Encovi: No hay racismo, pero sí un «umbral» del color de piel vinculado a la pobreza
Los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2022 presentada por la Universidad Católica Andrés Bello el pasado 10 de noviembre, por primera vez indagó cómo se reconocen étnicamente los venezolanos. Los resultados reflejan que la población que se autopercibe como afrodescendiente tiene menos años de escolaridad y es más pobre que los blancos
La Encuesta Nacional de Condiciones Vida (Encovi) del año 2022 incorporó en su más reciente actualización la medición de «color de la piel como segmentación de situación social». El investigador Luis Pedro España, durante la presentación del estudio, afirmó que los datos indican que en Venezuela «no hay racismo propiamente, pero sí hay un umbral del color» vinculado a la pobreza.
La condición étnico-racial será incluida en los estudios sucesivos de la investigación que la UCAB hace desde 2014.
«Vamos a corroborar si esa brecha por color de la piel se va a cerrar», explicó España, para quien «la buena noticia, desde el punto de vista tanto educativo como de remuneración, es que la brecha por el color de la piel en Venezuela es corta, existe todavía, pero se ha venido acortando».
Las respuestas a la pregunta sobre la autopercepción étnica arrojaron que 39% de las personas se reconocen como blancas, 58% morenas y 3% negras. Por otro lado, 3% se identificó como perteneciente a una etnia indígena, 8% afrodescendiente y 89% no se reconoce en ninguna de esas dos categorías.
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La Encovi 2022 reflejó que la población negra es 6.4 puntos porcentuales más pobre que los blancos y tiene una mayor desventaja en el acceso a la educación por factores económicos. La diferencia de años de escolaridad es de 1.23 años a favor de los blancos. Un factor que se relaciona directamente con la pobreza.
La cifra sobre la desventaja en los años de escolaridad de quienes tienen la piel más oscura fue comparada con Colombia donde el dato se duplica: 2.52 años menos de estudios.
La autopercepción
Esther Pineda, socióloga e investigadora con posdoctorado en Ciencias Sociales de la UCV, recuerda que en el año 2011 el Instituto Nacional de Estadísticas incorporó una pregunta de reconocimiento étnico en el Censo de Población y Vivienda. Sin embargo, los resultados de la consulta que preguntaba «según sus rasgos físicos, ascendencia familiar cultura y tradiciones se considera: a) negra/negro, b) afrodescendiente, c) morena/moreno, d) blanca/blanco, e) otra», develó varios problemas.
Uno de ellos era que una cantidad significativa de los encuestadores «desconocía la categoría afrodescendiente» por lo que se limitaba y prefería no hacer la pregunta. Otros no estaban en capacidad de explicar de qué se trataba la categoría. En otros casos, los encuestadores respondieron la pregunta por el entrevistado según el grupo al que consideraban que este pertenecía.
Por otro lado, el desconocimiento de la categoría afrodescendiente, hizo que una gran cantidad de personas se reconocieran como negras y no como afrodescendientes.
Pineda manifiesta que si bien la variable étnica fue incluida en el censo de población de 2011, esta información sigue siendo insuficiente para la caracterización, comprensión y análisis de la situación social de la población negra y afrodescendiente.
Por otra parte, Pineda menciona que aunque se han creado distintas instancias para asegurar distintos derechos de la población negra y afrodescendiente, «estas se han caracterizado desde su creación hasta la actualidad por la indiferencia, la inacción, la inoperancia, la negligencia y la burocracia».
La experta hace un llamado y sugiere algunas estrategias para la erradicación de la discriminación por motivos raciales y la mejora de la calidad de vida de la población afrodescendiente, tales como el reconocimiento estatal de una condición de desatención y precariedad de esta población; la publicación y de estadísticas que incorporen la variable étnica en los diferentes ámbitos de la realidad venezolana; el sometimiento de la institucionalidad orientada a prevenir, atender y sancionar la discriminación contra la población afrodescendiente y garantizar sus procesos de inserción social y mejora de su calidad, oportunidades y condiciones de vida.
Esther Pineda cita un trabajo de investigación hecho por Sebastián Colmenares realizado con base en las estadísticas del censo poblacional de 2o11. Este señaló que las áreas rurales estaban conformadas en su mayoría por poblaciones negras y afrodescendientes.
La investigación de Colmenares (Análisis multivariable en geografía aplicado al estudio de la pobreza) mostró que en Venezuela la situación de pobreza se encontraba asociada al componente étnico, «ya que la población de hogares en situación de pobreza extrema en los seis municipios estudiados es mayor en aquellas áreas con altas proporciones de población negra y afrodescendiente, fenómeno que podría corresponder con el origen histórico de esta población, que la ubicó por muchos años bajo condiciones muy desventajosas y desiguales al resto de los grupos étnicos estudiados, sintiéndose aún según estos resultados, las secuelas en esta población de más de 300 años de esclavitud».
El origen
Tulio Ramírez, sociólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, explica que los sectores más pobres están ubicados históricamente donde había grandes plantaciones y haciendas en las que se asentaron en su época los esclavos. Estos por su condición de esclavitud vivían en situaciones muy precarias en cuanto a abastecimiento y sin oportunidades de estudio.
«Luego, su decendencia siguió ligada a la tierra, sin oportunidades de emprendimiento, sin oportunidades de estudio y esto hizo que una pobreza estructural se instalara en esas regiones del país», expone.
Agrega que en la década de los años 50 del siglo pasado, gran parte de esa población migró a las ciudades reproduciendo la pobreza. «Eso hace que hoy en día los más pobres sean negros, mestizos o blancos. Si son pobres y a la par no ven en la educación una referencia de posibilidad de ascenso social y por las circunstancias tienen que dejarla para incorporarse al mercado de trabajo para ayudar y contribuir con el mantenimiento de la casa, es esa pobreza la que está induciendo a ese abandono temprano de la escuela», asegura.
La Encovi señala que los hogares buscan maximizar el aprovechamiento de su fuerza de trabajo para compensar la merma de los ingresos familiares.
De igual forma, menciona que la falta de interés de los y las jóvenes para continuar con sus estudios es por razones de peso como el trabajo.
El educador subraya que “una cosa es decir que no se estudia porque las personas de color están excluidas, y otra decir que la educación está limitada en su acceso porque son los sectores que están más ligados a la pobreza por esos factores históricos”, por lo que hay que tener cuidado con la interpretación de este punto de la encuesta.
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