¿En qué anda Claudio?, por Beltrán Vallejo
Hay sectores que dicen pertenecer al mundo opositor y que creen que la figura de Juan Guaidó se está desinflando, por lo que arreciaron una especie de contraofensiva en aras de relegitimar su dogmatismo participacionista, tanto en materia de lo que denominan “negociación” y en materia de su presencia en procesos electores diseñados por el Gobierno.
Bueno, creen que están en su momento, como en estos días se reflejó en la entrevista que Vladimir le hizo a Claudio Fermín, quien de manera enfática y reiterada calificó a Guaidó como un simple mentiroso o manipulador
Claudio Fermín, a quien conozco en persona y a quien reconozco su nivel como personalidad política, en una entrevista diría yo que socarrona y jactanciosa, pontificó en demasía, y su ataque a Guaidó y a su concepción táctica de enfrentar al gobierno, se hizo más directo, en consonancia con buena parte de los mismos descalificativos del régimen madurista.
Es en verdad interesante apreciar esta actitud en este amigo, que no es ningún pendejo, y que ha dedicado sus últimos tiempos en acompañar el escenario, que en años ha legitimado al gobierno, como lo son los procesos electorales caracterizados por la indefensión institucional de los demócratas, por la nula competitividad electoral, y que ahora ha pasado a deslegitimar el quehacer actual de la mayoritaria dirigencia opositora. ¡Qué bueno este columpio de Claudio!; por allá va legitimando al gobierno, siempre, y desligitimando al mundo opositor, siempre.
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Pero entonces también tenemos a los Claudio y a los Ochoa Antich en alardes de perfectismo político, de un patrioterismo y de un ¡fuera el injerecismo!, y de un no a los gringos, en lo particular; pero lo hacen desde una perspectiva tan radical, que no le queda a uno sino sospechar por qué tanto vanguardismo no se ha expresado, ni antes ni ahora, en lo referido al proceso por parte de Rusia de convertir a Venezuela en su satélite hemisférico para usarla como pieza de ajedrez en su confrontación con EEUU; ni siquiera dijeron esta boca es mía cuando el malandro internacional de Putin exhibió sus bombarderos nucleares rusos en tierra venezolana. ´
Ahora, ¿qué plantean los Claudio y los Antich? Lo mismo de siempre en materia de política convencional y de palacio: el “acuerdo”, la “negociación”, el “voto”; pero lo plantean como dogmas, y lo fosilizan; les quitan la sustancia política, que es la que dan las condiciones, el contexto y la acumulación de fuerzas políticas.
Quizás Guaidó y su gente, entre los que me cuento, pudiéramos pecar de estrategicistas, que es el error en que cayó la izquierda venezolana en los años 60 cuando abandonó el escenario del Congreso y se fue a la lucha armada en las montañas; pero lo de ellos el algo más soterrado; es como un “tácticismo” muy cercano al acomodo cómplice con el régimen.
Mejor no pensemos mal, y digamos que lo de Claudio es una cantiflada. Eso pasa mucho con el político latinoamericano, quizás por los efectos del sol tropical; porque cómo se explica que este estimado, después de redactar el año pasado una carta pública, argumentando que abandonaba su aspiración presidencia porque, y lo cito, “la colcha sobre la cual hay que bordar la candidatura unitaria que habíamos planteado se fue encogiendo de manera acelerada hasta el punto que una candidatura hoy podría ser el fruto de una alianza bien intencionada pero ya no con capacidad unitaria nacional para generar el cambio que andamos buscando y con el que estamos comprometidos”; no obstante, en aproximadamente quince días asumió la jefatura de campaña de Henry Falcón.