Encuentro José Gregorio Hernández y Maduro, por Jesús Elorza
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La posibilidad de un encuentro imaginario entre el beato José Gregorio Hernández y Nicolás Maduro en el contexto del año de su posible canonización ofrece un contraste dramático entre la espiritualidad, el servicio desinteresado y la realidad del poder político en Venezuela.
Este encuentro hipotético se centraría inevitablemente en la crisis humanitaria que aflige a la nación.
El escenario del encuentro
El encuentro podría tener lugar no en un palacio de gobierno, sino en un hospital público venezolano deteriorado o en una comunidad afectada por la pobreza crítica, el entorno real de la crisis.
- José Gregorio Hernández (símbolo de servicio): Representaría el ideal del servicio desinteresado, la ciencia y la fe. Su figura es un recordatorio de la ética profesional, la dedicación al «pueblo pobre» y la compasión, valores que parecen estar ausentes en la gestión de la crisis.
- Nicolás Maduro (símbolo del poder gobernante): Representaría la autoridad, la política y el control. Su presencia encarnaría el Estado que, según las críticas, ha fallado en proveer los servicios básicos y ha permitido la degradación de la infraestructura social, incluyendo el sistema de salud.
Diálogo imaginario y confrontación de realidades
El diálogo no sería sobre política partidista, sino sobre ética de gobierno y responsabilidad moral:
| Tema | Postura de José Gregorio Hernández | Pregunta implícita a Maduro |
|
Salud |
«Hijo, veo con profundo dolor la miseria en mis hospitales. Mis estudiantes y colegas no tienen medicinas ni equipos, y la gente muere por falta de lo más elemental. El servicio al enfermo es un mandato moral y científico.» | «¿Por qué, teniendo el mandato del pueblo, ha permitido que la ciencia y la caridad se extingan en la nación?» |
| Servicio
y poder |
«La verdadera autoridad reside en el servicio humilde. Si un hombre no puede procurar el pan y la cura a los más débiles, su poder es vano y su cargo es una afrenta a Dios y a la patria. El pueblo sufre de hambre y desesperación.» | «¿Dónde está el médico y el maestro que el Estado debe ser para el pueblo? ¿Por qué la retórica reemplaza al pan y a la medicina?» |
| Migración y familia | «He dedicado mi vida a la ciencia y a educar para el progreso. Ver a 8 millones de venezolanos desarraigados, buscando auxilio fuera de nuestra tierra, es la herida más profunda. La nación se desangra.» | «¿Cómo se justifica un liderazgo que fuerza a los hijos de la patria a buscar fuera la vida que se les niega dentro?» |
El resultado simbólico
El encuentro terminaría sin una resolución política, pero con una condena moral. La presencia de José Gregorio Hernández pondría en evidencia la distancia insalvable entre el ideal de un Estado al servicio de sus ciudadanos y la realidad de un sistema donde la carencia de recursos y la falta de compasión han prevalecido. El fervor por Hernández es un fenómeno que une a venezolanos de todas las clases sociales, regiones e ideologías políticas. Este sentimiento de unidad y fraternidad nacional se opone a la política de polarización y división promovida por el autoritarismo.
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La canonización de Hernández en ese año serviría como un recordatorio para Maduro y para el país: la única legitimidad duradera es la que se construye con la ética, la ciencia y la caridad, no con el control político. En esencia, la fe en José Gregorio Hernández se convierte en un estandarte moral que, sin ser directamente político, reafirma la identidad venezolana con los valores de la democracia, la decencia y la justicia social, haciendo de su veneración un silencioso pero potente rechazo a los regímenes autoritarios.





