Este apretado 2022 para la democracia, por Luis Ernesto Aparicio M.
Twitter: @aparicioluis
Este año que comienza, la democracia, nuevamente, estará frente a tres procesos que le pueden significar un mayor desgaste o un grado más para irse fortalecimiento ante las amenazas y la falta de credibilidad como sistema, por parte de los ciudadanos latinoamericanos.
A partir del próximo mes se celebrarán tres procesos electorales de suma importancia: en febrero Costa Rica, mayo Colombia y finalmente en octubre Brasil. Los habitantes de estos países, los autorizados para ejercer el voto acudirán a las urnas y así elegir, cada uno, al presidente que manejaría sus destinos políticos y administrativos.
Las dos grandes preguntas que queda por hacer serían, ¿qué pasará?; ¿cómo votarán los ciudadanos? Para responderlas, debemos pasar por recordar que en Latinoamérica en once de los doce procesos celebrados desde 2019, han triunfado los candidatos opositores junto a sus organizaciones políticas. Esto incluye que las tres elecciones se decidirían en segundas vueltas, ya que los tres procesos, en sus sistemas electorales, poseen esa variante de la segunda vuelta. A ellos se les agrega la incertidumbre sobre quienes serían los dos candidatos elegidos para llegar a ella.
En Costa Rica, el sistema habla de que el candidato más votado supere el 40% de ellos y de esa manera poder evitar la segunda vuelta; mientras que en Colombia es el 50% más uno de los votos válidos, mientras que en Brasil es el 50% de los votos emitidos.
Esto puede implicar que todos vayan a una segunda vuelta y como ya todos sabemos, al final, en la segunda vuelta, los ciudadanos se soslayarían a votar más por aquel que le suponga más inclinados o menos rechazo, por así decirlo.
Ya pronto, el 06 de febrero, votará Costa Rica para sustituir al actual presidente Carlos Alvarado y podemos asegurar que se irá a un balotaje el 03 de abril y así decidir quién sería el próximo gobernante de esa nación, cuya situación, como la mayoría de los países latinoamericanos predispone al voto castigo, a dejar muy por debajo a los candidatos oficialistas, como ocurriría entre los ticos quienes, en los últimos sondeos, han manifestado su inconformidad ante como se han venido manejando sus problemas más críticos, entre los cuales se encuentra ese elemento perturbador para cualquier gobernante: la pandemia originada por el covid-19.
No obstante, en Costa Rica ya se pueden identificar a dos candidatos que se encuentran muy distanciados de los demás, en cuanto a los índices de preferencias. Estos son, el exmandatario José María Figueres del partido Liberación Nacional y Lineth Saborío del partido Unidad Socialcristiana, mientras que todavía se conserva la presencia del religioso Fabricio Alvarado, quien continua como la posible sorpresa, tal y como ocurrió en 2018. Lo cierto es que este país puede estar volviendo a la vieja preferencia política hacía los partidos tradicionales; al conocido bipartidismo.
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Por otra parte, en Colombia, el 29 de mayo, menos de cinco meses, acudirá a las urnas para la primera vuelta. Y decimos primera vuelta puesto que, a menos que ocurra algún hecho trascendental, ningún candidato se encuentra más allá del porcentaje requerido y de esa manera evadir una segunda vuelta. De tal manera que todo apuntaría a una segunda vuelta el 19 de junio.
Y siendo uno de los países más importante de la región, tendríamos que repetirnos, y esta vez con más insistencia, cuál es el candidato con mayor opción. ¿Alguien de Centro como el exalcalde de Medellín, Sergio Fajardo?; alguien de derecha como, el también exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez; o el favorito en las encuestas, ¿el senador Gustavo Petro?
Para esas preguntas, hasta la fecha, no tendríamos otra respuesta posible como la de sentenciar que, en efecto, Gustavo Petro sería el próximo presidente de Colombia. Sin embargo, las otras opciones todavía se encuentran en un proceso de revisión y despegue hacia el terreno electoral ya que la coalición de centro, la llamada Centro Esperanza y el equipo por Colombia, que es la ubicada en la centroderecha, no han decidido la totalidad de sus candidatos, y hasta que eso no ocurra, es difícil determinar si habría alguien de peso que pueda detener la llegada de Petro a la presidencia.
No hay duda de que Petro tiene mucho que demostrar por su posición ante las elecciones pasadas, además que le ha favorecido la errática política gestión del actual presidente Iván Duque. Por otro lado, ha pasado que aquella máxima de que la izquierda en Colombia representa el atraso y la violencia, comenzó a cambiar ante la opinión pública, desde los tratados de paz y Gustavo Petro, junto a otros dirigentes de izquierda han venido corrigiendo el rumbo y esa percepción, lo que está generando una movilización de la preferencia desde el centro y la derecha, hacia la izquierda.
Pese a lo dicho, nos atrevemos a decir que si Sergio Fajardo, termina siendo uno de los candidatos que entraría a “la cancha”, las posibilidades de Gustavo Petro se verían disminuidas, puesto que Fajardo, sin duda alguna, lleva más posibilidades de consolidar una unidad de la derecha y parte del centro, alrededor de su candidatura. Pero eso está por verse.
Mientras que para la última y gran elección que se celebrará en América Latina, tendrá como escenario al llamado coloso latinoamericano: Brasil. La primera vuelta está pautada para el próximo 02 de octubre y hasta ahora Jair Bolsonaro, mantiene sus aspiraciones de continuar gobernando a ese país y tendrá como contrincante al expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, quien se encuentra liderando las encuestas.
Como la canción,” veinte años no es nada”, en Brasil ocurre lo mismo para la política que tendrá un espacio de diez meses antes de llegar a uno de los momentos decisivos. De allí que todo pudiera cambiar, incluyendo la posibilidad de que el exmagistrado Moro pueda sorprender. A ello se suma la posibilidad de una tercera vía, impulsada por el partido del expresidente Fernando Enrique Cardoso, del partido de la Socialdemocracia brasileña, pero todo dependerá de unas negociaciones que, se dice, se están realizando en Brasil, al menos para la segunda vuelta, si es que se llega a ella, puesto que todo indica que, en este proceso electoral, Lula, lograría evadir la segunda vuelta, gracias a la pésima y amenazante gestión de Jair Bolsonaro.
Con este escenario nos atreveríamos a pensar que el desplazamiento de mucho voto proveniente de la derecha y de algunos moderados, será de mucha importancia para los candidatos que se encuentran dentro de las propuestas de izquierda. Todo por el debilitamiento de las representaciones de otras tendencias, generado por el sufrimiento económico, el aumento de la desigualdad, el descontento con los gobernantes de turno y sobre todo por el mal manejo que estos gobernantes han tenido ante el covid-19, quien con el pasar de los días se convierte en el contrincante a vencer si se trata de participar en algún proceso electoral.
Solo nos queda seguir observando, muy de cerca, la situación de la democracia, su evolución hacia su mejor momento o su caminar hacia el despeñadero. Todo dependerá del pulso del ciudadano, de su decisión, pero por sobre todas ello, el futuro desempeño de los nuevos gobernantes que serán elegidos este apretado 2022.
Luis Ernesto Aparicio M. es Periodista Ex-Jefe de Prensa de la MUD
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