Erupción en el chat, por Carolina Espada
El “wasap” de Edgardo cayó como un bombazo avinagrado en el chat de los compañeritos del colegio. Edad promedio: 61 años. Amiguitos desde kínder.
Dos meses antes, Malola había creado ese chat con entusiasmo infantil. “¡Si tienen los contactos de otros, convídenlos como Mariamoñitos-me-convidó!”. Gran nostalgia amorosa… ella era la única que quedaba en Venezuela. A la semana ya todos participaban con la algarabía de quien está en el recreo. “Andábamos jugando La Ere y Angelita se hizo pipí” y ese tipo de recuerdos.
Llegó Navidad y se actualizaron con fotos de hijos y nietos y arbolito de Navidad y el perro con un lazote y unos cascabelitos. “¡Tu hija tiene tus ojos y su bebé es igualito a ti!”. Hasta las mascotas tenían un aire familiar. Y Malola, que ya no tenía nadie, inventó: “Mi esposo está estupendo y con las canitas se me está pareciendo a Mark Harmon. Jacinto Jarmon, JajaJaJaja. Mis tres hijos, una maravilla. Luis Felipe se nos graduó Summa Cum Laude, porque salió a mí. Constanza está embarazada. ¡¡¡Voy a ser Abueeelaaa!!! Y Juan Ángel no nos quiso estudiar, pero es sumamente trabajador. Hace seis meses se mudó con su novio, que es un muchacho catalán bien serio. No fue fácil, mi marido tardó en salir de la fase de shock, pero salió. Yo lo que quiero es que mis hijos sean felices”.
Hace unos días, JotaÉ, que es amiguero y redomadamente tonto, trajo al grupo a Edgardo, quien con su revolución a cuestas se había ido a vivir a Finlandia. Desde que se había puesto lanzar emails envenados con curare desde Helsinki -y había sido debidamente mandado para el carajo-, no se había vuelto a saber de él, pero aquí estaba de nuevo. “Somos gente grande, hemos madurado, vamos a convivir con Edgardo y a respetar sus puntos de vista” pensaron todos.
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Y los wasaps continuaron como si nada: Nando, que dejó el karate a unas cuantas patadas voladoras de una cinta negra (y Malola aseguró que ella era cinta rosada tercer Hello Kitty); el sobrepeso como la solución para combatir las arrugas; las fotos blanco y negro de las piñatas y el look “twist a gogó yeyé pata pata”; las inyecciones temidas de gammaglobulina; la letra de la canción Catafal, que fue lo único que aprendieron en la clase de religión de quinto grado; los videos súper divertidos, la música de los 60, una foto sexy de Tom Jones, el cuento íntegro de Panchito Mandefuá, la Gramática de la Lengua Española, muchos memes, stickers y chistes bien gafos. Y -¡qué cosa!- nadie decía groserías, ni vulgaridades, ni siquiera dobles sentidos. Medio insólito. Tampoco se hablaba de política. Insólito y medio. Acuerdo tácito y sobrentendido.
Sandro fue y puso una foto de un cerro nevado y escribió: “Escalando. Ya casi en la boca del volcán Villarica”. “Eso es Chile” acotó el tan instruido Newton y Malola pensó: “No me gustan los volcanes, eso en cualquier momento hace erupción”, pero no dijo nada. Al día siguiente, otra fotografía de Sandro en un lago con un salvavidas apretadito: “Regresando a Santiago después de dos semanas en el Sur de Chile. Visitando hermana, mamá y sobrinos”.
Y Edgardo, que apenas había dicho una que otra cosa desabrida en este grupo tan festivo, escribió sin acentos ni eñe ni comas y un “porque” pegado: “No me digas que están en Chile. Pinhera tiene 8% de aceptación y 100 días de demostraciones violentas que no se detendrán. ¿Porque no se fueron a Francia? Me explico a Guyana francesa que es territorio Outre Mer y se gana en Euros y parlas franchute. Esta muy cerca de Venezuela y permite ir a Guadalupe y Martinica también Outre Mer de Francia. Chile es un país fracasado en su sistema neoliberal. Me perdonas pero esa es la verdad”.
¡¿Quesesto?! ¡¿Guatdefoc?!
Del tiro, Nando se salió del chat y Malola escribió:
“No puedo con tanto resentimiento y tanto trasnocho. No me calo tanto odio y outre merde. Trop de merde”.
Y también se salió y Newton escribió:
“Después de tantos muertos, de tantas tragedias familiares, de tanto dolor, destrucción y genocidio del pueblo venezolano, de tanta traición por favorecer a un proyecto político Castro-comunista, después de que destruyeron el presente y el futuro de varias generaciones de gente noble y buena, hay que tener LAS BOLAS CUADRADAS para venir a hacer apología o propaganda del dizque socialismo, en un canal donde todos somos víctimas directas del proyecto genocida, y más por parásitos que critican al sistema pero viven cómodamente de él. ¿Libertad de expresión, derecho a disentir? ¡Anda a hacer propaganda nazi en un encuentro de víctimas del holocausto a ver cómo te va!”.
Menos mal que Edgardo está bien lejos. Si vivieran todos en Elimperio y estuvieran en bachillerato, segurito que se les aparecía con una ametralladora y los dejaba fritos en el salón de clases.