Explique, Presidente; por Teodoro Petkoff

En septiembre de este año, TalCual publicó una información según la cual, por decisión del gobierno, los pagos que debían hacer los usuarios de servicios notariales y registrales, tenían que efectuarse solamente en cinco bancos: cuatro de ellos estatales y uno solo privado. ¿Adivina el lector qué banco privado gozaba de esta manguangua? Si pensó en el Canarias, la pegó. Ahora bien, ¿de quién dependen notarías y registros? Tenemos entendido que del Ministerio del Interior y Justicia, cuyo titular es el joven Tareck El Aissami.
Si la investigación de este escandaloso atraco a la Nación fuera algo serio, el Presidente debería comenzar por preguntar a su ministro del Interior si el responsable de la jugada fue él mismo y, en ese caso, qué razones lo movieron para otorgar al Banco Canarias tamaño privilegio. Hay una cuestión adicional.
Los ministros están obligados a presentar al Presidente los llamados «puntos de cuenta», que no son otra cosa que una enumeración de las disposiciones que pretenden tomar, para las cuales el Presidente debe dar su «visto bueno». ¿Presentó El Aissami este punto de cuenta al Presidente? Si lo hizo, ¿al Presidente no le llamó la atención esa protuberante anomalía? También cabe la posibilidad de que en este gobierno, donde el Presidente sólo se reúne con sus ministros para los shows dominicales y los asuntos cotidianos los lleva el vicepresidente Carrizález, haya sido éste quien tomara nota del tema Canarias, para aprobarlo. En todo caso, en el Alto Gobierno nadie puede decir que Fernández actuaba a sus espaldas. Todo lo hacía a la luz del sol de Miraflores.
Tan cierto es esto, que hace a l g u n o s meses, en una empresa procesadora de aluminio, con sede en Guacara, Alucasa, en la cual el Estado tiene el 51% de las acciones, su presidente, para la época un señor Henry Mijares, solicitó de la directiva autorización para abrir una cuenta de la empresa en el Banco Confederado, casualmente también propiedad del señor Fernández Barrueco; a la pregunta de un directivo de por qué, si la empresa está en Carabobo, debía abrirse una cuenta en un banco localizado en Margarita, el señor Mijares respondió textualmente, que se trataba de «una orden del presidente Chávez».
¿Mintió el señor Mijares, quien estaría guisando por su cuenta y se escudó en Chacumbele, o, simplemente, se limitó a cuadrarse ante una de esas llamadas de Miraflores que no podía darse el lujo de desatender? Visto el desarrollo de los acontecimientos, existen razones para pensar que se trata de lo segundo. ¿Tendría la amabilidad el Señor Presidente de explicarle a sus conciudadanos, tanto a los de franela roja como a los que lo adversan, qué razones patrióticas lo movieron para ordenarle a una empresa del Estado que abriera una cuenta en el Banco Confederado, perteneciente al boliburgués que hoy tiene preso en la Disip y alto pana del señor Adán Chávez Frías?