que beneficia a empresas que puedan temer la aplicación de sanciones por negociar con empresas venezolanas, pese a que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha dejado claro que solo están sujetaos a sanciones aquellos individuos o empresas que negocien con entes sancionados, como empresas administradas por el gobierno chavista.
De acuerdo con Blanco, un puñado de empresas emplean criptoactivos para importar y exportar bienes y servicios con empresas que «se cuidan» de que los registren como compañías que mantienen relación comercial con Venezuela.
«Hay cosas que se están produciendo en Venezuela con gran valor que se transan en USDT. Lo poco que se exporta, por el tema del bloqueo, sale del país por el mecanismo libre e independiente que provee la blockchain para pagar bienes y servicios». Especificó que parte de este flujo comercial radica en Rusia y en Asia.
La experiencia de Luis González, director de Cashea —empresa que ofrece financiamiento para compras minoristas— ayuda a entender las gimnasias financieras a las que tienen que acudir los emprendedores venezolanos para sacar adelante sus negocios.
«Con las sanciones nos restringen a nosotros, quienes no tenemos que ver con temas políticos. Se limita el acceso a transferencias internacionales, a divisas, a medios de pago y a proveedores. Obviamente, la mayoría de los pagos se hacen afuera y en divisas. La única alternativa que hemos tenido, y puesto sobre la mesa, es el uso de USDT», destacó.
Cashea es uno de los cientos de casos de firmas que deben encontrar un equilibrio en un flujo de caja en el que interactúan dólares, bolívares y criptomonedas.
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González argumenta que todo emprendedor tiene que «hacer un poco de magia» para tratar de mantener una operación sana, por lo que el uso de cada moneda depende de la dinámica del día a día. A pesar de ello, confiesa que evitan el uso de USDT para transacciones locales, más allá de las operaciones cambiarias. «Lo que tenga que pagarse en bolívares, se paga en bolívares, a tasa del Banco Central de Venezuela», aseguró.
Estas dificultades se han repetido en un segundo emprendimiento que está desarrollando González. Volty, empresa dedicada a la movilidad sustentable, se ha topado con las mismas barreras para pactar negocios internacionalmente.
«Contraté a un grupo de programadores en Europa y les tuve que explicar cómo les pagaría. Es un poco engorroso explicar qué ocurre en Venezuela a gente que está afuera, para que entiendan por qué los pagos se hacen a nombre de otras compañías o incluso de personas naturales. Algunos aceptan y otros no. Hay que adaptarse y buscar soluciones, no queda de otra», insistió.
¿Un fenómeno extendido?
Es un hecho que muchas empresas han acudido a este sistema en los últimos años, pero el alcance de la implementación de criptomonedas en operaciones empresariales es difícil de rastrear.
Algunos estudios sugieren que el uso de las criptomonedas en Venezuela está extendido masivamente, como indica un informe de Chainalysis, una empresa dedicada al análisis de las actividades financieras basadas en tecnología blockchain. Esta firma apunta que para julio de 2022 un 34% del total de las transacciones minoritarias hechas en Venezuela correspondían al uso de criptoactivos.
«El 34% de todo el volumen de transacciones minoristas pequeñas en Venezuela consistió en transacciones con stablecoins, más que cualquier otro país de América Latina», resalta el informe.
Sin embargo, consultoras nacionales desmontan estas cifras. Ecoanalítica tiene un registro de la dolarización en el país, en el cual toman en cuenta el flujo de transacciones con criptomonedas y hasta la fecha jamás ha superado el 1% de las operaciones.
El director de la firma, Asdrúbal Oliveros, fue consultado por TalCual al respecto y desestima que el 34% reseñado por Chainalysis tenga relación alguna con la realidad de la economía venezolana.
«Yo creo que ese dato es totalmente incorrecto. Tenemos los datos de nueve estudios de dolarización que miden la forma en la que se paga a nivel de transacciones comerciales y los pagos con criptomonedas no llegan al 1%. De hecho, en los últimos tres estudios se estancaron y redujeron un poco. Lo puedes ver en la calle, no vas a conseguir pagos masivos», subrayó.
Lo que sí parece ser un hecho es que Venezuela es uno de los países con mayor adopción de criptomonedas con relación a su población, pues datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) hasta 2020 estiman que un 10,3% de la población posee o ha utilizado criptomonedas, solo por debajo de Rusia (11,9%) y Ucrania (12,7%).
Los casi tres millones de venezolanos que habrían utilizado criptomonedas dan respaldo a la hipótesis de que en Venezuela se utilizan estas monedas como un activo refugio para lidiar con la inflación y la devaluación de la moneda local.
Sin embargo, la extensión del uso de esta tecnología financiera en el ámbito empresarial está en entredicho. Economistas desestiman que se use profundamente más que para cubrir necesidades específicas.
«Se están haciendo operaciones de este tipo, pero diría que no es masivo. No todos están familiarizados con este tipo de herramienta. De hecho, creo que se usaban más antes que ahora, porque con la caída de bitcoin y los problemas que ha habido con algunas wallets (billeteras criptográficas), se ha generado temor en algunas empresas y proveedores», explicó Oliveros.
Para Daniel Cadenas, profesor de macroeconomía en la Universidad Metropolitana, es poco probable que las empresas decidan incrementar su uso de criptomonedas como creen algunos entusiastas de los criptoactivos, debido a que estas transacciones pueden llegar a encarecer las operaciones.
«No sé si hay suficiente cultura y apetito para recibir stablecoin, de si en Venezuela haya cultura empresarial de pagar y recibir pagos de esa forma. También hay que lidiar con el tema contable y tributario, porque las criptomonedas pagan IGTF (impuesto sobre las grandes transacciones financieras). Eso te encarece la transacción», razonó.
Para el también colaborador del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), es poco probable que una empresa disminuya sus operaciones en bolívares para migrar a USDT, más allá de la función que tienen en el mercado cambiario.
Oliveros agrega que el USDT se utiliza principalmente para agilizar las operaciones cambiarias y convertir bolívares en dólares que puedan almacenarse en cuentas en el extranjero.
«USDT es una especie de pasarela para la compraventa de divisas. Se usa para poder obtener dólares de forma rápida y más expedita que con la propia banca. Cambian bolívares, lo llevan a USDT y luego de USDT a sus cuentas en dólares», detalló.
Más educación sobre criptomonedas
Para quienes apuestan por el futuro de las criptomonedas, es claro que Venezuela incrementará su adopción en los próximos años y sostienen que una de las claves será mejorar en materia de educación financiera, por lo que llevan a cabo una cruzada para informar a inversionistas y empresarios venezolanos sobre las ventajas de monedas como USDT.
Juan Blanco, director de BitData Consultores, considera que la educación financiera es esencial para comprender este fenómeno. Por esta razón, imparte el «Diplomado de Criptoeconomía» en la Universidad Santa María, con el que pretende educar a estudiantes universitarios y entusiastas en general sobre el uso adecuado de las criptomonedas, para evitar estafas y disipar el humo que suelen generar muchos proyectos con tecnología blockchain.
«El sistema educativo, que tiene un montón de años, no permite estudiar y entender sobre finanzas. Las criptomonedas vienen, no a reemplazar el sistema, sino a coexistir con él. Estamos viviendo esa transición y nos toca difundir la información, dejar el miedo y buscar a los especialistas», apuntó.
Los mitos y realidades sobre el uso de las criptomonedas en Venezuela se disipan con el paso del tiempo. Entre detractores y entusiastas, lo cierto es que los venezolanos recurren a las pocas herramientas que tienen para salir adelante pese a un convulso sistema económico que no ofrece opciones.