Entre Bielorrusia y Venezuela, por Américo Martín
Twitter: @AmericoMartin
Los 27 países de la Unión Europea han rechazado los resultados electorales en la Bielorrusia que por más de 25 años ha estado gobernada por Alexander Lukashenko, uno de los personajes más curiosos y pintorescos que, desde 1970, ha nadado en las procelosas aguas del comunismo soviético.
El desconocimiento de las elecciones que le otorgaron la presidencia, lo anunció, en una cumbre de emergencia, la canciller alemana Ángela Merkel. Recordemos que Bielorrusia estuvo integrada a la URSS y aún después de la caída del sistema fundado por Lenin, mantuvo una relaciones muy estrechas con Moscú.
Electo diputado al soviet bielorruso, organizó una tendencia, dentro de PCB, que denominó “comunistas por la democracia” y ahora, cuando sus antecedentes lo mostraban como proclive a la negociación y a la apertura hacia el capitalismo y la democracia, recibe este contundente golpe a la mandíbula propinado por la Europa libre, ¿no es como para llamarlo “pintoresco”?.
Sus hábiles movimientos, entre respaldos a la democracia y medidas de interés popular, le habían conferido el apoyo político de gran parte de la población, pero continuas decisiones autoritarias y el posible fraude cometido en perjuicio de su rival, Svetlana Tikhanovskaya, respaldada por Europa, lo deja con las manos vacías.
Los gobiernos que pierden el apoyo de sus pueblos y el de la comunidad internacional, pierden su legitimidad y no deben o no pueden continuar usurpando el cargo.
Nuevos detonantes sacuden el cimiento en que se levanta un oficialismo cada vez más solitario. Si se acepta la tesis de David Easton que homologa la legitimidad de un gobernante con el apoyo político que logre reunir, con otras especificaciones que hace el autor, podemos percibir el aparentemente indetenible proceso de ilegitimación que están sufriendo hombres como Maduro y Lukashenko.
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Aparte del crecimiento intenso, imparable del descontento movido por el hambre, el hundimiento de los servicios públicos, las dudas crecientes en la comunidad internacional acerca de su poco claro manejo electoral, resalta con fuerza volcánica la crisis del Polo Patriótico que le resta todos los apoyos de sus antiguos adherentes, salvo el Psuv, también por cierto plagado de sacudones internos, no podemos menos que entrever el destino fatal que le espera.
Es impresionante la dureza franca presente en recientes declaraciones emanadas del notable y tradicional líder chavista Néstor Francia, me impresiona la firmeza que muestra. Siempre se distinguió por la lealtad a su causa y la confianza que le dispensaron las autoridades de su partido. Fue electo en las planchas del Psuv a la Asamblea Constituyente.
El caso es que con la misma convicción con que actuó a favor, lo acaba de hacer en contra. Ha dicho que ese armatoste asumió facultades plenipotenciarias por encima de los demás poderes públicos del Estado y fue promovida por Nicolás Maduro.
Néstor hace una dramática acusación y pide honradamente que lo disculpen por “haber sido parte de esto”. Añade que la ANC solo ha servido para reforzar el poder y el control del Psuv.
Los reclamos y condenas llueven sobre los jerarcas de Miraflores. El secretario general del PPT, Rafael Uzcátegui, denuncia que, por orden del poder, lo están vetando en medios de comunicación, el PCV denuncia que sus sedes están siendo asediadas por el Sebin, TUPAMARO le clava un arponazo al TSJ, en respuesta al que éste le propinó.
Arde el mundo madurista, se oscurece el horizonte. En manos de Nicolás Maduro está su propia suerte, puede negociar en función de unas elecciones libérrimas y rigurosamente observadas, que no se ven, o con la Asamblea Nacional, por una transición democrática que le ahorraría sangre y tragedia a Venezuela.
¿Acaso habrá elecciones?
La Europa que sancionó a Lukashenko se ha unido también en el reclamo de elecciones libres en Venezuela, la legítima AN ha hecho un gran esfuerzo para promover la unidad nacional con base en un programa ya reconocido, enrumbado hacia elecciones cristalinas, en términos ampliamente divulgados.
Con el masivo apoyo político de la comunidad internacional, de todos los sectores de la oposición, grandes témpanos que se desprenden del bloque oficialista, cualquier cosa podría ocurrir, ojalá pacífica, política y no violenta, como lo han exigido cada vez más países y gobernantes del mundo y, lo reclaman en Venezuela, la gran mayoría opositora y ahora sectores decisivos, quizás también mayoritarios del socialismo del siglo XXI. A los nuevos perseguidos, al igual que a los anteriores, hay que brindarles solidaridad.
Venezuela no resiste más esta tragedia que, paradójicamente, está uniendo a nuestros compatriotas en la lucha por la democracia, la paz y la prosperidad.
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