Entre lágrimas y gritos está el legado, por Luis Ernesto Aparicio M.
Hoy día, los intercambios a través de las redes sociales son más constantes. Hay quienes, ante cualquier hallazgo o simplemente porque creen que a todos les hará sentir lo mismo, envían todo lo que se parezca y crea que es así. Durante esos envíos, sin duda hay cosas que solo se dejan pasar, pero hay otras sobre las cuales vale la pena detenerse, o bien para recordar al remitente o, para pensar un poco.
No sé si será viral, como se dice a todo aquello que supera a una cantidad de «me gusta» y «reenvío», pero ha llegado a una de mis pocas plataformas abiertas, un video que a continuación trataré de describir, por si no lo han recibido.
No se sabe exactamente la fecha y el lugar, al menos no logro verlo en el contenido o post, como se conoce en inglés, pero luce una concentración de simpatizantes de la ideología, o las costumbres, malas o buenas, dejadas por Hugo Chávez, como una herencia que estoy seguro será olvidada.
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En la historia, muy breve, hay varias personas, pero el centro lo ocupa un hombre, por su género porque no me atrevería a ubicarlo por su edad. El caso es que, en esa toma, el indicado suelta unos gritos medio ahogados, tanto por la gente que le rodea, como por una canción que interpreta Alí Primera –músico popular que también fue arrebatado por la fiebre de lo bolivariano– en su grito dice: «Que viva Chávez por siempre…qué viva Chávez…nunca vamos a olvidar las cosas buenas…», con lágrimas en su rostro.
Lo que ocurre en la imagen puede ser interpretada de muchísimas formas. De hecho, curioseando los comentarios, la mayoría se enfoca en la crítica, algunas constructivas y otras no tanto. En la mayoría de ellos predomina el uso del adjetivo “ignorante”.
Probablemente muchos pensarán que es el mejor calificativo, incluso se me dejara conquistar por la opinión de la mayoría en los comentarios, me sumaría a interpretar esa escena como la más triste para adjetivar lo que a esas personas les ha ocurrido y el por qué se desgastan en lagrimas y gritos para aupar a alguien responsable de sus miserias y la de muchos más.
El «hombre nuevo»
No obstante, como lo veo, la escena es la máxima representación de aquel «hombre nuevo» que Chávez prometía y que sus herederos se han ocupado bastante en su consolidación. El «hombre nuevo» que solo recuerda lo que le han entregado en una bolsa de alimentos que fortalecen su malnutrición, aquel que no cuenta con un empleo bien remunerado y que no puede avanzar en al menos un pequeño emprendimiento para superar su situación.
Si la, o las personas, del video es ignorante, y puede que lo sea, es porque el populismo de Hugo Chávez y sus herederos, ha destruido la estructura de la familia y el sistema educativo formal. Porque esa persona, no encontró ninguna opción que abriera la puerta de su conciencia con la ayuda de una buena alimentación y un solido proceso de enseñanza y aprendizaje.
Lo que está a la vista en el video, sencillamente es el rostro y la actitud de lo que no debe continuar. No se trata de que hay que terminar dejando de lado a quien vive una situación como esa, por el contrario, se trata de activar la acción de todos para dejar claro que la vida de todos no depende de una bolsa o un bono.
Tampoco elevamos la apuesta para que estas personas sean ocultadas o sencillamente empujadas al lugar en donde nadie los vea. Al contrario, hay que buscar las formas para su recuperación y la integración de todos a una vida normal y productiva, donde solo se recuerde el trabajo y las mejores condiciones de vida posible; no una persona “salvadora”.
Más allá de programas con nombres espectaculares o que se cuente con gente egresada de prestigiosas universidades para diseñar programas de gestión de gobierno con características académicas, que son válidas, debería pensarse que esos planes tienen que contener esquemas de apoyo para estas personas, que ayude a incorporarlos a la vida digna y productiva que todos los humanos merecen.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de prensa de la MUD
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