Ensalada de palabras, por Aglaya Kinzbruner
Twitter: @kinzbruner
No han sido suficientes las reacciones con respecto a los «paseos» a los cuales han sido sometidos inmigrantes ilegales centroamericanos y venezolanos últimamente. No hubo suficiente revuelo. Unos fueron llevados bajo falsas promesas a Martha’s Vineyard, una islita en Massachusetts frente a Cape Cod, lugar donde se encuentran mansiones muy lujosas donde viven o vivieron celebrities como los Obama y los Kennedy. No le alabo el criterio del responsable de esta decisión. Obviamente esta fue tomada como protesta por la inacción de los políticos del partido Demócrata que habían prometido a los inmigrantes villas y castillos.
Otros inmigrantes fueron depositados en el jardín de Kamala Harris en Washington, D.C. A estas medidas seguirán otras, probablemente igual de injustas contra una población vulnerable que no puede hacer absolutamente nada al respecto. Y, si vamos al caso, la pobre Kamala tampoco. Se encuentra en una posición de desventaja al ser tan criticada. Su poca habilidad oratoria es objeto de todo tipo de burla tanto de la prensa americana como la internacional. Dicen que sus frases están llenas de word salad, ensalada de palabras a las que mezcla sin ningún criterio lingüístico. Ha llegado a usar hasta cinco veces una misma palabra en un párrafo. Para muestra basta un botón.
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«Juntos vamos a expandir el acceso al transporte. Parece que este asunto pequeño es quizás un asunto grande. Si usted necesita moverse para ir adonde debe ir necesita ponerse en movimiento para ir adonde debe ir para hacer el trabajo e irse a casa». 22/7/22
Esto cuando habla. Ni hablar de cuando se ríe. El público llama a su risa cackle, un cacareo que si lo oyese un zorro vendría corriendo a ver dónde están las gallinas. Pero, el asunto no es Kamala nada más. Lo peor de todo es la utilización de la justicia como arma política. Ellos lo llaman to weaponize justice. ¿Ven el parecido? Lo que pasa todos los días en cualquier república bananera.
Muchos ignoran que lo de la república bananera viene de la United Fruit. Ponía y quitaba presidentes, como por ejemplo Jacobo Arbenz en Guatemala, tenía hasta un ejército de mercenarios, una flota de buques, hectáreas y más hectáreas de tierras con cultivo de bananos en distintos países de América Latina, y en algunos con exclusión del pago de impuesto por hasta 20 años. Presionó al gobierno de Colombia cuando se dio la famosa huelga de los trabajadores en Ciénaga, Magdalena a partir del 12 de noviembre de 1928. El gobierno mandó al ejército que abrió fuego contra los huelguistas la madrugada del 6 de diciembre de 1928 y hasta el día de hoy no se sabe cuántos murieron. Sin embargo, se acumuló tanto mal karma que la United Fruit salió de Colombia y luego cambió de nombre.
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Pero, como dijimos antes, lo que no cambió fue el concepto de república bananera para describir un país de justicia deficiente donde cualquier político hace lo que le da la real gana. Entrar a un país de forma ilegal está mal, muy mal. Pero engañar a unos inmigrantes, ofrecerles el oro y el moro para mandarlos como peones en un juego extraño de ajedrez a casa de los políticos más visibles del partido de gobierno, para luego exponerlos a que los saquen por la fuerza está todavía mucho peor.
¡Y pensar que Carlos Linneo calificó nuestra especie como homo sapiens!
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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