¿Estado protector… de mujeres?, por Griselda Reyes
La ley en Venezuela cada vez es más letra muerta. Las mujeres seguimos siendo víctimas de tratos crueles y degradantes por nuestras parejas, engrosamos los titulares de la prensa que registran femicidios y, peor aún, encabezamos la lista de países con trata de personas, siendo un grueso importante de estas, mujeres.
El hambre y la desesperación las saca de sus hogares buscando calidad de vida que el desgobierno que permanece en Venezuela no les garantiza. En su búsqueda de oxigeno no hay quien las oriente, como han solicitado organismos internacionales, sobre los riesgos de lo que hoy se califica como esclavitud moderna.
Lo mismo promotores de la Ley contra la Violencia de Género o de vericuetos legales como la inconstitucional Ley Contra el Odio, poco hacen para poner un coto a la terrible realidad que descata barcos naufragados o islas desiertas cercanas a nuestras costas donde venezolanas son víctimas de los peores abusos sexuales.
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Un enorme estado quebrado, cada vez más burocrático e incompetente no tiene hoy la capacidad real de investigar y condenar a los responsables de estos hechos. Una muestra inequivoca de la incompetencia del Poder Judicial y sus órganos derivados.
Mientras esto ocurre, decenas de madres lloran a sus hijas desaparecidas en el mar, viven con la incertidumbre de a dónde las han llevado a prostituirse o, peor aún, en qué cementerio reposan.
El desgobierno que encabeza Nicolás Maduro no es capaz de garantizar la seguridad de nuestras mujeres dentro de las fronteras, tampoco capaz de evitar que estas padezcan las más graves atrocidades más allá de nuestra fronteras.
Como mujer, madre, ciudadana y miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas nos preocupan poderosamente cifras extraoficiales que señalan que más de 4.000 venezolanos han sido víctimas de este tráfico ilegal entre la Costa de Paria y Trinidad, es hora de empezar a hablarle claro a nuestros ciudadanos para frenar esta dura realidad.