«Exceso de Presente», por Leandro Area
Así se llama un libro de mi autoría (poesía), que junto a otros (jurídicos y de Ciencia Política) presentó, culpa inolvidable de Francisco Yáñez, amigo y colega, la Fac. de Ciencias Jurídicas y Política en el Palacio de las Academias de Ciencias Políticas y Sociales, el jueves 11 de noviembre de 1997.
Ese evento se efectuó, en coordinación de ambas instituciones, puntualmente como corresponde, y ejecutivamente organizado por la muy paciente y decidida amiga Irene Torres Arends (en la foto) en compañía de su equipo.
Sendas intervenciones laudatorias como corresponde no se hicieron esperar, y si mal no recuerdo alguno de los Académicos remató su discurso con aquello de que: «Erant in ea legione fortissimi viri, centuriones, qui primis ordinibus appropinquarent,Tito Pullo et Lucius Vorenus». O sea.
Llegó el «momentum» de las presentaciones y cada quien pasó al estrado, con o sin padrino. Se regaron pétalos de rosas rojas sobre las obras; se aplaudió a mares y llegó al fin el tan esperado brindis
Yo me puse mis mejores galas y llevé de padrino al Rey del Hit en Venezuela, Víctor J. Davalillo R. ,»Vitico», nacido en Cabinas, Edo. Zulia, Venezuela, el 31 de julio de 1936.
Aquello fue como un jonrón del 9° bate con tres en base en el último inning perdiendo por tres frente a las caras boquiabiertas del público presente.
Para mí Vitico corresponde a uno de los amuletos vitales que no vendo ni permuto por nada. Resguardo personal.
Huella invisible, impagable y solidario en su excelso trabajo como jugador de pelota.
Qué orgullo guardo, agradecimiento impagable, fe de memoria, pasión por mi país, esperanzas por construir.
Toda esa energía en buena medida se la debemos a personas que con humilde tesón nos llenan de alegría, de magia, de nosotros. Gente de uno y de todos.
Allí dejó para los queridos incrédulos y comparto con todos, una de las fotos de ese día que se pasean por el corazón de mis tesoros.
Igual transcribo el poema, «O insistimos o erramos» que me inspiró su ejemplo, conducta ciudadana y deportiva, que fueron las razones que me llevaron a convencerlo, brete nada sencillo, para que aceptara apadrinar la poesía de este mortal en sitios tan augustos y distantes de los terrenos donde se bate el cobre del beisbol.
Leamos juntos pues,
si gustan:
O insistimos o erramos
Lo nuestro es ganar Vitico
pero para vencer
primero tenemos que empatar.
Juega para el equipo
no para la gloria
o para tu average personal.
Deja el bronce para después
primero el polvo.
Dependemos de ti
hermano.
No inventes.
Toca la bola.
No te dejes llevar
por el rumor
que surge
de entre la muchedumbre dispersa
que te pide
un vuela cerca,
un entre dos,
un por la raya de cal
para barrer
con el otro
de un soberano
estacazo.
Mira que tenemos
dos hombres en base sin outs
y es el juego final.
Tienes que sacrificarte.
Estamos en tres
y dos.
Asegura Vitico, amarra,
perdemos por una
y el pítcher es curvero, zurdo como tú y anda por la goma.
O empatamos o perdemos.
No inventes Vitico.
Coge la seña.
Toca la pelota.
Trátala como a un recién nacido
con bate de seda.
Sorprende.
Que la redonda
se deslice suavemente,
enyoyada,
gateando sobre la grama verde,
mansita.
Hazla invisible
frente a la destreza
del contrario
y empújate a correr.
Toca o quién sabe.
A estas alturas del juego
es mejor cualquier cosa que inventar.
O insistimos
o erramos.
O hacemos
o nos hierran.
Coje la seña.
Juega a seguro,
pajarito.
Ponle.
(!Salud Vitico!
!Larga vida!
!Mis respetos y afecto!)