Estudio IESA: Solo 14% de las empresas recibió un crédito comercial
Entre las principales conclusiones a las que se llegó en el evento Outlook 2025 realizado a finales del año 2024 en el IESA, en el que el profesor Richard Obuchi presentó un mapa de ruta con enfoque empresarial, se destaca que 68% de los establecimientos compiten con empresas informales, en desigualdad de condiciones, y 86% de las empresas en manufactura dicen tener competencia de productos importados
Uno de los principales obstáculos al que se podrían seguir enfrentado las empresas venezolanas en el 2025 es la escasez de financiamiento, pues solo 14% reportan haber recibido crédito comercial; y para solventar esta situación, muchas compañías
han recurrido al capital propio, a la emisión de deuda y a la utilización de ganancias retenidas. Pero, estas soluciones no son sostenibles a largo plazo y limitan las opciones de inversión y crecimiento.
Esta fue una de las principales conclusiones a las que se llegó en el evento Outlook 2025, realizado a finales del año 2024 en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), en el que el profesor Richard Obuchi presentó un mapa de ruta con enfoque empresarial, basado en una recopilación de datos provenientes de múltiples estudios realizados por la institución a lo largo de los últimos años.
Estas investigaciones han permitido identificar que las empresas venezolanas enfrentan múltiples desafíos este año, a pesar de mostrar algunos signos de recuperación, lo cual pone a prueba sus capacidades de adaptación y crecimiento.
Según Obuchi, «las empresas han logrado financiar su capital de trabajo y algunas sus inversiones en activos, pero principalmente a través de capital y patrimonio». Esto significa que muchas compañías han tenido que recurrir a fondos propios o a endeudarse con terceros, lo que puede generar una mayor presión financiera.
La crisis de los servicios públicos, especialmente de la electricidad y el agua, ha afectado significativamente la operatividad de las empresas. El 91% de las compañías consultadas por la más reciente investigación en la que participó Richard Obuchi, reportaron fallas en el suministro eléctrico, lo que ha obligado a muchas a invertir en plantas generadoras propias. Esta situación no solo representa un costo adicional, sino que también afecta la productividad.
Como consecuencia de esta situación, «45% de las empresas privadas tienen plantas eléctricas, 16% aproximadamente tienen un pozo de agua, según esta estimación, 22% de la energía consumida por el sector industrial es autogenerada», señala Obuchi.
Carga tributaria
La carga tributaria también se ha incrementado en los últimos años, y como evidencia de ello, para finales del 2024, el Seniat había recaudado 108% más en comparación con el año anterior. Esta mayor presión fiscal ha reducido los márgenes de ganancia de las empresas y ha aumentado sus costos de cumplimiento.
Sumado a ello, Obuchi advierte que «el gerente invierte en promedio 14% de su tiempo en la semana atendiendo asuntos regulatorios», una situación que genera una carga administrativa adicional para las empresas y desvía recursos que podrían destinarse a actividades más productivas.
Otro gran desafío que refiere el economista ha sido la migración de profesionales, la cual ha generado una escasez de talento cualificado en el mercado laboral venezolano. Más de la mitad de las empresas encuestadas reportaron dificultades para encontrar trabajadores calificados. «Esta situación dificulta la implementación de nuevos proyectos y la adaptación a las nuevas tecnologías».
Sin embargo, Obuchi explica que no es solo el conocimiento experto/técnico lo que le hace falta a las empresas, sino que estas también buscan habilidades como «honestidad, compromiso, resolución de problemas, educación y conocimiento básico del trabajo», lo que refleja la necesidad de un perfil de trabajador más completo y adaptable.
Desigualdad de condiciones
Finalmente, la recuperación económica ha realzado otro obstáculo: el aumento de la competencia, tanto a nivel nacional como internacional. El 59% de las empresas encuestadas reportan competir con más de cinco otras. Además, la informalidad y la competencia de productos importados representan una amenaza adicional para las empresas formales: 68% de los establecimientos compiten con empresas informales, en desigualdad de condiciones, y 86% de las empresas en manufactura dicen tener competencia de productos importados.
«El consumidor venezolano y la economía venezolana se han transformado de forma radical en los últimos años», destaca Obuchi, ya que esta nueva realidad exige que las empresas se adapten a las nuevas preferencias y hábitos de consumo de los consumidores. Para ser competitivos en la economía venezolana, explica el profesor, las empresas deben priorizar la mejora de la experiencia del cliente, la eficiencia operativa y la adaptación a un entorno cambiante.
Las empresas venezolanas enfrentan un panorama complejo y desafiante en este 2025. Es por ello que, para superar estos desafíos, Obuchi recomienda adoptar un enfoque proactivo y estratégico, centrándose en la innovación, la flexibilidad y la eficiencia. Asimismo, es fundamental invertir en el desarrollo del talento humano, fortalecer las relaciones con los clientes y buscar alianzas
estratégicas.
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