En plena crisis humanitaria, los venezolanos apuestan por el chequeo de datos
Espaja.com tiene un equipo de tres verificadores y ya recibe un promedio de 60 pedidos de chequeo de sus lectores todos los días. Son dudas sobre falsos operativos en cuarteles, falsas subidas del sueldo mínimo e incluso falsos chupetes vendidos con droga
Autora: Cristina Tardáguila. Directora adjunta de la International Fact-Checking Network, en The Poynter Institute, y fundadora de la Agência Lupa.
Espaja.com estrenó en la web en la segunda semana de octubre. Es la sexta unidad de fact-checking de Venezuela y se suma a Cotejo, Efecto Cocuyo, Observatorio Venezolano de Fake News, Cazadores de Fake News y Observatorio Venezolano de Desinformación.
Espaja.com nace con el apoyo financiero de la Unión Europea y de Transparencia Venezuela. Tiene un equipo de tres verificadores y ya recibe un promedio de 60 pedidos de chequeo de sus lectores todos los días. Son dudas sobre falsos operativos en cuarteles, falsas subidas del sueldo mínimo e incluso falsos chupetes vendidos con droga.
La semana pasada, sin embargo, muchos venezolanos escribieron a la plataforma preocupados de verdad con la «noticia» de que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) había autorizado el cobro de los alquileres en dólar.
En Venezuela, los pagos se suelen hacer por transferencia bancaria o por tarjeta de débito. En algunos casos, se acepta oro también. Los bolívares (en billete) son pocos y valen poquísimo. Los dólares son muy escasos. Por eso, generó angustia entre los ciudadanos la posibilidad de que la Justicia autorizara a la gente a cobrar los alquileres en la moneda estadounidense.
Era paja, engañoso. Y Espaja.com lo explicó. El titular publicado por Diario 2001 y replicado en todas las redes sociales y cadenas de WhatsApp había sido mal escogido. El TSJ había dado una sentencia con relación a un caso específico, autorizando el pago en dólar. No había dicho nada sobre los demás alquileres del país.
Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público, dice que los jóvenes venezolanos no saben qué significa estar bien informado. Insiste que hay un desierto informativo en su país y ve con buenos ojos la creación de unidades de verificación.
«Aquí estamos pulsando,» dice Correa. «Somos un país adolescente, que busca respuestas rápidas para sus problemas. Pero lo que necesitamos es un proyecto de largo plazo. La gente anhela información de calidad».
Por esta razón Espacio Público acaba de estrenar un programa de alfabetización digital con una metodología propia, de cinco pasos, que cualquier ciudadano puede comprender.
«Proponemos un método de chequeo ciudadano sencillo que se llama DDBPC. Son cinco verbos en imperativo: detente, duda, busca, piensa y coopera«, explica Fátima Arévalo, también de Espacio Público. «Y ya hemos hecho cuatro talleres con 42 personas explicando como funciona esta metodología. Nos ha salido muy bien».
La idea de Correa y Arévalo es que los ciudadanos puedan hacer sus propias verificaciones puesto que la mayoría de las informaciones falsas que circulan en WhatsApp y Twitter son razonablemente sencillas de ser puestas a prueba.
Los fact-checkers profesionales quedarían responsables de solucionar, entonces, las verificaciones más complicadas. Y no restan dudas de que habrá chequeos complicados en Venezuela.
En mayo, por primera vez tras muchos años y gracias a la presión del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central de Venezuela publicó datos sobre la economía del país. Periodistas jóvenes, sin embargo, nunca habían vistos sus tablas y sus documentos. Muchos no sabían leerlos. Tampoco había series históricas que permitieran comparaciones y, a la vez, sobraban dudas sobre la fiabilidad de las informaciones.
Otro desafío que los fact-checkers venezolanos tendrán que vencer son los bloqueos digitales que seguramente podrán ser impuestos a sus páginas web. Según un estudio del Instituto Prensa y Sociedad (Ipys), en 2019, se registraron 880 bloqueos de páginas informativas en Venezuela – 68% de estos bloqueos vinieron de CANTV, la operadora del estado.
Angel Alayón, director y fundador de la página web ProDavinci subraya, por fin, que los periodistas que siguen en Venezuela y que están dispuestos a innovar – como es el caso de los verificadores – deben tener en cuenta cuatro factores muy específicos del país.
«Primero el fenómeno de la habituación. Nosotros nos acostumbramos a los estímulos. Normalizamos el caos. Segundo, es importante recordar el sesgo de confirmación de la gente, que prefiere leer aquello que confirma sus ideas y creencias. En tercer lugar, recuerdo que es necesario tomar en cuenta la diversidad de los estados emocionales de las audiencias en Venezuela y saber que no es trivial hacer noticias duras en un país bajo emergencia humanitaria. Y, por fin, que el fenómeno de la pobreza y la escasez de comida afectan el funcionamiento cognitivo de los ciudadanos. El cuerpo se preocupa con lo que es vital para sobrevivir.»
Jeanfreddy Gutiérrez es fact-checker en la unidad de verificación de Efecto Cocuyo, una de las más antiguas de Venezuela, y dice que es bueno tener cada vez más vecinos venezolanos en la lucha contra la desinformación y que es una forma de exponer las dificultades que enfrenta el periodismo en medio de bloqueos, persecución y censura.
Gutiérrez sabe que el tema en Venezuela aún es incipiente pero considera que se abre una oportunidad para ver incluso a los verificadores trabajando de forma colaborativa y en conjunto, como ha pasado en otros países del continente.
«Unas eventuales elecciones podría ser el estímulo necesario para ese trabajo conjunto.»
*Artículo de Opinión extraído de Univision