Enseñanza de las matemáticas, por Rafael A. Sanabria M.
La asignatura de matemáticas ha sido motivo de traumas y angustias para los estudiantes. El sólo pronunciarla genera fobia en muchos jóvenes, ¿por qué esta actitud?
Es de urgencia revisar la didáctica empleada por el docente de matemática. Se observa la repetición de fórmulas y procedimientos que hacen monótona la enseñanza, sin importancia para el receptor, porque no se acerca a su contexto, es decir lo mantiene aislado, de allí la poca relevancia que le dé a esta disciplina.
Muchos expresan que los contenidos no tienen nada que ver con su diario vivir. Esta aseveración toma calor en las aulas escolares y en las mentes de nuestros estudiantes, porque venimos cargando con una genética histórica de que las matemáticas son lo peor y esta frase la hemos repetido de generación en generación. De allí el temor a enfrentarla, no sólo por parte del escolar, sino también de quienes la imparten, actores que se limitan a reproducir sin acercar al objeto cognoscente a la matemáticas que está en las cosas más sencillas de la vida.
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El profesional que la imparte es producto de la misma formación. Está edificado para obtener ese producto final. Entonces como juzgarlo si este mismo sistema educativo lo construyó así. El problema radica en que la didáctica está fallando, que no hay una aplicabilidad coherente o tal vez no hay dominio sobre la misma.
Es necesario que el sistema educativo haga una indagación exhaustiva del papel que esta ocupando la didáctica en las aulas escolares. Pues un profesional que no haga uso de ella de manera lógica, sería un barco sin rumbo en el ejercicio docente. La situación amerita ocupación inmediata.
No se puede continuar mutilando, asesinando sin armas, promoviendo legiones de desertores por temor de sumergirse en el maravilloso mundo de los números y las operaciones. Debemos sembrar en las aulas la semilla de las matemáticas para que germine en nuestros días como una herramienta necesaria para comprender otros contextos, por ejemplo: la pesca artesanal (nos permite estudiar los vectores), los envases para los helados (nos permite estudiar los números irracionales), huellas plantares de los bebés (permite estudiar la función inyectiva), en la agrimensura (se estudia la trigonometría), la alimentación sana (permite estudiar los números racionales), las irregularidades en la balanza (permite estudiar las ecuaciones de primer grado), la arepa (podemos utilizarla para explicar conceptos de geometría plana), un electrocardiograma (permite el estudio de la función polinómica), observar el trabajo del frutero con la balanza (ejemplo de unidades de masa), el trabajo del albañil (digno ejemplo para explicar las medidas de longitud, capacidad y volumen), entre miles de ejemplos más, tomados del contexto inmediato.
Podemos dar a la asignatura otro panorama, que invite al estudiante a mirar con otros ojos la enseñanza de las matemáticas. El planteamiento no es hacer del área un autobús donde todos se montan y pasan, es enseñar exigiendo, aplicando didáctica. Qué el estudiante sienta que el contenido tiene utilidad en su contexto inmediato. El camino no puede ser asignar guías extensas de ejercicios, que en muchos casos el docente no revisa, porque es una actividad para controlar o en el peor de los casos para castigar por un acto de indisciplina.
El llamamiento es al docente, para que rompa con las cadenas que atan el aula de clases y que a su vez la convierten en un calabozo con permanencia de 2 o 4 horas diarias de rutina sin frutos.
El país requiere hombres de ciencias que inventen y reinventen a la patria, pero nada de esto se logrará, si no acercamos nuestra juventud de una manera agradable y con sentido común de lo que significa las ciencias matemáticas como disciplina inherente en otras disciplinas.
A veces criticamos obras realizadas por nuestros profesionales (ingenieros, arquitectos u otra especialidad) que no califican por presentar debilidades que se aprecian a simple vista. Hemos sido incapaces de hacer una retrospectiva de ese profesional que es producto de una vacía formación académica.
La idea es que reflexionemos y actuemos en función a transformar actitudinal y aptitudinalmente.
No se puede seguir exportando profesionales con secuelas, por sus lagunas académicas y que hacen de nuestro escenario social un problema más que resolver. Porque en vez de ser solución, son obstáculos para el progreso.