Extremista responsable de matanza en Nueva Zelanda imputado por asesinatos
El extremista de ultraderecha hizo el signo de los supremacistas blancos ante el tribunal de la ciudad de Christchurch, que este sábado lo inculpó por asesinato
El australiano Brenton Tarrant, de 28 años, expreparador físico y “fascista” autoproclamado, escuchó impasible la lectura de los cargos en su contra durante una breve audiencia a puerta cerrada, a la que solo asistió la prensa por razones de seguridad.
De pie, esposado y ataviado con una bata blanca de detenido, Tarrant hizo con la mano derecha el signo de OK, uniendo pulgar e índice, símbolo utilizado en todo el mundo por los adeptos del supremacismo blanco.
Tarrant permanecerá en prisión hasta su próxima comparecencia, prevista el 5 de abril.
En el exterior de la corte fueron desplegados agentes de la policía de élite fuertemente armados.
Frente al tribunal, los hijos de un hombre afgano de 71 años, Daoud Nabi, que murió en la matanza, clamaban justicia.
“Es monstruoso. Eso es algo que va más allá de la imaginación”, se lamentaba uno de los hijos de Nabi
La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, calificó de “terrorista” el ataque y dijo que fue una de las “jornadas más sombrías jamás vividas por Nueva Zelanda”, reportó AFP.
El balance de víctimas mortales ascendió a 50 luego de que las autoridades hallaran un cuerpo en la tareas de evacuación de las dos mezquitas. La policía anunció que 36 personas siguen hospitalizadas.
Ardern subrayó que las víctimas o heridos del atentado –el más sangriento de la época contemporánea contra musulmanes en un país occidental– venían de varios países musulmanes.
Portando un velo oscuro, la primera ministra neozelandesa se reunió este sábado con supervivientes y familiares de las víctimas, en un colegio que se transformó en centro de informaciones para los afectados por la matanza.
Sahra Ahmed, una neozelandesa de origen somalí, se sintió emocionada por el gesto de Ardern. “Significa mucho para nosotros. Es como si nos hubiese dicho: ‘Estoy con ustedes’”, afirmó.
“Seguimos amando a este país” afirmó por su lado Ibrahim Abdul Halim, imán de la mezquita de Linwood, una de las dos atacadas, y prometió que los extremistas “jamás mermarán nuestra confianza”
Esta tragedia ha conmocionado a Nueva Zelanda, un país de cinco millones de habitantes, y donde solo el 1% de la población se declara musulmana. En este país, que se enorgullece de ser un lugar apacible y acogedor, se registran apenas unos 50 asesinatos por año.
Un gran movimiento de solidaridad interconfesional se ha apoderado de todo el país, con millones de dólares de donaciones, y compras de alimentos halal para las víctimas. Muchos neozelandeses se propusieron para acompañar a los musulmanes que tenían miedo a salir a la calle.
Ardern había asegurado en una rueda de prensa que el sospechoso había acumulado todo un arsenal y tenía permiso de armas. La primera ministra prometió reformas. “Les garantizo que nuestras leyes sobre armas van a cambiar”, dijo
Al menos dos armas semiautomáticas, seguramente AR-15, y dos fusiles fueron usados por el agresor. Algunas armas fueron modificadas para ser más eficaces, explicó Ardern.
El país había restringido la legislación de acceso a armas semiautomáticas en 1992 tras una matanza de 13 personas en la ciudad de Aramoana, en la Isla Sur.