En Táchira la vida está prácticamente paralizada por la crisis de servicios públicos
El estado andino no solo es afectado por los constantes y prolongados cortes eléctricos no programados de entre 12 y 14 horas diarias. Al racionamiento en el suministro de agua potable, las fallas permanentes en las comunicaciones telefónicas fijas y móviles, y el pésimo funcionamiento de la plataforma de internet se le suma el desabastecimiento de combustible
Por Rosalinda Hernández C.
Sin agua, sin electricidad, sin gas doméstico ni gasolina viven a diario los habitantes del Táchira, uno de los estados en donde la crisis de servicios públicos mantiene prácticamente paralizada la vida diaria en medio de interminables colas para proveerse de algún servicio.
Las protestas constantes con cierre de vías no logran llamar la atención de los organismos nacionales y regionales encargados de resolver la crisis. Ni siquiera los controles impuestos han logrado solventar la situación en ninguna de las áreas afectadas.
Ejemplo de ello es el combustible: ni el TAG o tarjeta electrónica para el racionamiento de la gasolina (2011), el reducir los cupos de venta, el captahuellas en estaciones de servicio que nunca entraron en funcionamiento (2018) o el nombramiento de un Estado Mayor de Combustible en marzo de este año que condicionó la venta por terminal del número de cédula, han menguado las interminables filas alrededor de las gasolineras.
El caos vehicular, la violencia y la corrupción que ronda tras un cupo en una cola de cualquier estación de servicio en Táchira, se ha vuelto incontrolable y no lo detiene ni siquiera la presencia de los organismos de seguridad, cuyos funcionarios son señalados por la población de fomentar la anarquía.
“Me encuentro en la estación de servicio cercana al colegio Don Bosco, estoy con los funcionarios de Protección Civil Táchira y no se nos permiten equipar de gasolina ninguna ambulancia aquí, ni en ninguna otra estación de servicio”, denunciaba el pasado martes 14 de mayo el Director de Protección Civil Táchira, Jaiberth Zambrano.
Ante las negativa de las autoridades que custodian las estaciones de permitir la reposta a las ambulancias, los funcionarios del gobierno regional decidieron bloquear las calles adyacentes a la estación como medida de presión.
El Jefe de la Región de Defensa Integral (Redi- Andes) mayor general Manuel Bernal, inició el pasado martes 14 de mayo una fiscalización en las estaciones de servicio de San Cristóbal e invitó a la ciudadanía a denunciar los presuntos casos de corrupción y soborno que se presentan en las gasolineras de la región.
“Tuvimos una reunión aquí en las cercanías de la estación de servicio del Castillo de la Fantasía con el general Bernal. Nos ha dicho que luego que se marquen con el respectivo número cada carro, los 10 o 20 usuarios que estemos de primero en la cola nos vengamos a la entrada de la bomba y ayudemos a vigilar para que no se coleen los carros de otras personas. Nos autorizó a cerrar las calles o avenidas si se presenta algún inconveniente en la estación de servicio, no aceptar amenazas de policías. Los mismos usuarios seremos los garantes de no permitir coleados”, comentó a TalCual José Rojas, usuario que aguardaba para abastecer gasolina luego de 15 horas en la cola.
La visita del jefe militar a las estaciones de servicio con la pretensión de organizar el caos y evitar la corrupción que rodea la venta de gasolina (se pagan hasta 35.000 pesos colombianos por abastecer un carro sin hacer la cola, unos 70.000 bolívares) no ha sido bien vista por algunos tachirenses, que culpan a los militares venezolanos de ser los principales responsables de la grave crisis que enfrenta la región.
“Ahora hay que venir a darle las gracias al general Bernal y a los militares porque medio apaciguan el tema de las colas de gasolina. A la gente se le olvida que son esos mismos gloriosos militares los culpables del problema. Son los militares los que permiten el paso y venta de gasolina en Guaramito, (frontera entre Táchira y Colombia) a cambio de un porcentaje de la cantidad de gasolina que por allí pasa. Son los militares los que colean y cobran en las bombas, son los militares los que se llevan las gandolas directo a Colombia, son ellos los mismos que controlan Pdvsa y asignan el despacho de las gandolas. Controlan también el sistema del TAG. Pero ahora llegó el general Bernal a medio “parapetear” lo que han hecho todos estos años entonces tenemos que rendirle pleitesía y ser agradecidos porque ahora no son dos días en la cola para echar gasolina sino uno”.
La guerra económica: la excusa
En conversaciones con TalCual, un empresario de la gasolina que prefirió omitir su nombre informó que recientemente se desarrolló una reunión entre propietarios de estaciones de servicio e integrantes del nombrado Estado Mayor de Combustible, allí se informó que el desabastecimiento se debe una vez más a la llamada “guerra económica”.
“Fuimos a una reunión con el Estado Mayor de Combustible, por cierto que está conformado por más militares que estaciones de servicio y litros de gasolina. Allí nos comunicaron que la semana anterior y la que transcurre serían muy críticas por falta de gasolina en la planta de llenado de El Vigía, que surte de gasolina al Táchira. Lo que dicen es que ‘la guerra económica’ ha impedido que lleguen los componentes para el procesamiento del combustible, eso es lo que ha limitado la llegada del producto”.
