En una de malabarismos, por Gregorio Salazar
Twitter: @goyosalazar
Qué más quisiera Maduro que verse convertido en el gran malabarista que pudiera mantener en el plano interno todas las pelotas en el aire, las aparatosas que giran aquí, las trágicas que vengan de sus aliados y las muy tentadoras que de improviso le lance el imperio.
Si lograra sacar lo mejor de cada giro, viendo como en sus manos las opciones suben y bajan sin estrellarse en el piso, redondearía un acto circense como estrella principal del espectáculo, jefe de pista y único dueño por tiempo indefinido del tinglado criollo. Qué más puede desear? Y, por lo visto, a eso intenta jugar.
No le dice un no rotundo a los gringos, no se aleja de sus aliados rusos y maniobra en el ámbito interno convocando a otra ronda del diálogo, aparentemente en seguimiento de las tratativas que sostuvo con los representantes del gobierno norteamericano en Miraflores.
Es en esto último es donde ya se divisaron las primeras rutinas. Se reabrirá el diálogo, con la misma agenda ajada y manoseada que nunca vemos cristalizar. Para esta vez, a diferencia de la de México, se incorporarán nuevos actores –los representantes de los partidos no chavistas que integran la Asamblea Nacional–, y otros sectores, incluidos los económicos, con los que hubo en el pasado reciente infructuosos diálogos sectoriales.
Justamente en predios de la AN, el jueves previo al encuentro con los representantes del gobierno de Biden, fue presentado el informe final de la investigación hecha a la legislatura que presidió Juan Guaidó, con el rol paralelo de presidente interino. Todo un anuncio de guerra y persecución.
La comisión estuvo presidida José Brito, quien al presentar el informe volvió a mostrar sus furores contra quienes lo destituyeron de la Comisión de Contraloría por supuestos hechos de corrupción a favor de empresarios afines al régimen y a Alex Saab, que a fin de cuentas es lo mismo. Brito ha sido ante el régimen un equilibrista que a pesar de la gordura mórbida no ha reventado la cuerda floja. De modo que para el oficialismo dicha comisión no podía estar en mejores manos.
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Esa investigación fue solicitada por Nicolás Maduro a comienzos de enero y el informe Brito señala a 1.400 personas del entorno de Juan Guaidó los involucrados “en la apropiación de las riquezas del país”. Especial énfasis, por cierto, hizo Brito ese día en la persona del gobernador Manuel Rosales, ahora invitado al nuevo diálogo. Así, el líder zuliano tendrá al frente a sus acusadores de esa oposición que se diferencia del chavismo, pero con el que se lleva de maravillas.
Se reabrirá entonces un escenario en el que dependiendo de los acuerdos, y sobre todo en lo medular que debe ser el pleno restablecimiento del Estado de Derecho, que lo abarca todo, pudiera venir del norte la buena pro para que Pdvsa recupere su operatividad y pueda explotar el potencial petrolero. La suerte de la endeudada y demandada Citgo, otra pelota en el aire, también iría en ello.
Tras las vehementes manifestaciones de Maduro en apoyo de la guerra de Putin «en defensa de la paz», vinieron las más pausadas y cautelosas de la vicepresidenta Rodríguez, asegurando «que no nos verán en las filas de la guerra» y que apuesta al diálogo, pero sin escatimar amapuches discursivos con el canciller ruso. A ella le toca parte de los malabares.
La invasión a Ucrania ya tiene enormes consecuencias para Putin, hoy señalado como criminal de guerra, y Rusia. Las sanciones están impactando con fuerza misilística el corazón de la economía rusa. Cierra la bolsa, caen los bonos, se pulveriza aún más el rublo, más de 300 empresas de todo el mundo anuncian su salida, presagiando recesión y desempleo. Así se esfuman los sueños de grandeza de Putin, plenos de añoranzas soviéticas.
Hundirse aferrado a la aventura hitleriana de Putin no es negocio para Maduro. Si escogiera ese destino no verá a Pdvsa resurgir de sus cenizas (con ayuda gringa) ni recobrará la vieja y abultada chequera petrolera que le dio al chavismo tanto dominio interno y tanta capacidad de maniobra internacional. La varita mágica que todo lo pudo y de la cual todavía recibe dividendos políticos en foros internacionales.
Revivir esa época dorada del poder chavista venido de los petrodólares es demasiada tentación como para dejarla pasar aferrado al discurso antimperialista y pro soviético. Pero los discursos serán asordinables y los cambios pudieran venir sin grandes estridencias como ya hemos visto en el campo de la dolarización de la economía. Parte del malabarismo madurista que ahora juega en una escala muchísimo más exigente.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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