Estamos distantes de la educación a distancia, por Rafael A. Sanabria M.
Dado que el virus covid-19 ha generado una pandemia que hace estragos en el mundo y ante esta situación en el país, las autoridades nacionales han tomado la decisión de aplicar la metodología de la educación a distancia, para poder cumplir con los contenidos del currículo y que los estudiantes no pierdan los períodos académicos que cursan.
En tal panorama la familia ha pasado a jugar un papel importante, como siempre ha debido ser, en la formación de sus hijos. Especialmente en la educación primaria y secundaria, donde debe velar por el fiel cumplimiento de las actividades asignadas, función que está causando cierto malestar de acuerdo a comentarios que se escuchan en la esfera social, pues la institución familiar pareciera que está distanciada de la educación desde hace un buen rato.
El devenir frente al actual reto demuestra que la primera educación a distancia está en el hogar.
Ahora bien, más allá de nominar a la familia como ente primario responsable del acto educativo, hay que tener presente que la educación a distancia requiere de una metodología precisa que implica ciertas herramientas de las cuales se debe valer el estudiante para adquirir con éxito un aprendizaje significativo.
No es sólo asignar actividades por aparatos tecnológicos y regresarlos por la misma vía, la educación a distancia va mucho más allá. Se requiere de una planificación tanto del docente como del estudiante, es necesario un horario para la distribución del tiempo en cuanto a las actividades asignadas, como las evaluaciones de las mismas.
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Ciertamente todo esto está causando incomodidad en los actores del hecho educativo, pues estamos sumergidos en una educación presencial donde el ritmo de trabajo es otro, totalmente diferente al docente y estudiante de este siglo. Están en boga por estos días nombrar las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) como una mera herramienta, pero ésta va más allá del uso y conocimiento de la computadora.
Sin duda este medio ha invadido muchos hogares, ahorrando tiempo y trabajo, que nos permiten llevar a cada rincón el acercamiento de la tecnología.
Pero coloquemos los pies sobre la tierra: no todos los estudiantes y docentes tienen a su alcance las TIC.
Hay que tomar en consideración a aquellos que no tienen la herramienta, no es sólo –insisto– decir solvente, sino brindarle la oportunidad de tener acceso a los avances tecnológicos, entre ellos internet y telefonía celular al alcance de todos, pues Venezuela no es solo Caracas, hay muchos pueblos del interior del país donde sus habitantes no gozamos de internet, ni de señal en sus teléfonos celulares, ¿cómo pueden cumplir con la educación a distancia si carecemos de estas herramientas elementales?
Aunado a esto la situación económica que vive el país, no es la más idónea para ir a un cyber y sentarse 3 horas a cumplir con el requisito, pues estaría gastando un dinero que bien pudiese utilizarse en comida para alimentarse.
Por otro lado adquirir un teléfono móvil inteligente, de alta gama, lo que en el lenguaje cotidiano se dice tan fácil, pero por los momentos el poder adquisitivo del venezolano no está para eso y si lo llega a comprar hay otra realidad la sostenibilidad del plan. Entonces hay que reflexionar, porque el que no tenga las herramientas de comunicación se quedará excluido de la educación a distancia.
No critico las TIC: son eficaces herramientas. El detalle está que no todos tienen el acceso a ellas. Comencemos entonces por brindarle al pueblo el acceso a ellas. Sin duda las dificultades y el dinamismo del mundo moderno nos enfrentan con frecuencia a situaciones novedosas para las cuales no existen recetas.
Ello exige la búsqueda de nuevas formas de ver y abordar los hechos, el mantenimiento de una mente abierta y ágil, y muchas veces un cambio de actitud que facilite el desarrollo de la creatividad. Son estas las condiciones necesarias para resolver lo que se nos presentan en la vida diaria, como miembros de una familia o institución y de la sociedad en general.
El llamamiento es a las autoridades para que le busquen solución al problema de aquellos que no tienen acceso a las TIC, sin convertir el planteamiento en una panacea, sino responder con una metodología coherente que permita afrontar y resolver la carencia de aquellos que también desean disfrutar el maravilloso mundo de la tecnología. Según Arthur C. Clarke. “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.