El empresario del combustible no pudo precisar con certeza qué cantidad de gandolas de gasolina pudieran estar llegando a diario a San Cristóbal, porque sería “especular”, aunque a través de otra fuente se conoció que solo cinco gandolas diarias de 60 que habitualmente entraban a la capital de Táchira, es el número que se estaría distribuyendo, informó el propietario de una estación de servicio, quien además señaló que de 39 gasolineras, apenas abren un 20% de ellas.
“Decir ahorita un número preciso de gandolas de combustible que pudieran estar llegando al Táchira, es especular. Lo que sí puedo decir es que solo estaba llegando gasolina de 95 octanos días atrás, esta semana ya empieza a llegar un poco de 91 octanos”
Otro de los motivos que se alegan ante la falta de combustible en la región es que la Empresa Nacional de Transporte (ENT) de Combustible, no cuenta sino con 65 cisternas, acción que se suma al problema.
“No se está produciendo el combustible necesario, tampoco hay unidades para el transporte”, dijo el empresario.
Mientras tanto quienes no tienen los pesos para pagar y permanecen hasta tres días en medio de la calle haciendo la cola para abastecerse de gasolina, sufren cualquier cantidad de penurias que pueden llegar a costar la vida.
“Estaba con mi tío haciendo la cola frente a la sede nueva de la Universidad Católica, ya llevábamos más de mediodía y de repente mi tío se empezó a sentir mal. Bajo del carro a recibir aire y se desplomó. Se golpeó la cabeza, pero no solo eso, también convulsionó y no teníamos como trasladarlo a un centro de salud. No había luz y los teléfonos no funcionan. Los que estaban en la cola no podían moverse porque no tenían gasolina. Al final después de un rato apareció quien nos llevó a un centro médico, pero fue difícil, mi tío pudo fallecer”, comentó un tachirense a este medio.
El colapso
Sin cronograma ni programación establecida, la empresa de electricidad Corpoelec suspende a diario y por tiempo prolongado (hasta 24 horas) la energía eléctrica en la región andina. Ninguno de los 29 municipios del Táchira se escapa del racionamiento de luz que paraliza comercios, empresas, educación y hasta prolonga la estadía en las estaciones de servicio para surtir combustible.
“Creo que hay zonas más afectadas que otras, por ejemplo los municipios de frontera son más golpeados, ellos pasan hasta tres meses sin recibir agua potable en las tuberías, cinco meses sin recibir gas doméstico y la luz se la quitan a diario por más de 12 horas”, dijo Aura Colmenares habitante de Ureña.
Mientras tanto en las vías principales de San Cristóbal o carreteras que conectan a otros municipios el cierre de vías en demanda del gas doméstico es la constante al despuntar el día
La mañana de este jueves, el cierre de la carretera que comunica a San Cristóbal con el fronterizo municipio Junín, por ciudadanos que demandan el suministro de gas ocasionó enormes trancones y caos vial.
“Tenemos cinco meses sin recibir el camión del gas. Aquí no hemos tenido los pesos para pagar las bombonas y sin pesos no logramos conseguir quien nos venda. Hemos tenido ya cuatro días sin luz y sin gas día y noche…yo no sé cocinar con leña”, dijo a TalCual una de las ciudadanas que espera el despacho del combustible.
Ante la protesta, un empleado de la empresa que despacha el gas doméstico se acercó a las comunidades y acordaron levantar la protesta con la promesa que el servicio sería vendido con normalidad este viernes.
Un cilindro de gas en el mercado negro puede llegar a costar hasta 30.000 pesos dependiendo el tamaño, dijo una de las voceras de la comunidad afectada.
“Nosotros no tenemos la plata para pagar en pesos. Vivimos en Venezuela y aquí la moneda es el bolívar, aunque poco vale, eso es lo que debe cobrar la empresa por la venta de gas, no en pesos”, denunció otra de las usarías en medio de la protesta
A pesar de la constante queja los tachirenses no tienen respuesta alguna a la grave crisis que viven. Aunado a lo anterior, se enfrentan a un cierre de frontera con Colombia, situación que mengua las posibilidades de subsistencia a quienes dependen del intercambio económico entre ambas naciones para poder vivir.
“No solo no tenemos luz, gasolina, agua, gas. Tampoco se consiguen medicinas y los alimentos son más económicos en Colombia que aquí en San Cristóbal. Nos vemos obligados a pasar al otro lado a comprar comida. Algunos funcionarios de la Guardia Nacional, nos permiten el paso porque ellos comprenden muy bien la situación, no le es ajena, a otros hay que darles colaboración para que nos permitan pasar por el puente y no ir a exponernos a los peligros de las trochas”, dijo Marcela Ocampo habitante de San Cristóbal.
La tachirense también comentó a este medio que “de manera gentil y educada” un funcionario de la Guardia Nacional, destacado en la aduana de San Antonio, le prohibió cruzar hacía el puente Simón Bolívar si no se retiraba la gorra con el tricolor nacional que llevaba puesta.
“Fue educado y gentil, me dijo por favor retírese la gorra, no la puedo dejar pasar así, hay cámaras grabando y si la dejo pasar con esa gorra me voy a meter en problemas. No entendí pero igual me la quite porque le necesidad de comprar comida y medicinas es más importante que una gorra que me identifica como venezolana”, apuntó.