En el zaguán con Andrés Eloy, por Alexander Cambero

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El zaguán era un ambiente espacioso con ladrillos marrones que le daban un grato ambiente a la sobriedad. Al fondo un tinajero hecho con figuras de pájaros azules se anteponía a la entrada resguardada por dos almendrones. Aquella modesta casa recibía por las noches a diversos personajes venezolanos que acudían a interpretar al país desde su perspectiva. Eran debates profundos en donde se buscaba ir al contexto de las cosas.
La nación era el resultado de las crueles injusticias construidas en siglos de abusos. El rostro palúdico y perplejo de una realidad que hizo quebrar a los espejos. La república gozaba de la herida que trajo consigo el obscurantismo. Venezuela sabía lo que significaban las dictaduras. Las desapariciones y las cárceles mantenían las mismas estructuras de horror.
La democracia de la que hablaba con vehemencia Andrés Eloy Blanco era el gran sueño de todo amante de la libertad. La antítesis de todo lo vivido. Que un modelo no asesinara a quien pensara distinto ya simboliza una posibilidad por la cual luchar resueltamente hasta triunfar. Escucharlo con aquel entusiasmo iba prendiéndose en el alma de los otros oficiantes. Las diferencias no marcaban un cerrojo definitivo.
Una de las grandes características que poseía el poeta era su capacidad para dialogar con todos los sectores. Sus reuniones contenían las distintas visiones, lo cual garantizaba el reconocimiento. En este humilde lugar del sector El Cementerio, en que una figura descollante pudiera venir a conversar, era algo sumamente interesante.
Estamos hablando de abrir un debate amplio en el año 1940. Su mente ágil no rehuía a cualquier debate abriendo un camino que garantizaba el valor de las ideas. Aquel pequeño salón era la radiografía de una nación. En las calles cercanas aguardaba la seguridad del gobierno del general José Eleazar López Contreras. Sin embargo, jamás ocurrió algún incidente.
Ellos habían comprendido que eran reuniones de amigos. Religiosamente, el café se servía a las ocho de la noche. Pasadas las diez se retiraban. Fue en estos pequeños espacios en donde la democracia comenzó abriendo los ojos. La patria de cada uno. La que nos convierte en ciudadanos.
Andrés Eloy Blanco se hizo Venezuela y la patria lo transformó en su conciencia cívica. Su palabra fue llenando cada espacio para ir disipando las inquietudes. Su poesía tiene el oleaje de su tierra fecunda. En el lodo amarillento de su Cumaná, la grandeza de su prócer asesinado en Berruecos. Las grandes reivindicaciones del hombre y la mujer destacaban en la perspectiva de aquel hombre electrizante.
Su palabra está más viva que nunca.
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Alexander Cambero es periodista, locutor, presentador, poeta y escritor.
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