Entérate: la soberanía reside en el pueblo, por Omar Ávila
Nicolás Maduro cada día está más aislado del mundo, pero sigue atornillado al poder, lo cual garantiza que el sufrimiento de los venezolanos seguirá aumentando.
Un pueblo hambriento, necesitado, pero que, a pesar de todas las penumbras, se mantiene firme en la lucha por lograr el cambio que le dé la calidad de vida que perdimos gracias al peor gobierno que hayamos tenido en la historia de nuestra Venezuela.
Nuestro pueblo está claro que el poder está en sus manos, y el mejor ejemplo –a pesar de la censura y del miedo que sigue tratando de infundir el régimen en todos los sectores de la sociedad–, es que no hay estado en el país que pase un día sin una protesta ciudadana espontanea, y contra eso no hay represión, ni persecución que valga, ya que no hay peor tortura que la que tenemos que vivir a diario todos los venezolanos sin distingo de raza, ideología o clase social para poder sobrevivir.
Situación de la que no escapan los militares, por ello para salir de este sufrimiento, es necesario rescatar la soberanía secuestrada por intereses externos que solo quieren nuestras riquezas. Rusia, China, Turquía y Cuba quieren nuestro petróleo y nuestro oro como forma de pago para mantener a Maduro y su entorno en el poder
En cuanto a las protestas, estas crecen y ahora son reclamando calidad de vida, esa a la que tenemos derechos como lo establece la Constitución y convenios internacionales. Esta clase de manifestaciones son una constante, independientemente de lo que haga el régimen para que no se sepa. Ese malestar sigue activo, y por ello estamos convencidos desde Unidad Visión Venezuela que las debilidades de Maduro se irán haciendo cada vez más intensas. A eso hay que sumarle las desavenencias internas que continúa creciendo silenciosamente, y que no se ve en grandes movilizaciones, sino en esos múltiples focos de descontento a lo largo y ancho del país.
Por ello, nuestro llamado es a la legalidad, a ese deber ser democrático y constitucional.
Urge demostrar con hechos que existe la voluntad política necesaria para derrotar a Nicolás y su entorno; porque aun cuando Maduro dice que hay varias oposiciones –y por ahora tiene en parte razón– no es menos cierto que existe un reconocimiento internacional al Poder Legislativo, como único poder legítimo, además que desafortunadamente para él y su entorno no cuentan con el apoyo popular.
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Por otro lado, y es igualmente una realidad, que hay varios grupos dentro del gobierno, llámese madurismo, cabellismo, chavistas originarios, arrepentidos, los enchufados que quieren sacrificarlo para salvarse ellos e incluso están los militares, que, aunque no todos están representados en la mesa de negociación, están también conversando. Y en eso también está claro Nicolás y su entorno.
Estoy claro que nuestra prioridad debe ser poder lograr un consenso en la ruta a seguir, y no hay mejor forma que dialogando entre nosotros mismos, por ello nuestra insistencia desde Unidad Visión Venezuela a que Guaidó convoque a un Encuentro Nacional de Oposición.
Volviendo al tema militar, Maduro reprime a su ejército para mantenerse en el poder. Lo peor de todo es que son los propios militares quienes lo hacen, cumpliendo sus órdenes.
Militares venezolanos que persiguen, amenazan, encarcelan, juzgan, sentencian y torturan a sus propios compañeros de armas para defender a Nicolás y su entorno para mantenerlo en el poder. El ejemplo más reciente es el del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo
Pero, además, Maduro usa a los tribunales militares para sentenciar a civiles. El caso más reciente es el del sindicalista Rubén González.
Finalizó recordando que la soberanía reside en la gente según el artículo 5 de nuestra Carta Magna. Y es el pueblo, con base en esa soberanía, quien otorga a los militares el monopolio de la violencia para defender la soberanía que reside en el pueblo, por lo tanto, para proteger al pueblo.
Y esto no es posible cuando los militares se politizan y usan las armas que les entregó el pueblo, contra el propio pueblo, donde realmente reside la soberanía, no en su territorio. Por lo tanto, los militares se deben a los venezolanos y son garantes del ejercicio de sus libertades, no represores de las mismas.
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