Empresas Perennes, por Carlos M. Montenegro
Decir Garyo Saskiri puede que a mucha gente no le diga nada, sin embargo es un nombre importantísimo en el área de las empresas familiares. En el contexto profesional se entiende por empresa de familia (EF) “aquella organización comercial cuyo patrimonio y gobierno está ejercido por los miembros de una o varias familias y su objetivo estratégico comprende la continuidad de la empresa transfiriendo el control a manos de las sucesivas generaciones de la familia”.
En esta paradójica época que nos ha tocado vivir, en que las empresas nacen y mueren cotidianamente debido a vaivenes bursátiles, OPAS hostiles, competencia desleal y deslocalizaciones o a las desavenencias internas de las familias que acaban desbaratando sus propias empresas. Se dan casos también en que sin avisar llega un gobernante y en una mañana de delirio expropia lo que se le cruce por delante, empresas familiares incluidas, sobre todo si son rentables, con lo que probablemente, más temprano que tarde, terminen bajando el cierre, echando el cerrojo y ¡hasta luego Lucas!
Sea como fuere el señor Saskiri representa todo lo contrario a lo arriba expuesto, y permítanme explicarles cómo y por qué este empresario japonés es digno de haber transcendido como pionero de muchas cosas.
Se sabe que Garyo Saskiri pertenecía a la familia Hoshi su padre era leñador una aldea cerca del Monte Hakusan o Haku, uno de los tres montes sagrados de Japón junto a los montes Fuji y Tata. En su niñez fue discípulo de un sacerdote budista de la región que, según cuentan, fue informado en una aparición por el dios del Monte Haku que en una aldea cercana había un manantial subterráneo del que fluían unas aguas termales con cualidades milagrosas. Cuando el manantial fue encontrado el sacerdote encomendó a su ex discípulo Garyo que construyera y administrara una casa de descanso en el lugar donde manaban las aguas de la fuente y que podría utilizarla como medio de sustento. La cultura japonesa es rica en historias de este tipo, pero ésta es auténtica.
De modo que Garyo Saskiri construyó en aquel sitio, a los pies del monte Hakusan, una posada que llamó Ryokán Hoshi; era un paraje idílico cercano al templo budista de Nata, con cuatro estanques de aguas termales también que ofrecía una ceremonia del té y un menú de cocina japonesa familiar. Ryokán Hoshi se convertiría en un sencillo pero confortable hotel al estilo del Japón más tradicional. Al poco de inaugurarse la posada, fue conocida por viajeros de alto rango que visitaron el monte sagrado Hakusan y la pusieron en boga, a tal punto que los personajes más influyentes de su tiempo, de la nobleza y hasta miembros de la realeza se alojaban en él para disfrutar de las termas, convirtiéndose durante mucho tiempo en un lugar exclusivo.
Desde entonces la misma familia Hoshi aún mantiene el apellido y el control de la empresa que administra el Hotel Ryokán Hoshi. Su actual presidente y patriarca de la familia, Zengoro Hoshi, recibió en 2006 de la organización Guinness World Records el premio a la empresa familiar con mayor tiempo en actividad de la historia, inscribiéndola oficialmente en el Libro Guinness de los records.
Puede parecer extraño dar tanta bomba al fundador de un hotel en un paraje de Japón con un manantial de aguas calientes, una especie de “spa”. El hecho de que aún lo administre la misma familia, encomiable por demás, no tendría nada de particular si no fuera porque estamos hablando de la empresa comercial de propiedad familiar más antigua del mundo. Ya que el tiempo que separa al señor Zengoro Hoshi, actual presidente de la empresa y el fundador de la misma, su antepasado Garyo Saskiri es de trece siglos, ¡1.300 años!
En efecto Saskiri fundó el hotel en 718 d.C., durante el periodo Nara y la han dirigido 46 generaciones. A pesar de su sobrehumana longevidad, la compañía sigue estando en manos de los descendientes sanguíneos del hijo del leñador.
Zengoro Hoshi declara: “nosotros mantenemos el negocio gracias a un poder mucho mayor, pues los negocios familiares no sobreviven mucho tiempo si se imponen los intereses humanos”, y aprovecha para meter su cuña ya en plan gestor: “la razón fundamental por la que sobrevive este hotel es por la calidad de sus aguas termales, que han fascinado a millones de clientes para reponerse de los rigores del trabajo en las ciudades”.
Ryokán Hoshi ha evolucionado mucho con el paso de los años, aunque lo mejor sigue siendo que todavía es posible relajarse en los mismos baños al aire libre rodeados de naturaleza, antes de disfrutar de la cocina kaiseki, más moderna, elaborada con productos frescos de la zona, frutos del mar y del campo con la montaña sagrada Hakusan al este, y el mar de Japón a Occidente, paraísos naturales imperecederos en el tiempo.
El país del sol naciente, tal vez porque Japón es donde la familia y las tradiciones son ley, cuenta al menos con 25 empresas familiares de las más antiguas del mundo. Entre las que hay dos EF fundadas con anterioridad al Ryokán Hoshi pero que perdieron su cualidad familiar.
Una es el hotel Nishiyama Onsen Keiunkan también de aguas termales situado en las inmediaciones del monte Fuji. Fue fundado 13 años antes que el de Saskiri por Fujiwara Mahito en el año 705 d.C., es el hotel más antiguo del mundo y una de las compañías en general más antiguas en activo. En 2011, el hotel recibió el Récord Guinness reconociéndolo como el hotel más antiguo del mundo. Ha sido administrado desde su fundación por 52 generaciones de la misma familia, pero al incluir como operadores algunos herederos adoptados en diversas ocasiones la empresa perdió el linaje de EF.
La otra es la Kongo Gumi Co., Ltd. con sede en Osaka que tiene una historia interesante. El príncipe Shotoku en 578 d.C., hace 1.440 años, contrató en Corea a varios miembros de la familia Kongo, constructores de templos, para construir en Japón el Templo Budista Shitennoji, que aún sigue en pie.
A través de 14 siglos, la firma Kongo Gumi ha participado en la construcción de innumerables templos, como el monumental Horyu Gakumonji, (Templo de la Enseñanza de la Ley Floreciente) en el año 607 d.C., un conjunto con un Monasterio y 4 templos, entre ellos el Hōryū-ji y el Kondo, su pabellón principal, probablemente la edificación de madera más antigua del mundo, que debido a que tiene los templos más importantes y antiguos, es el más venerado en Japón y en 1993 fue designado Patrimonio de la Humanidad. También en el siglo XVI Kongo Gumi construyo muchos edificios importantes como el monumental Castillo de Osaka.
El último la familia en liderar la compañía fue Masakazu Kongo que hasta 2006 pudo ostentar el título de la empresa familiar más antigua del planeta que estuvo activa, durante 1.428 años, Ese año la familia perdió el control, que mantuvo por 14 siglos siendo adquirida y convertida en una subsidiaria de Takamatsu en 2006.
Un pergamino de unos 3 metros de longitud del siglo XVII permite rastrear las 40 generaciones que se remontan hasta los comienzos de la compañía.
Y yo pensando que la empresa más antigua era la Bodega Barone Ricasoli, de los Ricasoli de la Toscana, cuyo descendiente Bettino Ricasoli además de Presidente del Consejo de Ministros de Italia, después de 30 años de experimentar formuló en el año 1872 la receta del Chianti. Y hoy vengo a enterarme que fue fundada en 1141, o sea que “apenas” tiene 877 años y la han administrado “solamente” 32 generaciones…