Enfrentar la desigualdad en Venezuela, por Roberto Patiño
La crisis generada por el modelo dictatorial de Nicolás Maduro produce un contexto de exclusión social que se expresa en todos los niveles, afectando a amplios sectores de nuestra población. La gran mayoría de los venezolanos tiene un acceso precario a alimentos, educación o servicios básicos, generándose situaciones extremas de desigualdad política, económica y social, que impide el desarrollo de las personas. Esta situación es inducida por el régimen con el objetivo de mantenerse en el poder, explotándola a través de sistemas de control y represión.
De igual forma, desde la dictadura se han generado discursos propagandísticos que buscan ocultar esta realidad, proclamando ficticios resurgimientos económicos como el fenómeno de los llamados bodegones, que se dan en medio de la profundización del estado de precariedad y crisis hiperinflacionaria que estamos padeciendo. Los testimonios de residentes en Petare, por ejemplo, contaban en diciembre como hace tan solo tres años podía haber hasta una veintena de abastos en una comunidad y ahora solo quedaba uno, con los comerciantes forzados a cerrar por la imposibilidad de continuar su negocio.
La realidad es que no podemos hablar de mejorías o resurgimiento económico en un contexto en que el mas del 10% de la población infantil sufre de desnutrición severa, se registran contracciones del consumo de casi un 80 %, se producen diariamente cientos de manifestaciones por el colapso de escuelas, la falta de insumos médicos y la falta de agua, gas o electricidad, así como violaciones masivas de los derechos humanos desde el Estado.
Un país no puede estar “mejor” si se producen hechos como los sucedidos en Cagua en la semana pasada, en el que mueren 11 niños y jóvenes quemados en medio de un campo de azúcar, mientras cazaban conejos para poder alimentarse. Niños y jóvenes que no pudieron ser atendidos en los centros asistenciales cercanos, en los que no había los insumos mínimos para enfrentar una emergencia.
A nivel mundial, la desigualdad es una de los grandes problemas y constituye un tema prioritario que marcara el desarrollo de las democracias y la generación de nuevas formas de políticas públicas y reformas sociales en los próximos años. Esta reflexión debe también darse entre nosotros en Venezuela. La fragmentación social ha sido un fenómeno recurrente que ha sido explotado de manera irresponsable por Hugo Chávez para su proyecto político y que Nicolás Maduro ha exacerbado a niveles extremos en su afán autoritario. Desde los liderazgos políticos y sociales se debe reconocer esta realidad, tanto para la lucha por superar el actual modelo dictatorial y destructivo, como para iniciar el proceso de construcción de una nueva Venezuela.
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En nuestra experiencia en el Movimiento Caracas Mi Convive, reconocemos la importancia vital de generar dinámicas inclusivas, redes de apoyo, y lazos de convivencia entre diversos actores sociales. La vinculación activa y abierta entre las personas, la cohesión alrededor de proyectos comunes y necesidades compartidas, es indispensable para el desarrollo de cualquier iniciativa exitosa que pueda ser sostenible en el tiempo y reproducirse en diferentes contextos.
No solo es prioritario visibilizar la exclusión y desigualdad generadas y explotadas por el modelo madurista, sino también generar estrategias de lucha política y social reconociendo esta realidad, y asumiéndola de manera responsable como una prioridad a abordar y resolver en el logro de un cambio significativo.
Coordinador de Movimiento Mi Convive
Miembro de Primero Justicia
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