En política los errores se pagan caro, por Reinaldo J. Aguilera R.
Twitter: @raguilera68 | @AnalisisPE
Para quienes no conocen la historia, la carrera de Edward «Ted» Kennedy, hermano menor del asesinado Presidente, quedó marcada cuando cayó su automóvil a las aguas de la bahía de Chappaquiddick, ubicada frente a la famosa zona de la Martha’s Vineyard, el 18 de julio de 1969, y una de sus secretarias, Mary Jo Kopechne, murió en el accidente. Ted, que iba bebido, se descuidó mientras conducía y su coche se precipitó a un lago desde un viejo puente.
La maquinaria para proteger la carrera política de Ted Kennedy se puso en marcha para minimizar el hecho de que el senador huyera de la escena del accidente y no informara hasta diez horas después; sin embargo la inacción del senador causó que prácticamente perdiera la posibilidad de ser candidato y quizás lograr ser presidente de los Estados Unidos. Un error que pago muy caro.
Para nadie es un secreto la cantidad de cosas por las que ha pasado Venezuela en los últimos años, pero el asunto —políticamente hablando del desastre respecto al interinato de Guaidó— aún no toca fondo, pero en cualquier momento lo hará. Lo triste es que con todo lo que ya se sabe, el grupo que le acompaña —que, dicho sea de paso, es bastante numeroso tanto dentro como fuera— y hasta el propio Guaidó no dicen ni por casualidad que se equivocaron, que no pudieron y, mucho menos, que no lograron cumplir con la tarea que se les encomendó.
Para colmo de males, es sabido por todo el mundo que dentro de la dinámica del gobierno interino tenemos escándalos de malgasto de fondos, de viajes, de viáticos, una serie de cosas que uno no esperaría de un gobierno que combate a una dictadura, pero todas son ciertas aunque se niegue, esa dinámica pesa sobre Guaidó, que no ha sido capaz de dar las explicaciones adecuadas.
Recordemos la fuerza con que irrumpió en el escenario político de aquel momento el «gobierno interino» de la oposición venezolana, encabezado por Juan Guaidó. Todo fue esfumándose paulatina e inexorablemente. Para muchos, en este momento cuando se acerca una elección presidencial en nuestra Venezuela, no hay ruta, no hay unidad, no hay estrategia, no hay nada. Una triste pero cierta realidad.
El momento que se vive en Venezuela no es nada placentero, millones huyendo, otros sobreviviendo como pueden. Claro está, estos últimos si es que no están enchufados, por que los enchufados al gobierno madurista no sienten los embates de una cruda economía que no alcanza para mucho.
Otro fenómeno que está presente es la pérdida de la esperanza de cambio, una esperanza que en 2019 manifestaba el 50% de la población y que hoy mantiene menos del 25%, lo que revela una clara muestra del desencanto.
Lo cierto es que el ciudadano promedio no se siente representado ni por el chavismo ni por la oposición y en esa orfandad política hace que haya un grupo que se beneficie de lo que ocurre en Venezuela.
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El gran reto de la oposición es buscar el modo de recuperar la unidad y la legitimidad, con el lastre de un «gobierno interino» que ya no convence a muchos y definitivamente causó más daño del que había. El acumulado de actuaciones equivocadas pronostican quizás que en nuestro país habrá chavo-madurismo hasta el 2030 como mínimo. Definitivamente, los errores en política se pagan caro, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. es Abogado. Master en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de George Washington University/UCAB.
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