En la zona Fe y Alegría de El Tigre las oraciones son el refugio ante la desidia
Al sur del estado Anzoátegui, en la zona Fe y Alegría, los residentes carecen de agua potable, asfaltado, servicio de aseo y alumbrado público. Pese a sus llamados a las autoridades, aún no cuentan con transporte público ni reciben bolsas de alimentos
Juana de Pérez tiene 80 años y vive desde hace tres décadas en el sector Fe y Alegría de El Tigre, al sur del estado Anzoátegui. Allí construyó junto con su esposo una capilla en la que los residentes se refugian para sobrevivir a la pobreza extrema que los envuelve.
«Dejamos de pedir a las autoridades que se acuerden de nosotros. Aquí no viene nadie. Nosotros buscamos la manera de sobrevivir; colocamos bombillos para iluminar, instalamos una delgada manguera desde otro sector para medio abastecernos y listo. En estas tierras no se puede ni sembrar», detalló Juana.
Los camiones recolectores de basura tampoco entran a la comunidad por el mal estado de las vías, razón por la que algunos vecinos tienen que quemar sus desperdicios, mientras que otros optan por enterrarlos para evitar afecciones respiratorias entre sus familiares.
Sin sacerdotes ni transporte
Para Juana, ha sido más fácil limpiar la maleza de su calle que esperar a que la alcaldía envíe cuadrillas para realizar el trabajo. «Mi esposo tiene 110 años y él ya no me puede ayudar, así que yo poco a poco voy buscando solución a las cosas. A la iglesia ya casi no van los sacerdotes porque es muy difícil llegar aquí. Estamos en el completo olvido», aseguró.
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Los pequeños deben caminar kilómetros, junto a sus padres, para poder ir a la escuela, pues el transporte público solo llega a zonas vecinas donde sí cuentan con asfaltado y cuyas calles están en mejor estado. Algunos residentes aseguran que ni las bolsas de alimentos llegan a la comunidad, en la que alrededor de 70% de las 900 famialias que la habitan viven en extrema pobreza.