¿Entregará Maduro el poder en caso de perder las elecciones?, por Víctor Álvarez R.
Twitter: @victoralvarezr
En el debate «Hablan los candidatos», organizado por la UCAB, la precandidata María Corina Machado señaló: «No hay posibilidad de que el régimen entregue por las buenas el poder. Esto hay que ganárselo a la fuerza.» Si a MCM le cierran la vía electoral, el gobierno la estará forzando a retomar su estrategia de máxima presión, de la amenaza creíble, la vía violenta e insurreccional que tanto daño le causó al país. Al no dejarla competir le estarán dando el pretexto para salir a protestar y calentar la calle.
El oficialismo no dejará correr en la carrera presidencial a quienes lo amenazan con ser sus verdugos. Acusar al gobierno de narcotiranía de criminales que ha violado derechos humanos, cometido delitos de lesa humanidad y amenazarlos con someterlos a la justicia implacable una vez que pierdan el poder, no es precisamente el mejor incentivo para facilitar un cambio en el mando político. Si el triunfo electoral de uno se convierte en una tragedia para los derrotados, los amenazados se aferrarán al poder y no habrá elecciones competitivas.
Un cambio político por la vía electoral y pacífica será inviable si lo sigue una etapa de revanchismos y persecuciones que hagan al país ingobernable. Si el inexorable escenario que se le ofrece al oficialismo una vez que pierda las elecciones es el de una ola de juicios y condenas, si su derrota se le convierte en un martirio y una tragedia, entonces quienes hoy gobiernan se aferrarán al poder.
Dicho más claramente: mientras se mantengan las recompensas por Maduro y sus colaboradores, avance la investigación preliminar en la CPI, se afirme que lo único que negociarán será su salvoconducto o el color del uniforme en la cárcel donde pagarán todas sus penas y se prometa que todo lo que huela a chavismo-madurismo será perseguido hasta debajo de las piedras, aquí no habrá elecciones medianamente limpias ni transparentes.
La inhabilitación puso a ganar a María Corina Machado
Con la inhabilitación, el gobierno puso a ganar a MCM. En las próximas semanas los precandidatos con 1-3% de aceptación se retirarán para apoyarla. Si la participación en la primaria es masiva y MCM gana con amplia ventaja, el reconocimiento y apoyo nacional e internacional a su candidatura –incluyendo a gobiernos de izquierda en AL– será indetenible y presionarán a Maduro para que la deje competir en las presidenciales.
El gobierno intentará evitar que la primaria coja fuerza y llegue al punto de no retorno. El TSJ suspenderá la elección primaria con el argumento de haber permitido la inscripción de precandidatos inhabilitados, y evitar así que se caliente la calle en solidaridad con MCM.
La inhabilitación de candidatos no contribuye a avanzar hacia una solución electoral y pacífica. Exacerba posiciones extremistas que buscan pretextos para recrudecer una espiral de violencia que sirva de excusa para acentuar la presión internacional y justificar cualquier intervención extranjera.
La solución pacífica pasa por rescatar la ruta electoral, mejorar las condiciones electorales, abandonar el uso de inhabilitaciones para sacar de la contienda a candidatos incómodos o potencialmente ganadores, y asegurar los derechos políticos de elegir y ser elegidos.
No hay unidad de criterios en la oposición
En el debate político nacional se escuchan voces que siguen hablando desde el hígado, desde la rabia y el resentimiento, desde los afanes de venganza. Otras voces apuestan a la unidad estratégica y plantean que lo más importante es salvar la primaria para capitalizar electoralmente el enorme rechazo al gobierno. Por eso están dispuestos a retirar sus candidaturas en caso de ser inhabilitados y así evitar que la primaria se suspenda y se pierda la oportunidad de motivar, organizar y movilizar electoralmente al país descontento para lograr un cambio político.
Hay quienes catalogan al gobierno de régimen autoritario, totalitario y dictadura, pero le exigen condiciones electorales a tono con los estándares internacionales, en vez de prepararse para los diferentes escenarios, incluyendo la sustitución de candidatos inhabilitados, tal como se hizo en Barinas, con lo cual se aseguró un triunfo que habría sido despilfarrado si se hubiese llamado a la abstención.
Priorizar el interés nacional por encima de los proyectos partidistas y ambiciones personales exige mucho desprendimiento, generosidad y grandeza. En el debate de la UCAB, unos plantearon que lo más importante es la unidad que consolide un proyecto colectivo y otros creen que se trata de definir un liderazgo que se adhiera a su proyecto.
MCM dijo que “Se necesita un liderazgo que no ceda ni se doblegue. Por eso en las primarias se elige un líder, no un candidato.» Cuando afirma que su objetivo es ir hasta el final, el mensaje es para sus competidores por el liderazgo de la oposición. Por esta razón, no se retirará de la primaria, aunque después no se pueda inscribir en el CNE por estar inhabilitada. Ha dicho una y otra vez que, si ella es la elegida, hará valer el resultado de la primaria, no piensa designar un sustituto ni le levantará la mano al que llegue de segundo ni a nadie más. La experiencia de Barinas no cuenta en su estrategia. Así dejó claro que su proyecto es personal no colectivo: o es ella o no es nadie.
¿Entregará Maduro el poder?
Para capitalizar electoralmente el malestar nacional, la clave está en convertir las maniobras del gobierno en un estímulo para votar masivamente, y no en un pretexto para dividirse y llamar a la abstención. La división y abstención del país descontento es lo que convierte en mayoría el decreciente caudal electoral del oficialismo.
En caso de que finalmente se logre un candidato único y unitario, con una buena estrategia de gobierno que estimule a votar masivamente y pueda ganar, este candidato está llamado a facilitar el cambio en el mando y viabilizar la transición política en paz.
Pero mientras se ofrezca una recompensa por la captura de Maduro, continúe la investigación en la CPI y la derrota electoral se convierta en su tragedia, el oficialismo se aferrará al poder y en Venezuela no habrá elecciones competitivas ni alternancia en el poder.
En las negociaciones del gobierno con EEUU y la oposición radical, la clave no está en liberar los fondos bloqueados a cambio de mejores condiciones electorales. La clave para destrancar el juego y facilitar un cambio en el mando político es la rehabilitación de los precandidatos a cambio de un pacto de convivencia política que asegure que no habrá persecuciones, juicios ni encarcelamientos contra Maduro y sus colaboradores. Solo así entregarán el poder.
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El cambio en el mando político no garantiza la gobernabilidad. Si algo tenemos que hacer los ciudadanos que nos pronunciamos a favor de la alternancia en el poder por la vía electoral, pacífica y sin traumas, es precisamente el de sensibilizar e interesar al país en el reencuentro y la reconciliación nacional. Y para lograr esto, el escabroso y polémico tema de la justicia transicional tiene que comenzar a ser debatido como un tema clave en la campaña electoral.
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Víctor Álvarez R. Es economista. Investigador/consultor. Premio Nacional de Ciencias.
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