Exigencias al CNE, por Teodoro Petkoff



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Teodoro Petkoff | octubre 4, 2005

El CNE, por una parte, y los observadores nacionales (Ojo Electoral) e internacionales (OEA y eventualmente la Unión Europea, si es que el gobierno no sigue dejando pasar el tiempo para que “prescriba” la invitación que debe hacerle) deben prestar atención, entre otros, a los siguientes aspectos.

 


1 En las Juntas Electorales Municipales y Regionales no existe ninguna clase de mecanismos institucionales de comunicación con los partidos políticos (al menos con los de oposición) y por lo general aquellas Juntas se niegan a atender a los representantes de estos cuando lo solicitan. Es obvio que así como el CNE creó una instancia para mantener, institucionalmente, contactos con los partidos políticos, ese mismo dispositivo debe existir en los niveles municipales y regionales. En la actual situación no hay manera de plantear y, mucho menos, resolver quejas o reclamos de los partidos políticos y otros actores electorales. Estos se encuentran, así, en estado de indefensión. El CNE debe dictar pautas sobre la materia y los observadores nacionales e internacionales tener en cuenta lo que ocurra a este respecto.

 


2 Es preciso que el CNE dicte normas claras y rigurosas sobre el rol de la Fuerza Armada. La ley establece cuál es la misión del Plan República, que no es otra que la atinente al orden público y a la custodia del material electoral, pero en muchísimos sitios del país —tantos que pareciera que se trata de un procedimiento operativo decidido arriba, de cumplimiento general— los militares asumen prácticamente el control de los centros de votación y de las mesas. Es así como, por ejemplo, a los testigos de los partidos de oposición les niegan, los militares, el acceso a los locales donde funcionan centros y mesas de votación e incluso se ha llegado al caso de que, detectada su presencia dentro de los locales, se les ha echado de ellos. Esto no sólo ha ocurrido en los pueblos pequeños y apartados sino también en las grandes ciudades. Es una práctica bastante generalizada. El CNE no puede permitir que esto vuelva a ocurrir y debe garantizar la presencia de todos los testigos debidamente acreditados. Los observadores deben estar atentos ante esta marramucia. Por cierto, el CNE debe impedir, así mismo, esa artimaña de la entrega tardía de las credenciales a los testigos de los partidos de oposición.

También a esto deben prestar atención los observadores.

 


3 De acuerdo con la Ley del Sufragio y los propios reglamentos del CNE, el escrutinio es un acto público.

Sin embargo, en incontables sitios, sobre todo en el interior, los militares, una vez concluido el acto de votación, en otro abuso de autoridad, han cerrado las puertas impidiendo la presencia de los ciudadanos.

Esto es ilegal y el CNE debe hacer valer la normativa existente.

Los observadores deben estar atentos a esto.


 

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