En el 2020 los venezolanos comenzaron a vender sus bienes para sobrevivir
Según el economista Asdrúbal Oliveros, en el país se ha presentado un escenario que se traduce en un “incremento de la desigualdad y de la pobreza”
La emergencia humanitaria compleja que se vive en Venezuela ha creado entre la población una necesidad urgente de sobrevivir, pero en este 2020 la crisis llegó a tal punto que los ciudadanos tuvieron que recurrir a la venta de sus bienes principales.
La información la dio a conocer Susana Raffalli, nutricionista y parte del equipo de Cáritas Venezuela, durante su participación en el evento “Prospectiva 2021. Semestre I”, impulsado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Para Raffalli, durante este año los venezolanos llegaron al punto máximo en las estrategias de sobrevivencia, llegando a tomar decisiones con un impacto severo en los hogares y con baja o nula reversibilidad.
Es decir, este 2020 los ciudadanos optaron por la venta de sus tierras, poner su patrimonio en garantía, pedir dinero a prestamistas para comprar alimentos, liquidar sus equipos de herramientas, sus equipos productivos.
También por la necesidad urgente de llevar respuesta a sus hogares ante la crisis, se impulsaron por liquidar sus implementos agrícolas, el consumo de sus semillas para próximas estaciones, así como el consumo de animales grandes.
Según la representante de Cáritas Venezuela, durante este año la emergencia humanitaria compleja que se vive en el país desde el 2017 se agravó con factores que fueron determinantes para empeorar aún más la situación de los ciudadanos, esto son:
- Las sanciones internacionales, implementadas por otros países como forma de presión al régimen de Nicolás Maduro, y que solo han terminado perjudicando a las personas más desfavorecidas.
- La pandemia generada por la covid-19, que llevó a los ciudadanos al confinamiento y la paralización de los sectores comerciales.
- Los migrantes retornados, quienes en medio de la pandemia decidieron regresar al país arriesgando su salud y vida, luego de que se paralizara la economía en las naciones a las que migraron. Esto además cerró la posibilidad de recibir remesas, modalidad bajo la que sobrevivían cientos de ciudadanos.
- El fenómeno La Niña, que desde mitad de año ha causado cientos de inundaciones en diferentes zonas del país.
Susana Raffalli explicó que en un tiempo muy corto retornaron al país cientos de personas, lo que representó “una disminución importante de la ayuda que la familia venezolana estaba usando procedente de las remesas enviadas desde el exterior”.
Toda esta situación recrudeció el panorama de los venezolanos, que según el más reciente informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ya tenía un 31% de su población en condiciones de hambre, lo que se traduce que en el 2019 ya contaban con nueve millones de personas subalimentadas.
Aprovechó esta oportunidad para aclarar que los problemas del hambre y la seguridad alimentaria en Venezuela no comenzó con las sanciones, estas se acrecentaron en el 2012 y se mantienen hasta ahora.
El país entra en las peores 10 crisis alimentarias del mundo, sin embargo, algo que la hace diferente es que, junto a Haití, es la única nación en la que su problema no se originó producto de la guerra o un conflicto amarado; pero la de Haití sí se produjo por razones de crisis climática, algo que tampoco ocurre en el caso Venezuela.
Raffalli explicó que a esta crisis que se vive en el propio territorio, se le suman los venezolanos con hambre, sí, se refiere a esos migrantes que están en condiciones de subalimentación.
“Los venezolanos con hambre andando por la región, son en sí mismo un país, tienen la escala de todo un país con hambre”, haciendo referencia a los 0,9 millones de venezolanos con hambre en Colombia y el 0,7 con la misma historia, pero en Ecuador.
La nutricionista detalló que el país “está entre las tres peores crisis humanitarias de la región, es una emergencia que afecta a todo el país y a un numero considerable de persona, causando daños severos y extremos, consistentes con una situación que pone en riesgo la vida de su gente”.
Desaparición del Estado como empresario
El economista y director de Econoanalítica Asdrúbal Oliveros, también participó en esta iniciativa de la UCAB de cara al venidero 2021. Para el especialista, es evidente que Venezuela es un país distinto, no solo en lo social sino también en lo económico, y además agregó que “no va a volver a ser el mismo (…) ya muchas cosas no volverán a ser como antes”.
“Ya tenemos una contracción superior al 80%, Venezuela termina el año 202o con una economía que es la quinta parte de los que era a inicios del año”, detalló.
Aseguró que para el 2021 el país entrará en su cuarto año de hiperinflación, lo que la sitúa como la hiperinflación más longeva que se ha documentado.
Olivares explicó además que a este panorama se le suma el colapso de los servicios públicos, lo que se traduce en un “incremento de la desigualdad y de la pobreza”, destacando que actualmente el país está dividido como en dos países, uno muy pequeño representado por esa minoría “que ha sentido cambios positivos en la dinámica económica”, y gran parte de la población “que está excluida de las bondades que la ciencia económica le asignamos a la economía del Estado”.
Además, alertó que un posible escenario en el que no se visualiza al Estado como empresario, esto debido a que desde el Estado se observa “el abandono del conjunto de activos de la empresa, en una lógica que se facilite la dinámica de ese Estado para que los controles se mantengan en el poder”.
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