En el Psiquiátrico de Caracas atienden en medio de filtraciones y el empeño del personal
Los trabajadores del Hospital Psiquiátrico de Lídice solicitan al Ministerio de Salud que entregue el edificio principal, al cual solo le hace falta el mobiliario, para poder garantizar atención de calidad. En promedio, atienden diariamente a 40 personas que ingresan por emergencia con cualquier trastorno mental
Fotos: Luisa Quintero
Estar pendiente de las goteras del techo, ubicar algunos envases para que contengan el agua, reacomodarse y seguir. Esa es parte de la rutina del personal de todas las áreas, desde hace algunos meses, del Hospital Psiquiátrico, ubicado en el sector Lídice de la parroquia La Pastora, al noroeste de Caracas.
Fundado hace 130 años, sigue siendo centro de referencia en la atención de salud mental, en un país donde los servicios de psiquiatría y psicología del sector público han cerrado, pese a los estragos de la pandemia por covid-19 y la crisis socioeconómica.
La falta de inversión en la infraestructura y la vetustez de los espacios ha colapsado algunas áreas. En todas hay filtraciones producto de lluvias pasadas, pero así deben atender a los pacientes que ingresan en Emergencia o las cinco mujeres y siete hombres que están hospitalizados.
Peter Contreras, dirigente sindical del psiquiátrico, explica que el mes de agosto de 2021 el Viceministerio de Hospitales, a través de una contratista privada, inició las reparaciones del edificio central. Por ello se trasladó la Emergencia y a los pacientes hospitalizados a áreas del antiguo complejo.
Para diciembre de 2021, las obras de reparación ya estaban listas y solo faltaba el mobiliario, que debía proveer la Fundación de Edificaciones y Equipamiento Hospitalario (Fundeeh), para su entrega. Pero han transcurrido cinco meses de 2022 y aún no hay respuesta de las autoridades.
«Por eso nosotros presionamos, para que se termine de entregar la obra y poder trasladar a los pacientes y las consultas a un espacio seguro», dice Contreras, quien labora desde hace 40 años en estas instalaciones.
Y es que el último episodio de escándalo del hospital (25 de mayo), que involucró a unos cochinos pertenecientes a la Milicia, se dio porque las consultas de psicología, tras el colapso del techo raso en su área durante el mes de abril, se trasladaron a un área abandonada del psiquiátrico cerca de los animales.
Pasante del hospital psiquiátrico de #Caracas denunció la presencia de Cerdos y otros animales en las áreas de psiquiatría. pic.twitter.com/EgNbg06ohd
— ℙ𝕆ℝ𝕋𝔸𝕃 𝔸𝕃 𝔻𝕀𝔸 ® (@portalaldia) May 26, 2022
Tanto la dirección del hospital como los mismos trabajadores aclaran que los cerdos formaban parte de un proyecto socioproductivo, entregado por los funcionarios de la Milicia Bolivariana, con el objetivo de contribuir económicamente para la alimentación de los pacientes. 40% era para los internos, 20% para venta de familiares y personal del hospital, además de 20% que iría para la venta en la comunidad.
«Y no es que la comida falle. Ojo, aquí se entregan mensualmente las bolsas de víveres secos y las proteínas, que consisten solo en pollo. El objetivo era ayudar a los pacientes», dice un médico, que prefiere resguardar su identidad.
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Los cerdos fueron sacados del espacio y apenas queda un tenue olor que indica que hasta hace seis días estuvieron allí. Lo que continúa son las filtraciones, que aumentan cada vez que llueve, así como la alerta de colapso de un techo en cualquiera de las áreas.
Actualmente, en el Hospital Psiquiátrico de Caracas se atienden un promedio de 40 personas por emergencia de forma diaria. De entregarse el edificio central, la atención podría aumentar a 100 pacientes por día.
También funcionan las hospitalizaciones, consultas externas de psiquiatría, psicología, neurología, adicciones y alcoholismo, además de la terapia ocupacional tanto para pacientes internos como externos.
«Criticaron por los cochinos, pero no ven el esfuerzo que hacen los trabajadores para garantizar la atención de los pacientes y los que ingresan a diario a este hospital. Aquí se recuperaron los postgrados de psiquiatría y en diciembre se espera que inicie el de psicología clínica. Lo que queremos es que el Ministerio (de Salud) entregue el edificio principal para brindar una mejor atención», dice otro médico.
Las condiciones del psiquiátrico, si bien distan de los días de terror de 2019 cuando el hospital estuvo a oscuras varios días tras el robo del cableado, no favorecen la salud de los pacientes y el personal.
El edificio del servicio de hombres (Edificio 1) tuvo que ser cerrado debido a problemas de filtraciones y eléctricos. Los techos y paredes de todos los servicios, incluyendo Cocina, Nutrición o Archivos, presentan filtraciones y desprendimiento de material. Muchos baños están cerrados y faltan bombillos en casi todas las áreas.
El personal de mantenimiento en la mañana se limita a seis personas, que deben ocuparse de la maleza, limpieza de pisos, pintura e incluso trabajos de plomería y electricidad.
Debido a estas condiciones, los mismos trabajadores se ocupan de la limpieza para mantener los espacios, como comentó una de las licenciadas de nutrición. «Aquí estamos limpiando la mugre, pero mira cómo está el techo lleno de moho y verdín. Eso va en detrimento de nuestra salud».
En Archivo están en condiciones similares. Todos los documentos del hospital —incluso algunos de hace 50 años— están en carpetas amarillentas, con bordes oscuros debido al tiempo y la humedad.
Las trabajadoras aclaran que solo mantienen digitalizadas las historias de los ingresos por emergencia, en dos computadoras «que si les metes cuatro nombres se quedan pegadas».
«Nos faltan bombillos, cuando llueve el agua se mete por una de las ventanas. Tenemos que estar pendientes porque en el piso superior están las pacientes y lanzan cosas, a veces excrementos. Por eso es necesario que entreguen el edificio principal».
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