¿Entregará Maduro el poder en caso de perder las elecciones?, por Víctor Álvarez R.
La solución del conflicto político venezolano debe verse como un largo proceso de reconciliación nacional y no como una elección única con un ganador y un perdedor. Los actores en pugna están llamados a reconocer que la solución negociada a la crisis venezolana no puede ser una capitulación del gobierno ni la rendición incondicional de la oposición.
Por su parte, las iniciativas nacionales o internacionales que busquen contribuir a la solución del conflicto político venezolano deben partir de la premisa de que cualquiera de los candidatos puede ganar. No pueden asumir a priori la derrota de Maduro y, a partir de ese supuesto, decretar una transición política. Esto cerraría el camino hacia un acuerdo político con el gobierno que facilite la alternancia en el poder.
En este contexto, los requisitos para lograr una solución electoral y pacífica del conflicto político venezolano se vuelven más desafiantes pero también mucho más claros. La clave para este resultado no está en desbloquear los fondos a cambio de no anular la tarjeta de la MUD, sino en garantizar que no habrá persecución del perdedor después de las elecciones.
Las negociaciones directas entre la Casa Blanca y Miraflores no pueden ser un asunto simplemente transaccional, con Estados Unidos ofreciendo desbloquear fondos a cambio de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) no anule la tarjeta de la MUD y EGU continúe en la carrera presidencial. La clave para romper el estancamiento y facilitar la alternancia en el poder reside más bien en un asunto de mayor nivel que está relacionado con las garantías de no persecución contra quien resulte perdedor de las elecciones, que quedaría desprotegido una vez que entregue el poder.
Estados Unidos, al ser el país que ofrece las recompensas y aplica las sanciones personales, está en una posición clave para influir en el ambiente general de las elecciones y tomar acciones específicas para que no se frustren las elecciones con mayor potencial de retomar la alternabilidad en el poder de manera pacífica. El anuncio de negociaciones directas entre Venezuela y Estados Unidos puede brindar una oportunidad para aumentar las posibilidades de que las elecciones del 28 de julio se desarrollen pacíficamente y conduzcan a un futuro de coexistencia en lugar de conflicto, y a la alternancia de poder en lugar de un gobierno de partido único.
En este sentido, el sector de la oposición que cuenta con el apoyo de Estados Unidos tendrá que apoyar las decisiones que conduzcan a unas elecciones que puedan ser debidamente reconocidas y validadas por la observación nacional e internacional.
Garantías de no persecución
Si la derrota electoral da paso a una ola de persecuciones, juicios y condenas, el oficialismo preferirá aferrarse al poder. Estamos a apenas unos días de las elecciones y el candidato con más opción de ganarle a Maduro no termina de pactar con él garantías de no persecución para que entregue el poder en caso de perder. Para romper esta inercia, en las negociaciones directas entre la Casa Blanca y Miraflores, Estados Unidos está llamado a promover una propuesta pragmática, viable y creíble antes de que el TSJ anule la tarjeta de la MUD y saque a EGU de la carrera presidencial:
- EEUU puede levantar las recompensas, las sanciones personales y la persecución judicial internacional.
- Declarar que en las presidenciales cualquiera puede ganar y mostrarse dispuesto a reconocer una posible victoria de Maduro, validada por la observación electoral nacional e internacional.
- Promover un acuerdo para designar al expresidente como senador vitalicio y a los vicepresidentes como diputados con inmunidad parlamentaria por un período constitucional.
Estas garantías no están alineadas con las decisiones de Estados Unidos pero son claves para solucionar la crisis venezolana. Hay experiencias internacionales que demuestran que con garantías de no persecución se puede lograr la alternabilidad en el poder:
- En Chile Pinochet negoció su designación como senador vitalicio con inmunidad parlamentaria y su continuación como Comandante Jefe del Ejército.
- En Nicaragua Daniel Ortega perdió las presidenciales frente a Violeta Chamorro, pero pactó la ratificación de su hermano como Ministro de Defensa para así mantener el control sobre los cuerpos de seguridad y evitar una cacería de brujas contra el sandinismo.
- Y Nelson Mandela, cuando ganó la presidencia de Sudáfrica en 1994, aceptó que Frederic de Klerk, el presidente del régimen de segregación racial hasta 1994, continuara hasta 1996 como vicepresidente para contribuir así a una transición pacífica y sin persecuciones.
Se trata de ofrecer garantías e incentivos para que Maduro se traslade del Palacio de Miraflores al Palacio Legislativo. Con inmunidad parlamentaria, no quedaría expuesto a la persecución política y el chavismo podría competir en las próximas elecciones. Facilitar la alternancia de la presidencia venezolana pasa por eliminar la reelección indefinida y reducir el mandato a cuatro años con una sola reelección inmediata. Esto enviaría un mensaje importante al chavismo que, en caso de perder, no querrá esperar mucho tiempo para recuperar el poder.
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En definitiva, no se trata de pactar la salida o la quedada sino la convivencia pacífica. En vez de forzar un cambio de régimen, Estados Unidos puede contribuir a que las elecciones del 28 de julio se desarrollen pacíficamente y conduzcan a un futuro de coexistencia en lugar de conflicto, y a la alternancia de poder en lugar de un gobierno de partido único que se eternice en el mando político. Para avanzar en esta dirección habrá que socializar las garantías de no persecución para que puedan ser socialmente comprendidas y aceptadas.
Víctor Álvarez R. Es economista. Investigador/consultor. Premio Nacional de Ciencias. Director del Proyecto Pedagogía Económica y Electoral
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