Encuentran laboratorio de cocaína en finca del embajador colombiano en Uruguay
Según un comunicado de la cancillería colombiana, la hacienda ha estado a cargo de la familia del diplom[atico durante 44 años y las actividades que allí se hacían estaban relacionadas a la cría de caballo de carrera y ganado raza Angus
La Policía Nacional de Colombia descubrió un laboratorio de cocaína en una hacienda que está ubicada en el municipio colombiano de Guasca perteneciente a la familia del embajador de Colombia en Uruguay, Fernando Sanclamente Alzate.
Luego de ocurriera un explosión en la parte alta del bosque en donde se encuentra la finca, las autoridades de la nación neogranadina encontraron estupefacientes en los límites de la propiedad de la familia del embajador. Al ser consultado al respecto, el funcionario aseguró que la propiedad estaba alquilada a unos campesinos que se encargan de cultivar papa y cebolla.
«Dos muchachos eran los responsables de velar por el ganado y el cuido de la finca. Está el personal de paperos y una mujer que desde el año 87 vela por la casa», señaló el embajador.
La cancillería colombiana informó a través de un comunicado que las autoridades inspeccionaron bodegas, pesebreras y oficinas en las que también encontraron droga. En este sentido, Las Colinas de Guasca Ltda, la sociedad dueña de la hacienda, aseguró que no poseían los pormenores de la diligencia y que por eso no se ha pronunciado sobre lo ocurrido.
Sanclemente alegó que le tomó por sorpresa que tuviesen un laboratorio de marihuana en su propiedad y que él y sus familiares eran las víctimas, pues de haberse dado cuenta de la situación, él mismo hubiese informado a las autoridades pertinentes sobre lo que estaba pasando.
«Queremos esclarecer quiénes están al frente de esta situación tan lamentable y que nos ha golpeado profundamente», concluyó el embajador.
Antecedentes
Anteriormente se había advertido sobre la presencia de un grupo de narcotraficantes en Cundinamarca, un departamento colombiano que colinda con Boyacá. En consecuencia, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos ( ICE sus siglas en inglés) y la policía de Colombia establecieron una matriz operacional que les ayudó a desarticular una red de contrabandistas que estaban en el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá enviando cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
Los encargados del caso descubrieron que el clorhidrato de cocaína lo producían los integrantes de la red y lograron centrar el perímetro operacional en el municipio de Guasca en Cundinamarca.
«Logramos establecer que hacía pocos días los narcotraficantes habían transportado gran cantidad de insumos químicos, los cuales veníamos rastreando, y así logramos la ubicación exacta del predio», dijo al diario colombiano El Tiempo uno de los investigadores del caso.
Con las coordenadas de la finca, se montó una operación en conjunto entre la policía judicial, Dijín y Antinarcóticos, y se procedió a ocupar las tierras en horas de la mañana del pasado miércoles 12 de febrero.
Cinco personas fueron capturadas durante el operativo policial y están a la espera de una audiencia de legalización de captura, en la que se les acusará de tráfico y fabricación de estupefacientes.
Narcos invisibles
La investigación adelantada por Homeland Security Investigations (HSI), filial de ICE, y las autoridades colombiana permitió establecer que el laboratorio pertenecería a la nueva generación de narcos de Colombia, a quienes se le conoce como ‘narcos invisibles’ porque no pertenecen a grandes organizaciones, sino que se mantienen bajo perfil, no llevan una vida llena de excentricidades.
«Quieren pasar inadvertidos, y lo hacen. Son jóvenes, con una proyección clara, y que se cuidan mucho de ser detectados. Pero siempre los ubicamos y capturamos y este grupo no será la excepción», advirtió uno de los investigadores.
Según él, ese grupo de delincuentes arriendan lugares por temporadas cortas para procesar y almacenar la cocaína y luego simplemente se cambian de residencia.
El laboratorio que estaba en un lugar boscoso, se suponía pasaría desapercibido, sin embargo, el hecho de que estuviese allí provocó que las llamas se hubieran dispersado originando un incendio de grandes proporciones y se descubriera además que la propiedad era del canciller uruguayo Fernando Sanclemente.
Según un comunicado de la cancillería colombiana la hacienda ha estado a cargo de la familia del embajador Alzate durante 44 años y que las actividades que allí se hacían estaban relacionadas a la cría de caballo de carrera y de ganado Angus. En 1987 se constituyó una sociedad con la familia Spiwack, propietaria de la Organización Dann «quedando cada una de las familias con el 50 % de la participación sobre la misma.»
Será prioritario para los dueños de la propiedad demostrar que el lugar donde fue ubicado y destruido el laboratorio estaba en arriendo, para así poder evitar que las tierras entre a extinción del dominio como lo ordena la ley.