Espacios para la paz, por Félix Arellano
Autor: Félix Arellano | [email protected]
Uno de los objetivos fundamentales de la comunidad internacional es la construcción de la paz y la convivencia, a tales fines se diseña, entre otros, el sistema multilateral, que representa la plataforma para el diálogo, la negociación y la cooperación; empero, dada la heterogeneidad y complejidad de las relaciones internacionales ese proceso resulta arduo y cargado de obstáculos. En estos momentos podemos apreciar la complejidad del proceso de construcción de la paz en casos como: Corea de Norte, en el histórico conflicto en el medio oriente, el caso específico de Irán e incluso en las difíciles negociaciones entre la oposición democrática y el gobierno venezolano.
Ahora bien, abrirle espacios a la paz a veces requiere de un mayor ingenio creativo y es lo que estamos apreciando con las iniciativas del Presidente de Corea del Sur el Sr. Moon Jaen-in, quien está utilizando los juegos olímpicos de invierno “PyeongChang 2018”, que se están realizando en su país, como alternativa para lograr distensión en el conflicto con Corea del Norte y tratar de establecer algunos caminos para el diálogo. Al apreciar algunos de los recientes acontecimientos se podría expresar un incipiente optimismo; empero, los críticos conservan profundas sospechas sobre las verdaderas intenciones de la dictadura de Kim Jong-un.
Los objetivos iniciales del Presidente Moon se han logrado y con un simbolismo significativo. Corea del Norte se ha incorporado a los juegos olímpicos, con una delegación de 22 atletas en 5 disciplinas. Cabe resaltar que la delegación oficial, de más de doscientos miembros, está presidida por el Sr. Kim Yong-nam, Presiente Honorifico del país y por la Sra. Kim Yo-jong, hermana del dictador. Es la segunda oportunidad en la historia que un miembro de la familia gobernante viaja al país vecino, que se encuentra técnicamente en guerra desde 1953. Pero adicionalmente, las dos delegaciones deportivas coreanas han desfilado juntas en la ceremonia inaugural de los juegos y con una sola bandera. Como jugada geopolítica adicional, la Sra. Kim Yo ha invitado al Presidente Moon a visitar a Corea del Norte, lo que no ha tenido aún respuesta oficial.
El Sr. Moon, al asumir la presidencia en Seúl, destacó como una de sus prioridades retomar el diálogo y la negociación con el país vecino, pero las circunstancias inmediatas, marcadas por la pruebas nucleares de Pionyang y el incremento de las sanciones aprobadas en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y sin voto negativo, habían imposibilitado cualquier esfuerzo de paz. Ahora bien, la creatividad del Sr Moon ha permitido que los juegos olímpicos de invierno abrieran un pequeño espacio para la paz.
La Iniciativa del Sr. Moon nos recuerda la heroica labor de Nelson Mandela, al utilizar el rugby como un deporte para construir convivencia y tolerancia en Suráfrica, proceso que inmortalizaron, John Carlin en su obra “El factor humano” y Clint Eastwood con su premiada película “Invictus”.
Pero los críticos conservan muchas dudas sobre estos interesantes acontecimientos y estiman que forman parte de la estrategia de Kim Jong-un para, entre otros, ganar tiempo y avanzar en el programa nuclear; propiciar divisiones entre los aliados de Corea del Sur, en particular con Estados Unidos, que mantiene una posición muy dura y Japón; y tratar de reducir el impacto de las sanciones aprobadas por el Consejo de Seguridad, sin tener que recurrir a la dura negociación de un acuerdo internacional al estilo de Irán. Todo indica que el objetivo fundamental de la dictadura norcoreana es perfeccionar el programa nuclear y jugar de facto en el club nuclear, como estrategia disuasiva ante las potenciales amenazas de occidente.
Por otra parte, en nuestra situación nacional también está resultando muy difícil lograr espacios efectivos para la negociación y la convivencia. El gobierno bolivariano, mantiene su rígida estrategia de perpetuarse en el poder sin ceder ningún espacio y fortaleciendo su control autoritario. En este contexto, negociar sería claudicar y ceder espacios al enemigo. El ejercicio de República Dominicana ha permitido que la comunidad internacional confirme la perversidad de la estrategia bolivariana y su falso discurso. Ahora bien, la convicción de la comunidad internacional en la defensa de los derechos humanos y la institucionalidad democrática no se debilitan, todo lo contrario, por lo tanto continuará en su esfuerzo con las estrategias jurídicas vigentes o mediante opciones creativas para lograr la paz y la convivencia democrática en Venezuela.
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