En Mérida hay un laboratorio de semillas de papa que ayuda a no depender de otros países
A pesar de las adversidades, continúa trabajando en Mérida un laboratorio dedicado a la producción de semillas orgánicas de papa. El objetivo es no depender de otros países para poder sembrarla y luchar contra el contrabando desde otros países
Un laboratorio abrazado por las montañas de los Andes de Venezuela se dedica a la producción de semillas orgánicas de papa, el rubro de preferencia entre los agricultores de la zona, muy golpeados por la crisis y el contrabando desde Colombia.
Los retos son muchos para el sector agrícola de este país de 30 millones de habitantes que enfrenta altísimos costos de producción, que en el caso de la papa incluyen la importación de semillas de países como Canadá.
La organización Productores Integrales del Páramo (Proinpa), ubicada en Mucuchíes, en las montañas del estado andino de Mérida (oeste), tiene cerca de 24 años trabajando en la conservación y preservación de semillas del tubérculo.
«Tecnológicamente puedes producir sin insumos químicos, sin fertilizantes, sin agua de riego, sin suelo inclusive, pero jamás puedes producir sin semillas», dice a la AFP Rafael Romero, ingeniero agrónomo y fundador del programa, que formó a sus primeros técnicos, todos de la zona, en una escuela nocturna.
«Como país, hemos sido muy vulnerables en el tema de las semillas, altamente dependiente de las semillas traídas de afuera», sigue.
Venezuela produce unas 250.000 toneladas al año de papa en una rotación de 12.000 hectáreas, según datos de la federación de productores agropecuarios (Fedeagro).
«Queremos tener soberanía en semilla de papa», explica Celso Fantinel, presidente de la organización.
*Lea también: Empresa pionera en siembra directa evalúa cierre por amenazas de grupos delictivos
Una papa «más barata»
Hay tres invernaderos en Proinpa. En uno de ellos reposan decenas de pequeñas plantas sobre un largo manto blanco. Abajo, cuelgan las raíces con pequeñas papas, a través de un sistema denominado «aeropónico» desarrollado en la institución.
Con apoyo del Ministerio de Ciencia han llevado semillas de papa a 18 de los 23 estados del país. No tienen agrotóxicos o químicos, y crecen además con agua de manantial.
Se han incorporado otros rubros como ñame, batata, fresa y ajo.
Proinpa colecta en el laboratorio injertos para su banco de semillas, que cuenta con especímenes traídos de Perú, Colombia, Asia y Europa. Ha rescatado igualmente 24 tipos de papas nativas, que existían antes de la llegada de los españoles en América.
El presidente Nicolás Maduro celebró esta semana «buenas noticias del crecimiento del producto interno agrícola» y pidió a la banca pública y privada «garantizar el financiamiento» de los productores en un país donde el crédito se esfumó por una crisis económica que, aunque menos aguda, persiste.
Según el mandatario, la cartera de crédito del país «ha dado un salto gigantesco» en 2023 al crecer un 93%, al tiempo que anunció un «fondo de financiamiento para pequeños productores» como parte de una «ofensiva nacional de siembra».
Los productores venezolanos también padecen el contrabando desde Colombia, que en el caso de la papa llega a los 20.000 kilos que entran por caminos irregulares diariamente, según Fedeagro.
«Sus costos de producción son 30% más económicos», resalta Fantinel. «Cuando tienen exceso de producción, antes de perder todo, la mandan a Venezuela, por supuesto mucho más barata».
El productor venezolano enfrenta el alto costo de los insumos y la escasez de gasolina para el transporte, pasando por sobornos en retenes policiales que abundan en las carreteras de Venezuela: todo suma y repercute en el precio.
Las fuerzas militares arrestaron a dos personas esta semana con un camión con más de 12.000 kilos de papa en el estado fronterizo de Apure. No tenían documentos de importación de este rubro que paga un arancel de 40%.